Por fin, la impresión 3D ha llegado al metal

22/10/2018

La fabricación aditiva, más conocida como impresión 3D, pasa por ser un ingrediente – junto con la robótica – en el que todo discurso ministerial y/o foro empresarial se pregona la próxima revolución industrial. Según un informe de AT Kearney, en los siete últimos años el mercado mundial de la impresión 3D se ha quintuplicado y la consultora describe un “punto de inflexión”. Para que la inflexión se produzca, uno de los problemas pendientes está en vísperas de resolverse: HP ha anunciado la inminente disponibilidad de una impresora capaz de producir piezas metálicas. Ha sido bautizada como Metal Jet y empezará a producir el año  próximo para alcanzar su volumen potencial a partir de 2021. Leer más

Ay, qué dura puede ser la digitalización

19/10/2018

Sólo el 24% de las empresas dicen estar “digitalmente preparadas”. Es una de las sonoras, pero no del todo sorprendentes, conclusiones del estudio Cyber Ready Barometer elaborado por Vodafone con apoyo de la consultora Ovum, en nueve países, uno de ellos España. El barómetro empieza por definir seis niveles de readiness en función del estado de transformación digital en que se encuentran las consultadas: básico, reactivo, en desarrollo, proactivo y avanzado. La mayoría suspende, con una puntuación inferior a 50 sobre 100. La nota media es 46, que denota un nivel rozando lo reactivo: se toman medidas puntuales pero con retraso, especialmente los indicadores de ciberseguridad. Leer más

17Oct

17/10/2018

Fujitsu ha decidido abandonar la comercialización de su nube K5 en todo el mundo excepto en Japón. La estrategia no ha dado los resultados esperados y la compañía opta por cambiar de rumbo hacia un modelo multicloud: en lo inmediato, se inclina por privilegiar Azure como nube preferente.

Una originalidad del planteamiento de Fujitsu ha consistido en proponer su propia nube en varios ´sabores`: pública o  privada, alojada en su propia infraestructura o en el datacenter del cliente. El pegamento que unía estas variantes era OpenStack [lo que hasta ahora excluía Azure Stack, pero ya se andará]. Es pronto para saber cómo pretende articular la oferta futura después de haber destacado en su marketing la “capacidad de prestación de servicios cloud de extremo a extremo basados en nuestra experiencia y conocimientos”.

Las cuentas mandan. Se ha impuesto una realidad: en el mercado cloud – entendido en su acepción IaaS – parece que sólo hay sitio para tres gigantes (AWS, Azure y Google) a los que quizá podría acompañar Alibaba si consigue salir de su fortaleza doméstica. Apenas queda espacio para acomodar competidores de nicho – o de alcance puramente local – alternativas que no satisfacen las ambiciones de Fujitsu.

Que yo sepa, sólo la filial británica ha dicho algo al respecto. Ha descrito la renuncia como “rediseño”  de los servicios y productos que la compañía agrupa bajo la marca comercial MetaArc. Eufemismo que no impide ver que de ahora en adelante los esfuerzos de Fujitsu van a centrarse en la integración de servicios multicloud mediante recursos propios y la colaboración con otros proveedores.

Algo así estaba implícito en la entrevista a Máximo Petitto que este blog publicó antes del verano: “El mundo cloud cambia continuamente y en algún momento se consolidará, pero en esta fase tenemos que estar abiertos a lo que cliente quiera explorar. El discurso de Fujitsu es: tenemos nuestra nube y nuestro stack, pero busquemos juntos la mejor solución, que no tiene por qué ser 100% nuestra”.

Multicloud, sí. Pero en la práctica, Fujitsu se decanta por un socio prioritario, Microsoft, por entender que Azure es la preferencia de sus clientes, sin descartar otras opciones.

Estrictamente, no es una sorpresa. Un informe de Gartner en mayo,  sostenía: “los clientes ponen expectativas demasiado altas en sus proveedores de IaaS. Piden capacidades técnicas, abundancia y profundidad de prestaciones, alta disponibilidad, rendimiento y seguridad. No sólo esperan que el proveedor tenga el mejor hardware sino también un potente software de gestión, servicios de desarrollo e integración con otras plataformas”. Bastaría este desideratum para explicar por qué el consabido cuadrante que acompaña el comentario no incluye visionarios ni challengers, sólo tres líderes y tres actores de nicho.

La lista de bajas en este mercado es larga. Otros proveedores de no menor peso que Fujitsu han capitulado ante la formidable potencia de Amazon y Microsoft. Nada menos que Google no ha conseguido ponerse a la altura de aquellos. Por cierto, IBM, que apuntaba maneras gracias al legado de su negocio de outsourcing, se ha resignado a un papel marginal.

El antecedente más parecido al de Fujitsu es el intento que hizo en 2014 HP [hoy HPE] con su oferta Helion y que se ha replanteado con un planteamiento de cloud híbrida.

Otro competidor que tuvo que renunciar a tener una infraestructura cloud propia ha sido VMware: tras un laborioso reclutamiento de partners en todo el mundo, acabó desprendiéndose de ese negocio para sustituirlo por una alianza, parece que exitosa, con AWS.

Me queda por añadir que, días antes de conocerse el sacrificio de K5, había trascendido que Fujitsu iniciaba una reorganización que implicaría disolver sus estructuras basadas en líneas de negocio para volver a la tradicional por países. Hasta mañana,

Norberto

16Oct

16/10/2018

Hoy toca lo que más me gusta, escribir sobre economía. Ya saben que personalmente, la bolsa me importa una higa, pero he tenido que preguntarme por las posibilidades racionales de otra sacudida bursátil que se produzca en cualquier momento como  réplica del hundimiento de la semana pasada. La jornada del miércoles 10 fue la peor que se recuerde desde 2011. No ha sido un accidente ni un golpe especulativo. Los  inversores empiezan a reconocer la existencia de tres realidades: 1) las acciones no van a seguir subiendo como lo han hecho hasta ahora, 2) el dinero dejará – gradualmente – de ser casi gratis para quien merezca crédito y 3) la guerra comercial entre Estados Unidos y China ya afecta la cadena de suministros que articula la actividad productiva de las empresas.

Ahora bien, sería estúpidamente prematuro avalar a quienes ya están hablando de una inminente segunda recesión. Lo que tenemos es la primera señal de una corrección bursátil duradera. Las acciones volverán a caer pero no se ven los motivos para que vuelvan a subir pronto. Venimos de un largo período en el que la generosa inyección de liquidez apuntalaba el precio de los activos financieros y lo que se abre ahora es una fase en la que los analistas recomiendan prestar suma atención a los parámetros fundamentales de las empresas: jugar con la tradicional alternativa de acciones versus bonos – nos dicen – no vale como estrategia.

Quede claro que no se trata de fenómenos exclusivos del sector tecnológico, pero es innegable que a favor de la corriente ciertas empresas se han sobrevalorado por encima de sus resultados y han arrastrado a otras que lo merecían aún menos. El grupo de élite, cuatro compañías cuyo valor individual en bolsa excede el medio billón de dólares – Apple, Amazon, Microsoft y Alphabet – han bajado de golpe 200.000 millones.  La que fuera primera en cruzar el listón del billón, ha logrado por los pelos mantenerse en ese filo, mientras que Amazon tendría que trepar otra vez un 16% para recuperar ese umbral. Facebook se ha pegado un tiro en el pie, Netflix es muy dependiente de capitales externos. Dejemos de hablar de FAANG.

El shock  del miércoles 10 ha sido el peor desde que Donald Trump ocupa la Casa Blanca, y coincidente con el inicio de la campaña por las elecciones de mitad de mandato. Como es un bucanero inmobiliario ególatra, se ha convencido de que la larga escalada de Wall Street es mérito suyo y cualquier contratiempo se debe a los errores ajenos.

Sólo esto puede explicar el exabrupto de calificar como “locura” la decisión de la Reserva Federal de ir retirando  poco a poco las muletas monetarias en las que se ha apoyado la recuperación de la economía estadounidense desde 2009.  Jerome Powell, el presidente de la Fed ha subido una pizca los tipos el 26 de septiembre; en sus discursos ha dicho que pretende seguir subiéndolos hasta colocarlos ligeramente por encima del nivel que se considera neutral, de manera que no estimulen ni restrinjan per se el crecimiento.

Ahora se ve con más claridad que la política fiscal de Trump – un placebo para algunas empresas y para otras una oportunidad de sedar a sus accionistas – era un instrumento innecesario en un país con un déficit gigantesco y con prácticamente pleno empleo. A corto plazo, el estímulo generado por la reducción de impuestos ha creado demanda añadida que la Fed trata de atemperar normalizando la política monetaria.

Si a lo anterior agregamos el brutal experimento de confrontación con China – primer proveedor de Estados Unidos y a la vez su mayor acreedor – está más que justificada la ansiedad de los inversores y la volatilidad que esta genera. Una guerra comercial pone luces largas, pero los mercados quieren visibilidad a corto. Y la tensión en el frente comercial no hace más que aumentar las incertidumbres que rodean la transición de la economía estadounidense y mundial.

La mayor incertidumbre concierne a China, perdedora en las escaramuzas iniciales. Los datos disponibles indican una desaceleración de su crecimiento y, como consecuencia, su gobierno está dejando que el yuan se mueva desde una paridad con el dólar de 6,24 en marzo a 6,92 la semana pasada; Xia Le, analista en Hong Kong del BBVA, califica el movimiento como “gestión de expectativas para cruzar la barrera de 7:1 por primera vez en una década sin provocar el pánico”.

Hay aspectos que no están claros: 1) la paridad del yuan no bastaría para contrarrestar los aranceles estadounidenses y 2) podría, en cambio, desatar la huída de capitales que, a su vez, pondrían el sistema financiero global en una situación inédita. A priori no es razonable esperar que China siga el camino de otros países (Corea, México y Canadá) que han hecho concesiones para satisfacer a Donald Trump; ni se adivina qué concesiones podrían satisfacerlo.

No me tomen por agorero, pero será mejor recapitular las nubes que nos cubren en este momento: la economía china pierde gas y la europea (empezando esta vez por Alemania) desacelera, se vaticina un descenso de los beneficios de las empresas, el petróleo sube de precio, el déficit fiscal de Estados Unidos está al borde del billón de dólares y los mercados emergentes vuelven a sus dolores del pasado. ¿Alguien cree seriamente que podemos seguir hablando todo el día y cada día de ´transformación digital` como si tal cosa? Hasta mañana,

Norberto

Adobe se refuerza en la tecnología de marketing

15/10/2018

Shantanu Narayen

Photoshop. Bastaría nombrar sólo este producto, famoso entre los famosos, para explicar por qué es mundialmente conocida la empresa californiana Adobe Systems. Hoy, ese programa de retoque fotográfico, del que hablan hasta quienes no lo usan forma parte de una suite por suscripción, Creative Cloud. Históricamente, Adobe ha trabajado con tres grandes bloques de clientes: medios digitales, diseñadores y agencias de publicidad o marketing digital, creando para cada uno servicio cloud. Ha sido precursora del movimiento de conversión de la industria del software que, partiendo de un modelo de negocio basado en la venta de licencias,  ha evolucionado hacia otro de ingresos recurrentes por suscripción. Leer más

Peor imposible: sofisticación más desidia

11/10/2018

Se cumplen once años del primer Informe Anual de Ciberseguridad dado a conocer por Cisco. Mucha agua ha corrido bajo los puentes desde 2007, pero no por ello el panorama que describe es más esperanzador. De un lado, por la sofisticación que han alcanzado los ataques; de otro, por la desidia y las limitaciones de recursos para combatirlos. Es la desoladora conclusión del informe que en esta ocasión se ha centrado en analizar las pymes, bajo un lema llamativo, Small and Mighty Threat, sin duda menos insulso que su título formal [SMB Cybersecurity Report]. El foco añade gravedad a las advertencias: uno de los hallazgos más inquietantes es que el 44% de las alertas ni siquiera se investigan. Leer más

Informe provisional de una guerra comercial

10/10/2018

Trump y Xi

Habrá que hacerse a la idea de que la guerra comercial declarada por Estados Unidos a China no es un incidente pasajero. Va para largo y su alcance excederá los límites habituales de una disputa corriente en torno a los intercambios de mercancías y servicios. Se manifiesta bajo la forma de aranceles aduaneros, pero estos son la parte visible de diferencias existenciales entre las dos grandes potencias. Por un lado, está en juego la supremacía tecnológica a la que las dos aspiran. Por otro, la aceptación mutua de normas y regulaciones, con acusaciones de robo de propiedad intelectual. Y un evidente riesgo de escalada: las dos partes tratan estos asuntos como materias de soberanía nacional. Leer más

Salesforce tiene aliados, rivales y un enemigo

8/10/2018

Marc Benioff

La última semana de septiembre, el tráfico en el centro de San Francisco quedó colapsado durante horas por la afluencia de miles de asistentes a Dreamforce, conferencia anual de Salesforce. No han faltado ingredientes curiosos, como una actuación de Metallica o la manifestación callejera contra un contrato con el polémico organismo encargado de controlar la inmigración [que Salesforce niega]. Este Dreamforce será recordado como el primero en el que Marc Benioff cedió protagonismo a su lugarteniente Keith Block, cuya designación como co-CEO se interpreta como un paso para que el fundador pueda replegarse a los roles con los que le gusta ser identificado: visionario  y filántropo. Leer más

GE o cómo caer medio billón en bolsa

5/10/2018

General Electric ha optado por una solución insólita: fichar a un outsider, Larry Culp, como nuevo CEO en reemplazo de John Flannery, quien ha  aguantado sólo catorce meses en el cargo. La misión de Culp será, ahí es nada, estabilizar las cuentas sin extremar la reestructuración planteada por su antecesor, rechazada por un consejo asustado por la caída libre de la acción. Pero no sería justo achacar al fulminado Flannery los males que afligen al venerable conglomerado que fuera un símbolo de la excelencia del management corporativo estadounidense. La toxicidad legada por Jack Welch (1981-2001), Jeffrey Immelt (2001-2017) y brevemente por Flannery, echa por tierra esa reputación. Leer más


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