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Aunque finja indiferencia, y diga que la iniciativa de sus dos grandes adversarios es un paripé veraniego, es por demás evidente que en Telefónica preocupa que Vodafone y Orange anden anunciando sus ofertas de 4G con una campaña publicitaria que deja mal parada la imagen del líder del mercado. La prueba se verá en los próximos días, cuando Movistar haga un movimiento que hace apenas unos meses hubiera sido impensable. Como este blog no se inclina por las primicias, lo que el autor intentará en las líneas siguientes es poner la batalla en su contexto: en qué medida podría alterar los equilibrios sobre los que hasta ahora ha girado el mercado español de la banda ancha móvil. Leer más
Durante décadas, HP ha sido considerada como un socio privilegiado del duopolio Wintel, no el único pero sin duda adyacente a las estrategias de Microsoft e Intel. De pronto ha comenzado a marcar distancias y en su horizonte ha aparecido, quién si no, Google [y, de paso, otros suministradores de chips]. En la conferencia HP Discover, que cerrará hoy en Las Vegas, se ha anunciado una colaboración de gran calado por la que HP se compromete a promover Google Apps entre las pymes, a través de sus canales de distribución. El primer producto se llamará IT in a Box, y empaquetará los PC e impresoras de HP, así como su soporte, junto con Google Apps for Business, que agrupa Gmail, IM, Calendar, Drive, Docs y otras aplicaciones.
Meg Whitman anticipó que habrá otros anuncios de acuerdos con Google – y también con otros socios – «para dar a nuestros clientes lo que desean y necesitan para hacer de las TI un factor de crecimiento». Una cadena de directivos de HP se esforzó en negar que se trate de un movimiento contra Microsoft, pero la verdad es que resulta difícil creerles. Obviamente, ambas empresas seguirán haciendo negocios juntas, y la mayoría de los dispositivos en los que se integrará el producto – y otros que se anuncien – van a funcionar con Windows 8. Pero es un síntoma, otro síntoma, de nueva dinámica en el mercado. En febrero, HP sorprendió al presentar un portátil Chromebook (que no se vende en España) y acaba de lanzar la primera de sus tabletas (habrá varias en los próximos meses) con Android, lo que desde luego no excluye portátiles y tabletas con Windows 8. Una estrategia multiplataforma no es en sí misma extraña – otras marcas la siguen – y es obvio que Google no dejará pasar ninguna ocasión de hacer pupa a su rival.
Alguien ha escrito que Whitman está mosqueada por el aparente favoritismo de Microsoft hacia Dell, pero esta es una interpretación subjetiva e indemostrable. Aquí se trata de otra cosa, potencialmente más amplia…si saliera bien: HP se presta, lo reconozca así o no, a otorgar legitimidad a un competidor de Office 365, y al parecer lo hace porque sabe que muchos de sus revendedores no están contentos con el salto que les propone Microsoft a la modalidad SaaS (o al menos con la forma de saltar). Por tanto, la iniciativa se puede interpretar como un gesto de seducción hacia sus propios partners, pero ¿será bien recibida? No es seguro: las relaciones entre Microsoft y su canal son estrechas e históricas, tienen muchas facetas, y no está nada claro que Google Apps sea percibido como una alternativa real a la tremenda penetración que la ofimática de Microsoft tiene entre las pymes. Google lleva años intentando abrir esa brecha, sin conseguirlo.
Por cierto, para Google esta es una oportunidad preciosa: HP le abrirá puertas que, de otro modo, debería ir golpeando una por una, y a la vista está que no lo ha hecho bien hasta ahora. Para llevar adelante su estrategia de aplicaciones, Google necesita escala, y esto es lo que HP podría facilitarle.
No pensaba escribir a bote pronto sobre los anuncios de Apple, pero un par de lectores me han reclamado por no hacerlo la misma noche del lunes, ¡qué impaciencia! Así que, por complacerlos, ahí van unos primeros comentarios. Empezaré por señalar que no han alterado el pulso de la bolsa, lo que en principio indicaría que Apple ha vuelto a ser una inversión cuyo valor se rige por el beneficio y el margen, no por golpes de efecto febriles. Dicho sin descartar, por supuesto, esas «cosas increíbles» que Tim Cook dice tener en lista de espera.
Brevemente, lo que se anunció en San Francisco fue: 1) iOS7, 2) Mac OS X Mavericks [¿se acabaron los grandes felinos?], 3) iTunes Radio, 4) nuevos MacBook Air, y 5) una nueva generación de MacPro. Más software que hardware; o no el tipo de hardware que se diría capaz de desatar la euforia de los consumidores. Pero, atención, la renovación del software va más allá de un refresco del interfaz, como podrían pensar los devotos del diseño: incluso sin proporcionar grandes sorpresas, resuelve la fatiga de un sistema operativo que estaba envejeciendo y, sobre todo, anticipa que habrá una renovación fuerte en los próximos iPhone e iPad. Eso sí, los servicios siguen necesitando un ajuste importante para estar a la altura de la competencia.
El analista Gene Munster ha resumido muy bien el balance: mediáticamente, suele tener más relieve el hardware porque muchos usuarios se precipìtan a renovar sus móviles en las horas siguientes a un lanzamiento; en cambio, un nuevo software, a condición de que se presente oportunamente, tiene la virtud de magnetizar la demanda durante bastante tiempo.
No hay, ni se esperaban, noticias de proyectos legendarios como iTV o iWatch. Y hubiera sido de ingenuos confiar en que la conferencia del lunes diera pistas sobre el iPhone 5S, o sobre la presunta intención de sacar un móvil de bajo precio. Obviamente, la ausencia del primero deja el campo abierto a Samsung por varios meses adicionales [pero no parece que las ventas del Galaxy S4 sean como para lanzar cohetes]; más relevante es el hecho de que los mercados emergentes son – y previsiblemente serán en adelante – el primer vector de crecimiento del mercado, y en ellos Apple es débil.
Con estos elementos en la mano, no es extraño que las novedades del lunes excitaran tan poco a Wall Street y desencantaran a ciertos cronistas anhelantes. Ya lo he dicho: en mi opinión, hay que hacerse a la idea de que la empresa que nos ha maravillado durante tantos años, se está normalizando. ¿Qué tiene de malo?
Cuando se ha confirmado que la próxima versión del MacBook Air llevará el microprocesador Haswell, no está de más recordar que la intención original de Intel, en 2011, fue contar con un chip para que el nuevo concepto de ultrabook permitiera a los fabricantes de PC dar la réplica al atrayente modelo ultrafino de Apple. Lo ha conseguido, y Haswell será el fundamento de las principales novedades (Windows pero también Mac) que se presentarán este año, con las ventas de capa caída. ¿Será capaz la cuarta generación de la familia Core de cambiar la dinámica del mercado? Esta era la auténtica pregunta de fondo tras la presentación de Haswell en la feria Computex. Leer más
Varios lectores me han escrito pidiendo ampliar mi post de ayer en lo que respecta al papel de las empresas aparentemente involucradas en el caso de espionaje electrónico. La verdad es que poco puedo añadir que no esté mejor explicado en la prensa. Para que no digan que me escurro, ahí van algunas notas complementarias: 1) parece previsible que las empresas mencionadas queden liberadas de la sospecha de haber dado a la National Security Agency ´acceso directo` (el matiz importa) a sus servidores; y 2) no es menos previsible que puedan aparecer nuevos datos que apunten una complicidad sibilina. Para quien se interese en el asunto, remito a las posibles taxonomías que describe Alex Stamos, CTO de Artemis Internet o al blog Errata Security, en el que Robert Graham trae a colación sus recuerdos de Carnivore, polémico sistema de vigilancia implantado por el FMI en 1997.
Hoy, con lo que sabemos, sería una increíble ingenuidad ignorar los lazos que vinculan a la industria de las TIC y la ´comunidad de inteligencia`, que ha financiado muchas innovaciones tecnológicas durante décadas, primero con el trasfondo de la guerra fría con la URSS y ahora por la vigencia de la amenaza terrorista. Por no hablar de las suspicacias crecientes hacia el otro gigante estratégico, China.
Sin ir más lejos, la CIA cuenta desde 1999 con una sociedad de inversión nada secreta, llamada In-Q-Tel – sin fines de lucro, aclara su web – cuyo objetivo es cubrir el defase entre las necesidades de la inteligencia estadounidense y las tecnologías emergentes que pueden reducirlo. Es notorio que ha invertido recursos para financiar docenas de startups – la última, hace un par de semanas, PureStorage, especialista en almacenamiento – pero lo más común es que se trate de compañías de seguridad. Con el tiempo, la mayoría han sido compradas por otras establecidas, y han tenido éxito con sus productos para el mercado empresarial. Una de ellas, la más conocida, ArcSight, que recibió 3 millones de dólares en 2002, y nueve años después fue adquirida por HP, su actual propietaria, por 1.500 millones.
Entre otras – podría citar una decena – Read Seal se inscribe en la misma corriente: In-Q-Tel le pagó en 2011 una suma no revelada para que desarrollara una plataforma que monitoriza permanentemente la configuración de los equipos conectados a una red y valida que se ajusten a las exigencias de seguridad de una ley federal. RedSeal funciona y tiene un centenar de clientes, por lo que mal podría decirse que sea una pantalla de la CIA (aunque sus innovaciones puedan ser útiles a esta o al departamento de Homeland Security, un cliente peculiar pero cliente al fin).
Anecdóticamente, el escándalo de estos días ha salpicado de manera curiosa a Palantir Technologies, que en sus inicios fue apoyada por In-Q-Tel para potenciar una plataforma de data mining concebida para detectar operaciones fraudulentas en PayPal y hoy se usa para análisis financieros masivos en la banca. Palantir – que dice no trabajar para el gobierno – ha tenido la mala suerte (sic) de que su producto se llama Prism, con lo que su reputación ha quedado mezclada con el caso del mismo nombre.
La racha de adquisiciones de empresas en el segmento de cloud sigue y seguirá. Aparte de la compra de SoftLayer por IBM, notable por muchas razones, en los últimos días se han producido otras dos operaciones de calado. A poco de haber consumado una reestructuración profunda, SAP ha anunciado un acuerdo para adquirir la empresa suiza Hybris, con la que completa su plataforma de e-commerce. Pero no es una plataforma cualquiera: una característica de Hybris es que su suite de software funciona tanto en la web como en dispositivos móviles, y puede ser desplegada en local o en la nube. Su dedicación abarca los sectores minorista, fabricación, media, software y servicios y telecomunicaciones, y entre sus clientes destacan 3M, Nikon, Bridgestone, Procter and Gamble, y Thomson Reuters.
El precio no ha sido revelado, y habida cuenta de la facturación estimada de Hybris en 2012 (110 millones de dólares), no debería ser caro – se habla de unos 1.000 millones – pero la oportunidad tiene un coste, y SAP ha demostrado que el desembolso no es un impedimento cuando identifica una empresa que encaja en su estrategia: el año pasado pagó 4.300 millones por Ariba, y luego una cifra desconocida por Crossgate, otra especialista en mercados B2B. Mientras estas conforman comunidades de compradores y vendedores, Hybris aporta la tecnología que permite a las compañías dirigirse directamente a sus clientes, una forma sofisticada de CRM. Como es de esperar, SAP la va a integrar en su base de datos HANA.
Es imposible no ver en esta transacción un punto de competencia con Oracle, que en los últimos años ha comprado ATG, Eloqua y Vitrue, de las que ha hecho una digestión discreta. NetSuite compró el mes pasado OrderMotion, y no ha tenido empacho en criticar a SAP calificándola de «maraña de productos». No obstante, la operación más llamativa de la semana ha sido protagonizada por Salesforce, que la semana anterior cerraba la compra de ExactTarget por una cifra que los analistas han considerado exagerada: 2.500 millones por una empresa que en 2012 facturó 292 millones y perdió 21 millones.
¿Qué aporta ExactTarget al imperio que ha ido construyendo SalesForce? Esencialmente, una plataforma de gestión de mailing, que tiene mucho sentido dentro de la estrategia de marketing cloud, para la que ya cuenta con las adquisiciones previas de Radian6 y Buddy Media. Este será, según Marc Benioff, fundador y CEO de Salesforce, uno de los capítulos en los que las empresas van a liberar más presupuesto en los próximos años.
Barack Obama ha tenido el reflejo de dar la cara inmediatamente, ante las inquietantes sobre el espionaje electrónico practicado por la National Security Agency (NSA). Lo ha hecho enunciando un sofisma: «no podemos tener el 100% de seguridad y al mismo tiempo el 100% de privacidad», que no aclara cuál sería para él la combinación porcentual aceptable para una sociedad democrática. El episodio llega inoportunamente, en concidencia con la visita del presidente de China, Xi Jinping, en cuya agenda estarían previstas las acusaciones mutuas de ciberespionaje. El juicio al soldado Manning por entregar información a Wikileaks, es otra coincidencia poco propicia para cortar el escándalo. Leer más
Si IBM quiere cumplir su objetivo de facturar 7.000 millones de dólares en servicios cloud a finales de 2015, difícilmente podrá conseguirlo sólo con sus recursos internos. Esta es la explicación más elemental de la compra de la empresa SoftLayer, anunciada ayer y cuyo precio habría sido de unos 2.000 millones de dólares. A mediados de marzo corrió el rumor de que IBM y EMC estaban interesados en SoftLayer, pero la segunda – embarcada en una redefinición del papel de VMware y el despegue de su última creatura, Pivotal – se desinteresó. Se dijo que IBM contemplaba otra opción, la compra de Rackspace, sin duda mucho más cara.
SoftLayer destaca como una de esas empresas de talla media – facturó 335 millones de dólares en 2012 y espera alcanzar los 400 millones este año – que se codean con las estrategias de servicios cloud de los grandes del sector y resisten como pueden la guerra de precios que aquellos se traen. Presta servicios a través de 13 centros de datos (uno de ellos en Amsterdam), en los que gestiona 100.000 servidores, que serán fusionados con la infraestructura de IBM en todo el mundo. La suma de la unidad SmartCloud y SoftLayer dará origen a una nueva división, Cloud Services. Vuelvo a la primera frase: IBM ha invertido miles de millones en desarrollo interno y adquisiciones para montar su negocio cloud agrupando tecnologías como Tivoli, WebSphere y otras herencias de un tiempo en el que ni siquiera se hablaba de cloud computing, y aunque no desglosa los ingresos de su unidad de negocio, es probable que sean inferiores a la facturación de SoftLayer.
El cambio de talante de IBM empezó el año pasado, cuando decidió apuntarse como miembro platinum de la OpenStack Foundation, cuyo sistema operativo específico para la nube se postula como alternativa open source a Amazon y Microsoft. Entre los miembros de OpenStack aparecen HP, Dell, Cisco y RedHat. Rackspace, fuerte rival de Amazon Web Services, es miembro prominente – fue la promotora inicial de OpenStack antes de convertirla en fundación – pero no SoftLayer, que va por libre. Es un dilema pendiente: para IBM, OpenStack es una apuesta estratégica, y ya ha presentado su primer producto basado en ese sistema operativo concebido para la nube.
SoftLayer presenta interés para IBM por otra razón: le daría entrada a miles de clientes pequeños y medianos, mientras que hasta ahora la oferta cloud del gigante azul se ha centrado en nubes privadas para grandes empresas, particularmente multinacionales. Probablemente esta no será la última operación que se materialice este año, clave para cualquier empresa que no quiera perder comba frente a sus rivales de todos los colores.
La comparación puede parecer forzada, si sólo se piensa en el tamaño. Las dos salieron a bolsa en mayo, una (LinkedIn) el día 20 en 2011, la otra (Facebook) el 18 en 2012. Pero sus experiencia no podrían ser más diferentes: en dos años, la acción de LinkedIn ha cuadruplicado su valor desde la cotización inicial; en contraste, la de Facebook ha perdido en doce meses un 29% desde su debut en Wall Street, y nunca volvió a valer lo que su fundador pretendía. Por su talla, LinkedIn debería deslucir al lado de Facebook, pero tanto en número de usuarios como en ingresos, su ritmo de crecimiento ha sido superior. ¿El secreto? Que, pese a lo que la mayoría piensa, no ha querido ser una red social. Leer más