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  11/03/2013

Windows 9 no está tan verde

Los rumores de una actualización ´intermedia fuerte` de Windows 8 para finales del verano circulan casi desde el mismo día del anuncio oficial. Se hablaba de un supuesto nombre en clave, Blue [sí, azul], que designaría los trabajos en esa dirección. Ahora resulta que las cosas podrían ser más ambiciosas; la versión viene respaldada por Mary Jo Foley, la más respetada bloguera especializada en Microsoft. Blue, en esta tesis, sería mucho más que una especie de primer service pack de Windows 8, y más que un hito en la secuencia que, por aquello de la costumbre, debería desembocar en Windows 9, tal como Windows 8 es la lógica consecuencia de Windows 7. Mucho más, pero no está claro qué.

Mary Jo Foley es una periodista seria, bien informada, e independiente. Por estas cualidades, y por la sinceridad con la que admite que el soplo viene de una fuente única, pero fiable, vale la pena seguir el hilo. Blue sería una clave que designa «colectivamente» una «ola» de actualizaciones, que empezarían por Windows 8 y, sucesivamente, Windows Phone, Windows RT, servicios online como SkyDrive, Hotmail y otros, además de Windows Server. Según la autora, «representaría un rotundo cambio en la manera en que Microsoft diseña, construye, comercializa y despliega sus plataformas». En lugar de desarrollar versiones renovadas de cada variante de Windows y lanzarlas al mercado en ciclos aproximadamente trienales, la compañía se inclinaría por implantar un modelo en el que cada una de sus plataformas experimentaría una renovación programada anual, que implicaría nuevos modos de relación con los fabricantes y con los usuarios.

Un atisbo de lo que se puede estar cociendo ha podido verse con la suite Office, que al incorporar la suscripción como modelo de negocio ha perdido (o disimula sutilmente) su año de referencia: internamente, los programas que componen Office 365 Home Premium – y su variante para pymes –no se llaman Word 2013, Excel 2013, etc, sino simplemente Word, Excel, etc. y así se quedarán cuando corra el calendario. Para estimular su nueva modalidad de venta, Microsoft añadirá nuevas funcionalidades varias veces al año, exclusivas para suscriptores. Esto puede funcionar con Office, pero no tiene por qué trasladarse tal cual a las dos grandes piezas del ´ecosistema` Microsoft: Windows y Windows Server. Sea el lector tolerante con una conjetura audaz: si se aplicara a Windows el mismo método, la sucesión de la release vigente no tendría por qué llamarse Windows 9, y así sucesivamente.

Esta sería una interpretación extrema pero no alocada de la frase de Tami Reller, una de las dos nuevas responsables a cargo de la división Windows en la organización de Microsoft, cuando afirmó recientemente que «Windows 8 es un producto con múltiples estaciones de venta».

Según la hipótesis sugerida por Foley, Windows y Windows Server pasarán a tener ciclos anuales, una auténtica revolución estructural: menores costes de desarrollo, marketing y, sobre todo, entrega a través de Windows Store – nada dice del régimen de pago – en lugar de los engorrosos procedimientos actuales, que obligan a involucrar a cada fabricante (y todos tienen algo que decir). A Microsoft se le aliviaría la faena de cada nueva release porque, salvando todas las distancias, funcionaría como un mantenimiento. Sería, desde luego, una subversión de su modelo de negocio tradicional, pero no la primera ni parece que tenga otras opciones en el horizonte. Por cierto, la relación entre Microsoft y sus OEM tendría que cambiar radicalmente, y también los modelos de licencia plurianuales que aplica a los clientes corporativos.

Aceptando que todo esto lleva demasiado lejos la discreta presentación que Foley hace de la información recibida, la principal novedad que aporta es que Blue no es asunto exclusivo de Windows. Hay que añadir un detalle no menor: la impresión de que Microsoft trabaja activamente en la confluencia entre Windows 8 y Windows Phone 8 lleva tanto tiempo circulando, que es una convicción generalizada.

La idea de unificación de las plataformas Windows 8 y Windows Phone 8 sólo por casualidad está relacionada con el número ocho. En realidad, tiene que ver con las aplicaciones. Después de haber acumulado un número razonable de aplicaciones para un despliegue masivo de Windows Phone 8, el siguiente paso lógico sería hacerlas disponibles para tabletas y PC bajo Windows 8: son distintos tipos de máquina, pero con muchos componentes comunes. Y tendría un efecto positivo: menos esfuerzo de los desarrolladores para que sus creaciones soporten las dos plataformas. Desde el punto de vista del usuario, no sólo ampliaría el número de aplicaciones para cada una de ellas, sino que las haría mutuamente atractivas.


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