Ha tocado en suerte a SAP ser la primera de las grandes empresas de software en presentar sus resultados tras la irrupción en escena del coronavirus. No le ha ido mal, dadas las circunstancias: un 7% de aumento en sus ingresos totales. Pero ha tenido que corregir su previsión para el conjunto del año: de un máximo de 29.700 millones de dólares a un mínimo de 27.800 millones. También dejó dos buenas noticias conjugadas en futuro: 1) los ingresos recurrentes serán a finales de 2020 el 72% del total; 2) la contribución del negocio cloud ha aumentado un 29% [2.011 millones de dólares] por lo que se ratificar en lo que denomina Ambición 2023, que aspira a triplicar ese segmento en tres años.
La conferencia online se vio condicionada por otra noticia difundida 24 horas antes. Jennifer Morgan, escogida hace sólo seis meses para ocupar el puesto de CEO al alimón con Christian Klein, deja la compañía, por lo que SAP vuelve a tener una sola cabeza ejecutiva. Tras el largo y fructífero mandato de Bill McDermott: Klein reúne dos credenciales: es joven (39) y ciudadano alemán.
Para explicar la decisión – supuestamente a iniciativa de Morgan – SAP ha recurrido a la urgencia de combatir los efectos económicos de COVID-19: “[será indispensable] adoptar medidas rápidas y decididas que se sustenten en una estructura de liderazgo muy clara”. Lo menos que puede decirse es que la frase no deja en buen lugar el rendimiento de la efímera bicefalia, que en octubre fue saludada como “un equipo de liderazgo de próxima generación”, una salida de emergencia tras la salida de McDermott hacia otros horizontes.
Ha sido la quinta vez en su historia que SAP explora la bicefalía y la tercera en la que renuncia a ella. Es curioso que esta fórmula inusual haya sido imitada (y abandonada) por sus dos grandes competidores, Oracle y Salesforce.
Es obvio que no se conocen las entretelas, pero en el caso actual de SAP, es natural sospechar que el mando único estaba en el guión de Hasso Plattner, fundador y presidente de su consejo de supervisión, pero la perspectiva de una crisis económica a corto plazo ha precipitado el cambio. De poco ha servido que Plattner dijera ¡en octubre! aquellas palabras que querían parecer tranquilizadoras: “Jennifer y Christian se complementan perfectamente y lo harán de maravilla”. En este movimiento de piezas, parece haber ganado terreno la directiva irlandesa Adaire Fox-Martin: por primera vez participó en la presentación de resultados con el rango de presidenta y miembro del consejo, respondiendo más preguntas que el CEO.
Christian Klein queda a los mandos tras un primer trimestre del que SAP sale con nota de aprobado, aunque los problemas no han hecho más que aflorar. Recapitulando: la actividad de la compañía se agrupa en cuatro líneas de negocio de distinto tamaño y crecimiento, pero la más importante, con el 76,55 de los ingresos, es la de Aplicaciones, Tecnología y Soporte, que ha crecido un 5% en el trimestre. Si se desgrana este segmento, salta a la vista la aceleración del negocio cloud, con un 29% de crecimiento frente a la venta de licencias y soporte, que cayó un 3%. Y si se separan las licencias del soporte, las primeras han perdido nada menos que un tercio de su facturación de hace un año.
Los peores efectos se han notado en el último mes del periodo, por la paralización de la actividad económica que ha dejado en un limbo contratos ya negociados. Esta es una explicación circunstancial de la caída de la venta de licencias de software (-31%). En el fondo, lleva tiempo dando un giro hacia la nube que implica aceptar que lo que se gana por un lado conlleva pérdidas en otro.
Llamó la atención que en este asunto central Klein cediera protagonismo a Fox-Martin. Esta se lució al asegurar que en el pasado trimestre SAP ha conquistado 500 nuevos clientes para su ERP, la mayoría en la variante cloud y muchos de ellos sin relación comercial anterior con la compañía. Echando cuentas, contaría con 14.100 clientes de S/4HANA.
Los analistas captaron de inmediato a quién se dirigía el mensaje. Larry Ellison, fundador de Oracle y coetáneo de Plattner, lleva meses jactándose de robar [literalmente, steal] clientes a su adversario. En diciembre, Ellison se envalentonó y prometió que en marzo anunciaría la migración a Oracle de uno de los más importantes, que serviría como modelo para una deserción que imaginaba masiva.
En aquel momento, los portavoces de la compañía alemana se negaron a entrar al trapo. Tres meses después, Ellison ha ajustado su discurso, pero sin enmendarlo. No da el nombre del cliente tránsfuga, pero promete que una decena larga de las compañías más grandes del mundo están listas para migrar desde SAP a Oracle Fusion ERP.
Al margen de la gresca consuetudinaria, los resultados de SAP muestran que cerca del 40% de los clientes de S/4HANA son recién llegados al modelo cloud, con nuevas referencias como BT o Avianca. Según Klein, dijo en febrero, SAP dobla a Oracle en cuota de mercado cloud, ganando clientes a un ritmo nunca visto antes. Y a la hora de presentar cifras, ha puesto sobre la mesa un dato: la cartera de pedidos en la nube ha crecido un 25%.
Sin embargo, para algunos fue una sorpresa que el CFO Luka Mucic anunciara un cambio en el modo de informar sobre la evolución del negocio cloud: en lugar de bookings, sólo se comunicará el backlog. El matiz es sutil pero significativo: el backlog se forma por acumulación de bookings. El analista Alex Tort (Deutsche Bank) dejó caer la sospecha de que el cambio indica que Mucic quiere curarse en salud ante una posible desaceleración de contratos individuales.
Tal como están las cosas, la compañía ha avanzado algunas medidas para responder a la recesión inminente. Entre otras cosas, ha cancelado los eventos SAPhire Now programados, convirtiéndolos en virtuales. Pero el nuevo CEO único se declara convencido de que SAP está bien situada para capear esta crisis. Entre los factores de esa convicción señaló la penetración geográfica y su enfoque multisectorial – abarca hasta 25 verticales – que serán esenciales. Porque los proyectos por valor de 5 millones de euros cada uno que esperaba hace sólo unos meses y que serían aportados por nuevos clientes, parece que tardarán en llegar.
En consecuencia, SAP tiene asumido que el segundo trimestre será negativo y que una recuperación no llegaría en ningún caso antes del terceroo, como pronto. Su previsión original para 2020, en el rango de 7% a 9% ha sido rebajada al de 1% a 4%. Con este ajuste, coincide con los analistas que ponen el foco en los tres meses últimos del año, en los que el sector tendrá que estar listo para un final de infarto. SAP ya ha avanzado que no necesitará ayuda pública y que sus objetivos a tres años siguen intactos.