Tik Tok no es Huawei ni pretende serlo. Su tecnología no es especialmente compleja ni tiene valor estratégico. Aun así, se encuentra en el eje de una ofensiva política orquestada desde la Casa Blanca. La guerra comercial entre Estados Unidos y China – supuestamente en fase de pausa – adquiere un sesgo más ideológico. La secretaría de Estado ha publicado un documento, Clean Networks, que en otras cosas promete remover de las plataformas móviles todas las aplicaciones de origen chino por entender que “amenazan nuestra privacidad, diseminan virus y distribuyen propaganda y desinformación”. Sobre este antecedente, estaría cantada la expulsión de Tik Tok de las App Store y Google Play.
Legalmente, Tik Tok es una compañía registrada en las islas Cayman y con sede operativa en Los Angeles. Carga con el estigma de su origen chino, por lo que ha acabado siendo víctima colateral del conflicto geopolítico. Cuanto más se populariza esta aplicación de vídeos cortos generados por los usuarios, más se la sospecha de amenazar la seguridad nacional. En este cuadro, lo que nadie ha conseguido explicar racionalmente es por qué Microsoft se ha metido voluntariamente en el enredo.
Promemoria: Tik Tok está controlada por ByDance, grupo fundado por Zhang Yiming (37) y propietario de una veintena de aplicaciones en China, entre ellas la muy usada Douyin, que ha sido el modelo para la versión internacional. Para su aventura exterior, Ximing empezó por comprar el portal Musical.ly a cambio de 1.000 millones de dólares y reclutar socios estadounidenses para darle su forma actual, presente en un centenar de países.
Se ignora de quién fue la idea de segregar los activos estadounidenses de Tik Tok en Estados Unidos para ponerlos a salvo de la escalada de la administración Trump. Hubo, al parecer, un breve intento de los fondos Sequoia y General Atlantic – accionistas de Tik Tok – para comprar el resto de la compañía, pero desde altas esferas se les hizo saber que no serían aceptados puesto que tienen otros negocios en China.
La secuencia se ha desencadenado. 1) Un viernes trascentió que Microsoft estaba en conversaciones para comprar el negocio de Tik Tok en Estados Unidos. A Donald Trump le faltó tiempo para anunciar – mientras volaba a Florida – la inminente prohibición de toda actividad del sitio web en territorio estadounidense. 2) durante el fin de semana, el CEO de Microsoft, Satya Nadella, llamó al presidente y de la conversación salió un pacto según el cual Nadella seguiría negociando la compra de Tik Tok y Trump la prohibiría a partir del 15 de septiembre. O sea que Microsoft tendría un límite de seis semanas para cerrar la transacción. 3) el lunes, el presidente tuiteó que “una parte sustancial” del pago debería ingresarse en el Tesoro“, una ocurrencia carente de bases legales pero que puede ser fruto de que algún asesor le sopló que el dinero de Microsoft acabará financiando la expansión de Bydance fuera de China
¿Qué ha ocurrido para que una plataforma de videos inofensivos para echar unas risas se haya convirtido en arma de confrontación? Ocurrió que en Minneapolis, un policía blanco asfixió hasta la muerte al ciudadano negro George Floyd. Y ocurrió que Tik Tok, tras bloquear brevemente el hashtag #Black Lives Matter, decidió no censurar las imágenes de las protestas que han dado la vuelta al mundo. Esta actitud no sentó nada bien en la Casa Blanca. A lo que se sumó la ira presidencial cuando un grupo de activistas se valió de TikTok para sabotear el mitin de lanzamiento de la campaña por la reelección de Trump, en Oklahoma. Como represalia, los publicitas de Trump airean el mensaje “Tik Tok is spying on you” .
Un veto gubernamental sería un golpe duro para Tik Tok, que tiene más de 165 millones de usuarios en el país con un acumulado de 2.200 millones de videos descargados. Esta cifra mide su éxito: aunque está lejos de alcanzar el número de usuarios de Instagram y Snapchat, este año les aventaja mucho en minutos de atención, según el portal analítico Sensor Tower.
Desaparecer de Estados Unidos – y de India, donde ha sido prohibida en el contexto de las hostilidades fronterizas con China – tendría un impacto significativo sobre la facturación por publicidad. Hoy en día – pregúntese a Facebook – los anunciantes son renuentes a aparecer en plataformas agitadas por tormentas políticas. Por otra parte, la expansión global de Tik Tok se vería lastrada: muchos de los creadores de vídeo más seguidos en todo el mundo son estadounidenses y difícilmente se prestarían a desafiar el veto gubernamental. No parece que el efecto dominó se hiciera notar en otros países, pero la valoración de Tik Tok en el mercado secundario se derrumbaría y la previsible salida a bolsa quedaría más lejos en el tiempo.
El fundador Zhang Yiming creyó que mejoraría las cosas fichando como CEO de Tik Tok a un ciudadano estadounidense, Kevin Mayer, quien debe su prestigio a los años en que dirigió el negocio streaming de Disney, con un cuidado aparente de los contenidos familiares. Otras medidas, que se barajaban antes de la oferta de Microsoft era el traslado de la sede corporativa a Singapur o a Londres y la elección de un consejo de administración no sospechoso de influencias chinas. Tal como han evolucionado los hechos, la suerte parece echada: Tik Tok será de Microsoft o desaparecerá de Estados Unidos.
La primera tarea de Microsoft, imprescindible para obtener la luz verde, sería transferir los datos alojados en los centros de datos de Tik Tok [que, por cierto, están en Virgina y Singapur, no en China] a sus propias instalaciones, así como una revisión de las medidas de protección.
La segunda cuestión es qué destino dar a su nueva posesión, que muchos consideran una distracción. ¿Qué parentesco podría haber entre Tik Tok y activos como LinkedIn, Skype o Teams en una empresa que nunca ha querido competir con Facebook? Probablemente no haya ninguno, pero es plausible que Nadella – artífice de la conversión de Microsoft al modelo cloud – busque abrir un espacio entre los jóvenes, una audiencia con la que nunca se ha trabajado la afinidad. .
El asunto que estos días trae de cabeza a los analistas es la eventual valoración de Tik Tok a efectos de esta adquisición, atípica donde las haya. Es cierto que ha tenido un crecimiento meteórico pero en estas circunstancias suelen distorsionar las métricas y se corre el riesgo de una burbuja. Cuánto dinero podría generar la nueva Tik Tok en los próximos dos años, es una pregunta para la que no se encuentra respuesta racional. Puesto en esa tesitura, los analistas recurren a comparaciones forzadas: a finales de 2019, el valor de Twitter se calculaba sobre la base de 18,60 dólares por usuario, aproximadamente el doble que la de Snap. Pues bien, si se aplica la cifra a los usuarios estadounidenses actuales de TikTok, el precio rondaría los 30.000 millones de dólares.
¿Sería este un desembolso razonable por una plataforma cuya única fuente de ingresos son los clips publicitarios que se insertan (y se camuflan) entre los contenidos auténticos? Es difícil responder, porque generalmente los anunciantes desconfían de las audiencias adolescentes. Algo que siempre se espere que cambie con la evolución de los formatos de vídeo. Preventivamente, Facebook acaba de reaccionar con el lanzamiento de Instagram Reels, que no es otra cosa que un clon de Tik Tok.
[informe de Pablo G. Bejerano]