Alguien ha escrito que el Consumer Electronics Show de 2012 ha sido “el canto del cisne” de Steve Ballmer. La frase puede llevar mala intención, una alusión velada a los testarudos rumores sobre su presunta intención de retirarse tras el lanzamiento de Windows 8. Pero su fundamento real es otro: por primera vez desde 1995, Microsoft no protagonizará la ponencia inaugural de 2013. Formalmente, el argumento es que la fecha de la feria raramente ha coincidido con sus ciclos de desarrollo, e incluso ha ha ocurrido que Ballmer saliera a escena para hablar de productos que no llegarían a ver la luz (como el fallido Slate en 2010). Al fin y al cabo, Apple ha hecho más o menos lo mismo al abandonar Macworld desde 2008.
Este año, la presentación de Ballmer tuvo alguna extravagancia escénica, como un diálogo de besugos con el presentador de American Idol, matriz estadounidense de la franquicia Operación Triunfo, o un coro de góspel cantando una letanía de tweets alusivos a Microsoft. Pero, en esencia, ha sido una de las keynote más concretas que se recuerdan, porque giró en torno al software que puede asegurar que la compañía tenga relevancia en la nueva fisonomía del mercado, que se configura en torno a smartphones, tabletas y ultrabooks.
A diferencia de Bill Gates, que solía valerse del CES para revelar visiones acerca de las tecnologías del futuro, su sucesor fue al grano, sin defraudar a la audiencia. Claro está que no iba a anunciar la fecha de disponibilidad de Windows 8, que los rumores fijan al final del verano [para lo que una versión beta debería conocerse el mes próximo]. Y cuando Ryan Seacrest (el que lo abraza en la foto) le preguntó lo que estaba en elguión, what´s next? la respuesta fue “Metro, Metro, Metro, Windows, Windows, Windows”.
Esta identificación del futuro de Microsoft con Windows y Metro vale por todo un discurso. El nuevo sistema operativo está íntimamente asociado con el interface Metro, derivado del que la compañía desarrolló para Windows Phone 7, y que le ha permitido apartarse de la corriente de imitación generada por el iPhone y prolongada por Android. A diferencia de su anterior versión, Windows 8 ha sido diseñado para la interacción con pantallas táctiles, según el modelo de teselas que hacen aflorar u ocultan botones y menús deslizando el dedo por la superficie. Metro ya funciona desde el mes pasado en la consola Xbox 360 y su aparición en futuras tabletas y portátiles daría vida a un así llamado ´ecosistema` común a las cuatro plataformas de Microsoft.
Ballmer no desperdició la ocasión de recordar que Windows 7 está siendo usado por 500 millones de personas, y es el sistema operativo de crecimiento más rápido de la historia. Sobre Xbox, presumió de que lleva dos años como consola número uno de 2011, y que en 2011 se han vendido 18 millones de Kinect. Pues, justamente, otra pieza de la estrategia es el anuncio de que Kinect estará disponible a partir del 1 de febrero también en versión para Windows 7 (y en el futuro Windows 8).
Por primera vez en mucho tiempo, se ha vuelto a hablar elogiosamente de un smartphone inspirado por Microsot: Windows Phone 7, o Mango, como se prefiera, necesita imperiosamente salir de la zona de peligro – su cuota de mercado es inferior al 2% – y para conseguirlo se apoya sobre todo en Nokia, que en Las Vegas presentó su nuevo Lumia 900, con el que la marca retorna a un mercado, Estados Unidos, en el que increíblemente había fracasado. Hay un lote de fabricantes esperando al Mobile World Congress de Barcelona para lanzar sus productos con Windows Phone.
O sea que Ballmer tenía materia. El telón se va alzando gradualmente sobre los planes relativos a Windows 8, y al respecto habría mucho que escribir aquí (a su debido tiempo se escribirá). Analistas y ejecutivos de la industria dan fe de las promesas técnicas del sistema operativo, pero a continuación se preguntan si serán suficientes para salir airoso en el mercado de las tabletas, en el que incluso Android las pasa feas tratando de combatir al iPad.
Se está produciendo así una interesante intersección. Dos fabricantes de chips, Qualcomm y Nvidia, presentaron `diseños de referencia´ de portátiles basados en sus procesadores de arquitectura ARM. No lo tendrán fácil en el mercado, porque en esas máquinas no funcionará el abundante software escrito para la arquitectura x86, y esto podría confundir a muchos usuarios. Por su lado, Intel calcula que Windows 8 llegará al mercado simultáneamente con su nueva familia de procesadores diseñada especialmente para tabletas.