7/04/2014

Windows: pizza para 1.500 millones

El título no es del cronista, sino de un directivo de Microsoft durante una sesión de la conferencia Build para desarrolladores, reunida por Microsoft de miércoles a viernes de la semana pasada en San Francisco. Se puede entender como una metáfora ingeniosa de la dificultad que entraña contentar a la enorme base de usuarios de Windows con ingredientes dispares. Muchos piensan que Microsoft ha ido demasiado lejos con Windows 8, al forzar a millones de usuarios a renunciar de golpe al interfaz desktop y saltarse la ´curva de aprendizaje` de las teselas táctiles interactivas. El intento de enmendar el error con Windows 8.1 se ha quedado corto y requerirá al menos darle un par de vueltas más.

Satya Nadella

Satya Nadella

Terry Myerson, VP ejecutivo y responsable de los sistemas operativos, fue el encargado de presentar en Build 2014 la primera actualización de 8.1, que estará disponible gradualmente a partir de mañana. El menú de inicio recobra la primacía y deprime el papel del ´estilo Metro`, una solución híbrida que dará paso a más modificaciones en la «próxima iteracción» de Windows. Frase de Myerson lo bastante ambigua como para que unos la interpretaran como una segunda actualización este año o directamente como el supuesto Windows 9, que podría aparecer por estas fechas en 2015.

Este baile de anuncios a medias, con su siembra inevitable de pistas falsas, ha desconcertado a algunos comentaristas. Convendría no perder de vista que no se trata en este caso del ciclo ritual de corrección y reemplazo de un Windows fallido, sino de que cuanto antes se proceda mejor para todos: está en juego el ritmo del cambio de modelo de negocio que explica por qué Satya Nadella ha tomado el timón.

Dos meses después de tomar posesión del cargo de CEO, Nadella ha dejado otra frase para el recuerdo: Microsoft no puede seguir actuando como si fuera dominante, tiene que mirar adelante con maneras de challenger. El cambio de lenguaje y de estilo no debe hacer olvidar que el proceso que ahora sale a la luz fue iniciado por Ballmer, quien tuvo la inteligencia de entender que otro debía encargarse de consumarlo.

El viejo modelo de negocio – cobrar por la venta de software – no es sostenible en las nuevas circunstancias, este es el mensaje subyacente. Nadella ha aceptado como un hecho lo que para cualquiera es evidente: no se puede insistir en que todos los dispositivos que usen software de Microsoft estén basados en Windows. Lo que no obsta para que el centro de la conferencia fuera una vez más Windows, porque sin el concurso de los desarrolladores no hay estrategia de recambio posible.

Aunque se llevó los titulares, quizá la actualización de 8.1 fuera la novedad menos explosiva de las anunciadas. Myerson anticipó que los desarrolladores podrán construir aplicaciones universales, capaces de funcionar sobre tres plataformas: Windows, Windows Phone y Xbox, con un runtime común, de manera que el código de una aplicación pueda reutilizarse para diferentes dispositivos, y el usuario que la compra pueda ejecutarla en «varias pantallas».

Esto abre otra fase de una evolución que dentro de Microsoft se debatió durante años: ¿debería ser Windows Phone sólo una variante técnica del Windows para PC o un sistema operativo diferenciado? La discusión, que condujo a Windows Phone a la marginalidad, parece ahora zanjada: se confirma que Windows pasará a ser un entorno no exclusivo para múltiples plataformas propias. En lugar de unificación, sería más lógico hablar de apertura en múltiples direcciones: en este sentido, Build será recordada como la conferencia en la que Microsoft comenzó a aplicar una estrategia transversal: el 90% de las API, según se dijo, ya son comunes a las tres plataformas de Microsoft.

En el mundo real, los consumidores y empresas usan dispositivos múltiples, y es muy raro que todos se basen en Windows. Por lo tanto, si se quiere seducir a los desarrolladores no se les puede encerrar en un entorno exclusivo y cerrado. La disponibilidad de Office para iPad, y la apertura de una compatibilidad de Nokia con Android, han mostrado la flexibilidad del nuevo equipo directivo. Se ha dado un paso más al eliminar una barrera que desmotivaba a los fabricantes de smartphones y tabletas que pudieran estar interesados en poner Windows en su hardware.

La licencia por incorporar el sistema operativo en dispositivos con pantallas de menos de 9 pulgadas, será gratuita de ahora en adelante, lo que equivale a un reconocimiento de que no se puede competir con Android mientras este sea gratuito. Aunque suene paradójico, Windows será «más gratuito», puesto que Microsoft les cobra un canon a cambio de no llevarlos a los tribunales por usar patentes que estarían incorporadas en Android.

Para ser consecuente con este cambio de enfoque, Microsoft debería prepararse para un futuro en el que Windows dejará de aportará un tercio de sus beneficios brutos, y reemplazar ese negocio con servicios y otro software afín, más allá del alcance de Windows. Una opción de riesgo, pero menos peligrosa que la impotencia.

Hubo otras novedades interesantes, que darían para crónicas específicas. Como la esperada aparición de Cortana, una [a diferencia de Siri, es «ella»] asistente personal basado en lenguaje natural, propulsado por Bing que así adquiere otro perfil. Su papel será el manejo de funciones básicas y reemplazar la función de Windows Phone, pero podrá integrar aplicaciones de terceros.

Microsoft ha pasado de la consigna de Ballmer, services and devices, a otro eslogan acuñado por Nadella: mobile first, cloud first. El matiz es importante, y ahi es donde entra Azure. Para empezar, ha dejado de llamarse Windows Azure para adoptar el genérico Microsoft Azure. Hubo 44 anuncios relacionados con Azure, ahora bajo la batuta de Scott Gutthrie, que ha pasado a ocupar el puesto que antes tenía Nadella.

En consonancia con el viraje estratégico, Gutthrie puso en evidencia que Microsoft está dispuesta a admitir tecnologías que no son propias, en particular las que se originan en el movimiento open source, como Hadoop, el software de configuración Chef and Puppet y otras. Entre las novedades se encuentra la introducción de un nuevo compilador para C# y Visual Basid, denominado Roslyn, así como la creación de una fundación que pondrá a disposición de terceros su entorno propio de desarrollo -Net.

El mensaje que se ha querido transmitir es este: quienes estén usado herramientas ajenas a Windows para desarrollar software, incluso sobre plataformas rivales, han de saber que Azure está abierto para ellos. El cambio de talante lo confirman las palabras de Gutthrie: «permitiremos a los desarrolladores el uso de lo mejor del ecosistema Windows y lo mejor de Linux, en conjunto… para que construyan aplicaciones y servicios que funcionen en todos los dispositivos».

[basado en un informe de Mario Kotler]


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