Sin discusión, Mark Zuckerberg fue la estrella del Mobile World Congress, y su brillo eclipsó el de los habituales protagonistas del evento. Hasta el punto de que los operadores, que soportan la mayor carga económica del ente organizador, parecieron asumir resignados un papel de secundarios en el reparto. En una mesa redonda, el moderador preguntó al CEO de Vodafone, Vittorio Colao, por su opinión sobre la consolidación del sector en Irlanda. Entre molesto y zumbón, Colao respondió: «anda por aquí un tipo que tiene 1.000 millones de usuarios y acaba de comprar otros 500 millones, pero a mí se me pregunta por Irlanda». Según un cotilleo de la prensa británica, esa noche Colao cenó con Zuckerberg.
Lo más obvio es comentar que, por fin, Zuckerberg ha encontrado un modelo de negocio para Facebook, que ese modelo se resume en la publicidad móvil, pero genera una demanda que atormenta a los propietarios de las redes por las que circula el torrente sanguíneo de datos entre los usuarios de la red social, y los obliga a buscar fórmulas para equilibrar (que tampoco) ingresos con tráfico. Frente a quienes últimamente advertían que muchos adolescentes empiezan a desertar de Facebook, Zuckerberg ha dado un golpe – ya se verá si tan maestro como dicen sus epígonos – de comprar What´s App, cuya popularidad entre los adolescentes nadie pone en duda.
Que el precio acordado es objetivamente alto, admite poca discusión. La controversia se centra en si está justificado o no, y para pronunciarse sobre esto habría que conocer qué piensa hacer Zuckerberg con su nueva propiedad. Por esto conviene dividir el análisis en dos partes.
Primera parte. Haciendo momentánea abstracción del precio, el estatus de Facebook ha cambiado, y el impacto que ha tenido en el evento de Barcelona lo demuestra. De hecho, aunque esta afirmación pueda sorprender, es la primera compañía de telecomunicaciones del mundo por número de usuarios, y la adición de What´s App robustece esa condición. Que no se le reconozca formalmente ese estatus es en realidad una ventaja para Facebook, porque la libra de sufrir las rigideces regulatorias que agobian a los operadores en cuyas infraestructuras se apoya. Por otro lado, no tiene necesidad de involucrarse en actividades de marketing y distribución, como sí ocurre a los fabricantes de móviles: le basta con pagar a Apple y Google para estar en las respectivas app stores, un vasallaje mínimo.
Entre los operadores auténticos, los que explotan servicios de voz y datos, sólo China Mobile y Verizon exhiben una capitalización en bolsa superior a la de Facebook. Hace falta sumar cuatro grandes europeos (Vodafone, Telefónica, Deutsche Telekon y Orange) para alcanzar un valor bursátil apenas más alto que el de Facebook.
Mientras los operadores se quejan de la canibalización de sus ingresos por parte de los OTT [Colao y César Alierta repitieron en Barcelona los reproches sin que los reguladores europeos presentes o ausentes se dieran por aludidos], Facebook pisa el acelerador. Incluso se permitió recomendarles que el acceso a Internet sea gratuito en los países del tercer mundo, para cuya población Internet es sinónimo de Facebook + What´s App y poco más.
La coincidencia en el Mobile World Congress – premeditada – de Zuckerberg y Jan Koum, fundador de What´s App, ha dado aún más alas si cabe al papel de Facebook en el mercado de las comunicaciones móviles. Koum aprovechó el escaparate global para anunciar que prepara el lanzamiento de un servicio de voz de bajo coste, empaquetado con su mensajería. Tras haber demolido los ingresos de los operadores por mensajes de texto, se apresta ahora a competir con Skype en la voz sobre IP, aunque también podría optar a actuar como operador móvil virtual allá donde esta figura jurídica le convenga. Según dijo Koum, ya ha negociado un acuerdo con E-Plus, la filial de KPN en Alemania (en proceso de fusión con la de Telefónica en ese país). Por parte de los operadores encontrará disposición a negociar. Al respecto, Colao vino a recordar la fragmentación del sector en Europa, donde hay 187 operadores.
Por un lado, Facebook ha sido la empresa del sector que más incrementó su valor en 2013. Por otro, la masa crítica de What´s App es impresionante. En enero, sus usuarios enviaron una media de 18.000 millones de mensajes por día, cifra que prácticamente iguala los 19.500 millones de SMS diarios enviados durante 2013 por las redes de los operadores. Con el apoyo financiero de Facebook, podría quizás desarrollar un nivel de mensajería premium para empresas o para particulares exigentes. Que What´s App avise de que mantendrá su funcionamiento separado del de Facebook [lo que no impedirá que compartan centros de datos y recursos humanos] permite inferir que su monetización no se basará en la publicidad. Por este lado, es poco probable que los reguladores de la competencia pudieran poner objeciones al plan.
Segunda parte. No se puede hacer abstracción, ni siquiera momentánea, del precio que ha aceptado pagar Facebook por What´s App. Multiplica por 11 y por 12 lo que Google pagó por YouTube o eBay por PayPal. En una comparación más pertinente, a Microsoft le costó 2.000 millones la compra de Skype. Y a Facebook 1.000 millones quedarse con Instagram. De ahí que hayan surgido los temores a una reedición de la burbuja del año 2000. Es un argumento superficialmente atractivo, pero que hoy por hoy no soporta el análisis.
Como What´s App no cotiza en bolsa, un eventual fracaso de sus planes recaería directamente sobre los accionistas de Facebook, que habrían pagado demasiado por una empresa sobrevalorada. Pero no hay que olvidar que esa demasía está en proporción 80:20, en la que la mayor parte se pagará en acciones, que en tal caso rebajarían su valor… y el coste. No es la primera vez que ocurre una desvalorización: por ese trance han pasado Google, Microsoft y HP, entre otras, sin que se derrumbara el firmamento. Pero incluso ese extremo podría tener un efecto positivo, al cortar la tentación de sobrevalorar otras empresas de Internet sólo en función del número de usuarios. Los teóricos de la «economía de la atención» se llevarían un chasco, que les estaría bien empleado.
¿Cuánto vale un operador? Sin ir más lejos, Telefónica cerraba la semana pasada con 70.000 millones de dólares, 3,7 veces el precio que Zuckerberg pagará por una empresa sin activos y prácticamente sin ingresos. Yendo lejos, Verizon, número uno en Estados Unidos, ha pagado 130.000 millones a Vodafone por su filial Verizon Wireless, que tiene 97 millones de clientes de contrato: cada usuario genera 670 dólares por año.
Esta última cifra ni en sueños puede esperarse de What´s App. Por consiguiente, la monetización deberá venir por otra vía: Zuckerberg dijo el otro día, en defensa de la transacción, que otros servicios de mensajería generan sin esfuerzo 2 a 3 dólares por usuario [pero está muy lejos de ser el caso de What´s Appp].
Hay, por supuesto, elementos cualitativos que considerar. Los 19.000 millones son el precio de mantener a What´s App fuera del alcance de Google y Microsoft. Hay otro aspecto, la política de afectación del capital que sigue Facebook: mientras prácticamente toda la industria dedica una parte de su tesorería a comprar acciones propias y a pagar dividendos, la compañía de Zuckerberg invierte en ampliar su perímetro. Esto parecen haberlo valorado positivamente los inversores, que al día siguiente de anunciarse la operación hicieron subir el valor bursátil de Facebook en 4.000 millones de dólares, que es el equivalente a la proporción pagadera en dinero líquido. Si se mantienen en esa tesitura, podrá decirse que lo comido por lo servido.