Los procesadores de Qualcomm están presentes en más de 150 modelos de smartphones de distintas marcas y sistemas operativos, y en 8 tabletas Android. En 2010, se vendieron 655 millones de dispositivos con procesadores de Qualcomm, que este año espera superar los 770 millones. Otro dato que enmarca la conversación con Paul Jacobs es que el precio medio de los dispositivos móviles ha subido en 2011, confirmando que los de alta gama ganan terreno en la demanda. Por lo tanto, ese precio medio está muy lejos de los 50 dólares por unidad que Jacobs cree necesarios para que el mercado alcance su potencial. “Nuestro objetivo es bajar los costes integrando más funciones en cada chip”.
Para empezar, ¿qué grandes tendencias observa en el mercado de móviles y en las tecnologías subyacentes?
Cualquiera puede ver que en los consumidores hay un fuerte deseo de disponer de acceso a internet y a contenidos de vídeo en dispositivos móviles. Esto ha creado una intensa demanda de ancho de banda a la que los operadores tratan de responder tan rápido como les es posible, modernizando tecnológicamente sus redes; esta es una primera tendencia. La segunda, consecuente con la anterior, es el crecimiento del mercado de smartphones y tabletas en todo el mundo. La gama alta solía representar el 10% del negocio de Qualcomm, ahora es el 50% y sigue creciendo. Por tanto, vemos estos fenómenos como oportunidades que nos obligan a integrar más capacidades en nuestros productos.
¿Puedo entender que espera la aparición de nuevas categorías de dispositivos? ¿Qué vendrá cuando todos los móviles sean smartphones?
Esa sería la visión lineal: un dispositivo reemplaza a otro, y así sucesivamente. Pero lo más interesante que está pasando es que el número de conexiones a internet se multiplica y se acelera. Estamos entrando en la era que algunos llaman Internet of the Things y nosotros preferimos llamar Internet of Everything. Dentro de pocos años, las personas controlarán los parámetros de su salud y estarán conectadas con su médico, habrá sensores incorporados en todos los electrodomésticos, medidores de consumo de energía en todos los hogares y, por supuesto, todos los coches tendrá alguna conexión a internet.
Qualcomm es conocida por sus procesadores, pero lo que usted describe sugiere que lo esencial es el software, no el hardware.
Para nosotros es una evolución natural. No somos un fabricante de hardware, somos una empresa que desarrolla plataformas en las que el software está integrado profundamente en el hardware. Lo que la gente espera de sus dispositivos móviles no es sólo más potencia, que también, sino que sean más eficientes, que tengan atributos que hoy no tienen. Piense solamente en la cantidad de funciones que lleva en su móvil y compárelas con las que tenía el que usaba hace uno o dos años.
Me interesa su opinión sobre ese lema que circula, acerca de la era post-PC […]
Depende de lo que cada uno necesite, hay sitio para todas las categorías, y en ese sentido puede hablarse de una era post-PC. Este año, por primera vez, los smartphones superan a los PC, lo que implica que los primeros se han convertido en la principal plataforma de acceso a internet. En el fondo, vamos gradualmente hacia una fusión entre los móviles y los PC. Como usted sabe, dentro de unos meses, Windows 8 funcionará sobre procesadores que originalmente fueron concebidos para móviles.
Paradójicamente, gracias a esos procesadores, Qualcomm podrá asomarse al mundo de los PC, hasta ahora dominado por Intel y la arquitectura x86. ¿Qué espera de la cooperación con Microsoft?
Microsoft ha hecho un trabajo muy bueno de optimización para que Windows 8 funcione sobre una nueva arquitectura. Y como hay tantos desarrolladores entrenados en Windows, podemos confiar en que aparecerán muchas aplicaciones originales para el nuevo sistema operativo. No es tan diferente de lo que hemos visto en los smartphones: los consumidores, y también las empresas, van a tener dónde elegir. Mi impresión es que Windows 8 será un éxito, y dará vida a un nuevo estilo de dispositivos, llámense como se llamen. Empezaremos a verlos el año próximo.
¿Puedo deducir que prevé una convergencia entre Windows Phone y Windows 8?
Microsoft no lo ha dicho así, pero hay gente que piensa que esa es la tendencia. Windows Phone 7 no ha tenido hasta ahora el éxito esperado, pero la entrada de Nokia podría ayudar y estimular a otras marcas. Yo creo que si esa convergencia se produjera, no sé cuándo, daría más flexibilidad a los desarrolladores para trabajar transversalmente.
Qualcomm tiene una rica cartera de propiedad intelectual. ¿Qué piensa de la ola de litigios que los medios llaman ´guerra de patentes´?
Todo el mundo sabe que Apple, Google y Microsoft tratan de reforzar sus carteras de propiedad intelectual, y la razón por la que asistimos a tantos litigios sobre patentes es que hay una agudización de la competencia, en la que cada empresa defiende sus posiciones para proteger sus ingresos. El dinero pasará de unos a otros, cambiarán las cuotas de mercado y – hablando en general, no de casos concretos – creo que la tormenta escampará y las denuncias se cerrarán de mutuo acuerdo; las batallas largas no son buenas para nadie.
Muchos de esos litigios tienen que ver con patentes antiguas. ¿Qué va a pasar con las relacionadas con LTE?
Es un juego de dominó que se traslada desde las tecnologías de generaciones anteriores. Lo interesante para Qualcomm es que en 3G hemos sido capaces de estar en paz con numerosas compañías a través de nuestra política de licencias. Veremos qué ocurre con LTE, que en este contexto es la propiedad intelectual más valiosa. Sospecho que habrá idas y venidas entre algunos actores del mercado. Y creo que la clave estará en las tecnologías multimodo, en las que estamos muy centrados.
Entonces, ¿está abierto a negociar?
Como siempre.
Durante años, Qualcomm ha lanzado iniciativas más allá de su negocio principal, y algunas han salido mal. ¿Será más cauto en el futuro?
Le prometo que nunca seré cauto [risas]. Un aspecto clave de nuestro modelo de negocio consiste en que seamos capaces de invertir en nuevas áreas, para dotarnos por adelantado de una cartera de tecnologías que podamos rentabilizar antes de la llegada del primer competidor. A veces esta práctica sale bien, otras mal. Si lo dice por MediaFLO [tecnología de TV móvil desarrollada por Qualcomm, que intentó explotar como servicio], seguramente sabe que nos retiramos cediendo el espectro que habíamos comprado para explotar el servicio. Si uno quiere que su compañía sea reconocida como innovadora, tiene que asumir riesgos […]
El mundo está en crisis, y muchos operadores no están invirtiendo conforme a la descripción que usted hacía al comienzo. Por consiguiente, incurren en riesgos de pérdida de calidad en el servicio y decepcionan a los usuarios. ¿Cómo ve la relación entre economía y tecnología en este momento?
Por lo que sé, no es tan dramático. La mayoría de los operadores siguen invirtiendo en ampliar y mejorar sus redes; lo que en realidad deberíamos preguntarnos es: ¿a qué costes podrán provisionar la capacidad necesaria? Obviamente, hay un problema de deuda asociada con ese esfuerzo de inversión, pero recordará que hace unos pocos años lo que se discutía era qué harían los operadores ante el inexorable declive de sus ingresos de voz. Ya conocemos la respuesta: la demanda de datos es imparable, y la infraestructura tiene que atenderla. Pero tiene que hacerlo a un precio que retribuya la inversión: en Estados Unidos y Europa se están ensayando distintas fórmulas, pero lo importante a tener en cuenta es que la demanda sigue presionando.