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  3/10/2025

Palantir: el que a buen árbol se arrima…

Es imposible separar la imagen que se tiene de Palantir de la que proyecta su fundador y primer accionista, Peter Thiel, ni tampoco es posible poner distancia con el vínculo entre este y el presidente Donald Trump. Pero es un hecho que al día siguiente de la elección del republicano por segunda vez, la compañía cotizaba a 47 dólares y desde entonces ha trepado hasta 185 dólares y su capitalización  a 422.000 millones. Espera facturar este año al menos 4.142 millones, pero lo más relevante es su relación comercial privilegiada – incluso durante el mandato de Joe Biden – con el gobierno federal de Estados Unidos. “Barriendo todas las previsiones”, según su CEO, Alex Karp, mano derecha de Thiel.

Donald Trump y Peter Thiel

Conocido por haber fundado PayPal [luego adquirida por eBay] Thiel no es un tipo histriónico como su antiguo socio Elon Musk. Por el contrario se da aires de intelectual socialmente retraido, pero su principal mérito es que ha llegado a ser un referente del capital riesgo a través de su Founders Fund como buque insignia. En 2003, junto con Karp, fundó Palantir, que saldría a bolsa en 2020. De entonces viene la relación de la compañía con el gobierno federal, ya que jugó un papel importante en la distribución de vacunas.

Al margen de la capacidad tecnológica de la compañía, quizás influye el antecedente de que en 2016 Thiel fue la primera figura prominente del Silicon Valley – por entonces tierra fértil para el partido demócrata – en apoyar públicamente al candidato republicano. En las elecciones de noviembre pasado  su impronta se hizo presenta como principal valedor del actual vicepresidente JD Vance en su carrera política.

Musk reaparece en esta historia cuando, instalado Trump en la Casa Blanca, encomienda al magnate la creación de un nuevo departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y este recurrió a Palantir, que le cedió personal para hacerse cargo de la purga entre funcionarios públicos, que prosigue estos días a cuenta del enésimo cierre de la administración por un bloque presupuestario.

Este contexto no es prescindible. Palantir cerró la primera mitad de su año fiscal con 1.887,5 millones de dólares de facturación, un 43% de aumento interanual; el 72% generada por Estados Unidos, lo que significa que su débil implantación internacional  ha descendido; la compañía está decididamente volcada en su país de origen. Aunque, curiosamente el número de clientes fuera de Estados Unidos ha crecido un 15%. La suma de la cartera arroja unos 760 clientes, pero los 20 principales son los que más crecen.

En teoría, la dependencia de contratos gubernamentales debería ser un riesgo para el porvenir de la compañía con sede en Denver, considerando la imprevisibilidad de los ciclos presupuestarios. Palantir tiene una carta de triunfo, con más valor en la era Trump: se ha convertido en la piedra angular de la iniciativa Joint All-Domain Command and Control (JADC2), que busca interconectar las bases de datos y las comunicaciones de los distintos organismos del departamento de Defensa (DoD). El objetivo final es implantar herramientas avanzadas que ayuden a mejorar la toma de decisiones en tiempo real gracias a las funcionalidades analíticas y el cruce de múltiples fuentes, algo en lo que la compañía ha demostrado solvencia. El Sistema Avanzado de Gestión de Batalla (ABMS, por sus siglas en inglés) es otro de los proyectos alineados con JADC2 en el que Palantir tiene mucho que decir.

Asimismo, la Comunidad de Inteligencia (IC), esto es, la coalición de dieciocho agencias federales que trabajan juntas en materia inteligencia y contrainteligencia, está inmersa en un proceso de modernización que puede resultar muy provechosa para la compañía. De hecho, la plataforma Gotham, de Palantir, ya ha demostrado la eficiencia de la integración de inteligencia, facilitando la colaboración entre agencias sin traspasar los límites de seguridad.

La competencia que encuentra Palantir en la administración es tan feroz como diversa, con clásicos como Microsoft Azure o AWS o nuevos actores como Anthropic y sus modelos Claude Gov, pasando por los contratistas como Lockheed Martin, Boeing y RTX Corporation que poco a poco van metiendo la cabeza en el desarrollo de software avanzado, IA y análisis de datos.

Pero Palantir no se conforma con su posición adquirida en el DoD; también ha conseguido contratos en otras agencias federales como el Department of Health and Human Services, the Internal Revenue Service (IRS) y otras.

Sólo desde la llegada de Donald Trump, los registros públicos revelan que Palantir ha extendido sus tentáculos en el gobierno federal con contratos por un valor superior a los 113 millones de dólares, a los que habría que sumar los suscritos por el departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Pentágono. Sin ir más lejos, uno de los últimos contratos, el Maven Smart System, le ha sido adjudicado por el DoD) por 795 millones de dólares, extendiéndose hasta 2029 con un valor agregado de cerca de 1.300 millones.

Sin embargo, la dependencia no es el único riesgo que trae consigo la apuesta de la administración Trump por Palantir; también entra en juego una cuestión reputacional.

Una de las órdenes ejecutivas firmadas por el presidente el pasado  marzo exigía que las agencias federales compartieran sus datos entre sí, para lo que ha sido escogida una tecnología de Palantir, la plataforma Foundry, que organiza y analiza datos, como uno de los elementos clave de la iniciativa, que ya está funcionando en al menos cuatro agencias y departamentos.

La Casa Blanca sostiene que la eliminación de silos de información repercutirá en una mayor eficiencia del gobierno, así como en una reducción de costes. Sin embargo, el peligro – y el temor – a una suerte de Gran Hermano no ha tardado en aparecer, especialmente considerando las políticas de migración que se están aplicando, así como el riesgo de utilización torticera de información personal de los ciudadanos.

Estos temores cobran más cuerpo con el contrato de 30 millones de dólares que Palantir ha firmado con ICE (Immigration and Customs Enforcement) para desarrollar una plataforma de rastreo de los movimientos de migrantes en tiempo real. Al respecto, la Casa Blanca ha impuesto la ley del silencio. No sucede lo mismo con muchos empleados de la compañía, que no quieren ver a esta como brazo ejecutor de las políticas ultras.

Algunos han llegado a dimitir y han denunciado en LinkedIn que se ha cruzado una línea roja; otros trece exempleados remitieron una carta instando a la compañía a detener su colaboración con los planes de Trump al entender que, en esta fusión de datos, buena parte de ellos se emplearán para fines para los que no fueron recopilados y sin que el ciudadano diera si consentimiento.

Los comunicados de Palantir se limitan a indicar que “actuamos como procesador de datos, no como controlador de datos”. En la marcha de la compañía ha entrado en acción la inteligencia artificial y sus agentes: la Artificial Intelligence Platform (AIP) conecta operaciones empresariales con capacidades de IA generativa (GenAI) y grandes modelos de lenguaje (LLM).

El CTO de la compañía, Shyam Sankar, es una de las figuras que más ha impulsado la apuesta por los agentes de IA con los que, según apunta, no confía mejoras del 50% en la productividad, sino en ser cincuenta veces más productiva, tal y como apuntó en la última llamada de resultados. Con un rasgo que marca el rumbo: en lugar de desarrollar su propio LLM, Palantir ha buscado ayuda en las empresas para cerrar la brecha entre la IA y sus operaciones diarias. En esencia, eso simplifica la aplicación de la IA a esa operativa empresarial.

En esta diversificación hacia el sector privado, uno de sus últimos contratos es el suscrito con The Nuclear Company (TNC) para desarrollar el Sistema Operativo Nuclear (NOS), diseñado para proporcionar visibilidad basada en datos en la construcción de plantas de energía nuclear.

TNC no cuenta con plantas nucleares propias; en su lugar busca atraer inversiones de empresas que buscan construir sus propias plantas de energía nuclear a escala, dado el boom de demanda energética que han originado los datacenters de IA. En su estrategia, la compañía pretende utilizar diseños existentes y centrarse en sitios que ya tienen permisos o licencias para operar. Con este enfoque ha recaudado 70 millones de dólares de diversos inversores, entre los que se encuentra la firma de capital de riesgo centrada en la defensa Eclipse Ventures, que lideró la última ronda de 53 millones de dólares a principios de este año. El equipo de Palantir, integrado en TNC, desarrollará NOS para que la construcción de reactores nucleares sea un proceso predecible y basado en datos, acelerando y abaratando el proceso.

Curiosamente y aunque la startup General Matter se dirige más a los pequeños reactores modulares (SMR) que los hyperscalers ya tienen en mente para sus centros de datos para IA, no deja de ser sintomático que  prácticamente coincidiendo en el tiempo, Founders Fund se haya convertido en su principal inversor en la ronda de  financiación que recaudó 50 millones de dólares. El objetivo de esta empresa es ser la primera dedicada a enriquecer uranio en Estados Unidos.

Dejando a un lado la extrema discreción que le caracteriza, Peter Thiel formará parte de su junta directiva. General Matter busca desarrollar una tecnología desde cero para producir u-235 enriquecido a un nivel hasta cuatro veces mayor que cualquier cosa disponible comercialmente en la actualidad para alimentar una nueva generación de reactores nucleares avanzados.

Este tipo de empresas, cuya narrativa se alinea con la autarquía que ansía Trump, despiertan la simpatía del republicano en tanto en cuanto reduce la dependencia de EEUU de Rusia para el suministro de uranio (actualmente le proporciona el 35%), al tiempo que se presenta como un elemento desequilibrado en la carrera mundial por el dominio de la IA. El fundador de General Matter es Scott Nolan, que a la sazón también es socio de Founders Fund y anteriormente fue ingeniero de SpaceX, la empresa de cohetes de Elon Musk. Todo queda en casa.

[informe de David Bollero]

 


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