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No, este newsletter no va (todavía) de Microsoft ni de Satya Nadella. Mi tema de hoy es lo que podría llamar «la paradoja de ARM». Ya saben: esa pequeña compañía de Cambridge cuyos diseños de procesadores están en el 95% de los smartphones que se venden en el mundo. En 2013, sus ingresos totales crecieron un 24% [714,6 millones de libras, no es nada comparados con los 52.000 millones de Intel] y el ebitda un 32% [364 millones]. Despachó en el último trimestre 2.900 millones de chips, y en el año más de 10.000 millones.
Los clientes de ARM se llaman Apple, Huawei, Lenovo, Microsoft, Nvidia, Qualcomm, Samsung, y así de seguido. Al cierre del año había firmado 121 contratos de licencia, una cuarta parte con nuevos clientes. Los royalties – su principal fuente de ingresos – rebajaron la marcha en el cuarto trimestre, a sólo el 7% mientras que en el anterior habían crecido el 13% y un año antes el 19%. Es un mal síntoma, pero ahora viene el borrón: aunque en el año ganó 105 millones, perdió 6,2 millones en el último trimestre.
De poco ha valido que el CEO, Simon Segars, recordara a los analistas que en el conjunto de la industria de semiconductores el porcentaje ha sido del 1%. Hasta ayer, la acción de ARM caía al punto más bajo de los últimos ocho meses, porque los inversores interpretaron a su manera la paradoja: los smartphones de alta gama pierden ritmo en el mercado, a favor de los de precio medio o bajo, que producen menos royalties a la compañía.
No es un pequeño detalle porque es otra llamada de atención sobre el vado que atraviesa la industria de los smartphones pese a las apariencias. Y pone una dosis de urgencia en la necesidad que tiene ARM de extender su presencia – y por tanto su inversión en I+D, otro factor que recorta su beneficio – más allá del core business al que debe su éxito de los últimos años. La estrategia, que Segars heredó de su brillante antecesor Warren East, es de alto riesgo porque implica un pulso con Intel en los servidores para cloud y los dispositivos ´post-PC`, además de competir con otras firmas que se han especializado en diseños de procesadores gráfico de bajo consumo o para networking.
La rivalidad con Intel es la más llamativa. Si ARM, una boutique de ingeniería, ha llegado tan lejos, se debe a que Intel erró el tiro y no entró a tiempo en los procesadores para móviles. En los chips para servidores, la californiana no se dejará pillar fácilmente, y a los diseños de ARM para esta categoría les que queda mucho por demostrar. Otro campo en el que ya está planteada la competencia entre las dos son los microcontroladores para el Internet de las cosas (coches, televisores, medicina, wearables, etc). Según el resumen de Segars, «nuestra estrategia es seguir ganando cuota en los mercados de largo plazo, e incrementar el porcentaje de royalties en los ingresos que ARM recibe por cada dispositivo en los que sus diseños estén presentes». Ya tengo cita con él para el Mobile World Congress.
El Foro Económico Mundial (WEF es su sigla en inglés), más conocido como Foro de Davos, publica anualmente un informe sobre los riesgos que corre la economía global. En la novena edición, que sirve de tránsito entre 2013 y 2014, es obvio que los riesgos financieros y fiscales ocupan las primeras plazas del ranking. Pese a la onda expansiva de las revelaciones del caso Snowden, Internet – o para decirlo con más precisión, las infraestructuras críticas de la información – queda relegada a una quinta posición, por detrás de otros riesgos globales, en una llamada de atención que se supone suscrita por los empresarios, banqueros, políticos y economistas que asistieron al foro. Leer más
Desde Bruselas, Jean-Louis se declara «vivamente interesado» acerca de esta frase sobre Apple en mi post de ayer: «[…] el ciclo de actualización es fundamental para su negocio: necesita que los consumidores renueven su iPhone con una frecuencia a la que tal vez no están dispuestos». Pide el lector que me extienda próximamente sobre el asunto. Con mucho gusto lo haré hoy mismo. He leído informes de analistas en los que se señala el alargamiento del ciclo de renovación del parque de smartphones. Según uno de ellos, en Estados Unidos se ha mantenido durante años en una media de 21,7 meses, pero en 2013 se habría estirado a 24 meses por lo menos.
El problema no es muy distinto del que en algún momento se ha planteado a la industria automovilística. En el caso de los móviles, puede haber varias razones. Una de ellas es el punto final de las subvenciones con las que los operadores soportaban – y aceleraban – la renovación de los terminales, en algún caso infringiendo su propia regla que en España se ha llamado compromiso de permanencia. La idea de la subvención buscaba asegurarse la fidelidad de los clientes y frenar las fugas estimuladas por la portabilidad. En consecuencia, el modelo de negocio ha dependido demasiado de la venta de terminales «aspiracionales», los mejores que cada usuario pudiera obtener de su operador, o del rival de su operador.
El segundo factor parece estar en la tecnología. Un smartphone de hoy ha alcanzado grados de sofisticación que no sólo superan las necesidades del usuario corriente, sino que se hace cada vez más difícil al fabricante mejorarla. Desde el embeleco de los procesadores con mayor número de núcleos a la promesa de las pantallas curvas, los motivos para cambiar de móvil se hacen menos compulsivos en la práctica. Según mi parecer, la industria ha alcanzado una meseta tecnológica; si realmente es así, ha de manifestarse como estancamiento de las ventas de modelos que nacen para reemplazar a otros no tan antiguos [ciclo de vida es una expresión equívoca] y en perfecto estado de uso, con el agravante de que ya no hay subvención que baje su precio final.
El iPhone es el más «aspiracional» de los smartphones del mercado, y pese a que Apple ha vuelto a batir récords de venta, es especialmente vulnerable al alargamiento del ciclo. Tiene muy calculados sus lanzamientos, pero en su catálogo sólo hay dos generaciones de un mismo modelo y sus precios no muy diferentes favorecen la elección del más reciente.
Por el lado de Google, el problema es un poco diferente: las dificultades constantes para convencer a los usuarios de Android de pasarse a la última versión del sistema operativo, son un obstáculo para las marcas asociadas, que tal vez preferirían un poco de estabilidad en lugar de fragmentación. Una consecuencia lateral es el descenso del precio medio, señal de cambios en el mix de productos de cada familia.
Los desarrolladores también cuentan en esta historia. Son proclives, como es lógico, a preferir el software más actualidado, que normalmente coincide con una evolución generacional del hardware. Si no hay nuevos smartphones que aporten mejoras sustanciales en la «experiencia de usuario», su negocio se resiente porque los consumidores se quedan quietos en lugar de seguir la curva de innovación.
No son ocurrencias mías, sino elementos que he recogido de varios analistas y de algún director de marketing sincero. Dicen estar convencidos de que 2014 será un año de relativa desaceleración en los mercados maduros y que la industria seguirá obsesionada por ganar cuota (o no perderla, según de quien se trate) en los emergentes. Desde luego, saldrán nuevos modelos cool este año, y continuará la expansión geográfica del smartphone, a costa de los móviles convencionales, pero en lo fundamental el ciclo se va a estirar. En mi interpretación del acuerdo sobre patentes que han firmado Google y Samsung, si los socios creyeran que tienen por delante un ciclo largo y ascendente, no tendría sentido. Con esta perorata espero haber acertado en la ampliación que pedía Jean-Louis.
Durante los pasados quince años, la estructura de las aplicaciones ha cambiado tanto, que las bases de datos relacionales han mostrado sus limitaciones en cuanto a performance para el tratamiento de grandes volúmenes de datos, y esa es la primera razón del auge que han alcanzado las bases de datos NoSQL, explica con paciencia pedagógica Ian Howells, director de marketing de CouchBase, en las oficinas que la compañía tiene en el centro financiero de San Francisco. Dentro de la familia NoSQL, CouchBase se distingue por su crecimiento rápido. Fundada en 2011, el año pasado ha multiplicado por cuatro su actividad, y declara tener más de 400 clientes con más de 10.000 nodos desplegados en producción. Leer más
1.000 millones. El titular venía rodado: es una cifra redonda, una frontera que la industria ansiaba cruzar. Por extraño que parezca, ha perdido de inmediato su importancia. Al pasar el listón de los 1.000 millones de unidades, los smartphones han creado una sensación incómoda. Sin duda, el 38,4% de crecimiento es impresionante, como lo fue el 44,1% del tránsito entre 2011 y 2012: en dos años, el mercado ha pasado de 494 a 1.004 millones de unidades. Atención: en el cuarto trimestre, fue del 24,2%. La industria se pregunta, con razón, si en 2014 podrá repetir el 38,4% del año pasado, y si en 2015 podrá vender 2.035 millones de unidades. ¿Ha llegado la desaceleración? La respuesta va por barrios. Leer más
La comparación entre Google y Facebook es un ejercicio que viene de lejos y de menos a más. Las dos compañías, «campeones juveniles» de Wall Street, presentaron sus resultados trimestrales la semana pasada, y una primera conclusión es que son trenes que van a un choque inevitable en la publicidad móvil. Una gracias a su control sobre Android, la otra gracias a que su base de usuarios sigue creciendo.
Empecemos por Google, la más antigua. Por mucho que sus cerebros se dediquen a pensar en coches, robots y wearables, a la hora de la verdad la compañía tiene que mostrar resultados basados en su negocio tradicional, en el que no le faltan retos. Google tiene que manejar con destreza la transición de una plataforma esencialmente para PC a un mundo en el que las aplicaciones y los modos de uso tienen lugar mayoritariamente en dispositivos móviles. Esa destreza es necesaria para contrarrestar la evidencia de que los anuncios en los móviles generan menos ingresos que en los PC.
En el cuarto trimestre, los ingresos de Google aumentaron un 22% sobre el mismo período de 2012 [15.707 millones de dólares] pero revelan una caída del 11% en el coste medio por clic, la métrica clave de su negocio, a pesar del incremento del 31% en el número de clics servidos. Al mismo tiempo, los costes de adquisición de tráfico – porcentaje de ingresos que Google comparte con sus partners – han subido un 7%, y representan el 24% del total ingresado. O sea que Google necesita afinar su modelo de negocio.
Por otro lado, salta a la vista el motivo por el que debía desprenderse lo antes posible de Motorola Mobility, y casi a cualquier precio. En realidad, de los 2.900 millones de dólares de la venta a Lenovo, sólo recibirá 600 millones en efectivo (el resto es un crédito de Google a tres años). En el trimestre, pese al éxito del Moto X, las ventas de Motorola [1.240 millones de dólares] cayeron un 18%, y las pérdidas subieron de 152 a 384 millones en comparación con los resultados del cuarto trimestre del 2012. Lo bueno para Nikesh Arora, chief business officer, es que, tras haber anunciado la venta 48 horas antes, no tuvo que soportar preguntas de los analistas sobre Motorola. Por esto, aunque los resultados se quedaron cortos ante las expectativas, la acción sigue subiendo y ya están en su máximo histórico.
Los resultados de Facebook han devuelto a los analistas a los días previos a la OPV de 2012. Contrariando los augurios acerca de la pérdida de interés por parte de los usuarios adolescentes, Facebook pudo presumir de un aumento del 63% en sus ingresos y del 800% en sus beneficios. Sí, es verdad que con 1.230 millones de usuarios ya no es tan fácil crecer en audiencia, pero la audiencia que tiene muestra una fidelidad a prueba de rumores tendenciosos: más del 61% de los usuarios usan Facebook al menos una vez al día.
Consecuencia: el ingreso por usuario ha vuelto a subir un 12% (un 35% en Europa). Lo más interesante, a efectos de compararla con Google, es que la publicidad móvil representa el 53% de los ingresos de Facebook, cuatro puntos más que en el tercer trimestre y más del doble que en el cuarto de 2012. La consultora eMarketer atribuye a Facebook el 18% de los 16.700 millones de recaudación publicitaria en móviles estimada en 2013, lo que la sitúa en segunda posición detrás de Google, que se lleva el 34%. O sea que entre los dos suman el 52%. ¿Qué dejan a los demás?
Para hoy está prevista una reunión del consejo de administración de Microsoft, que oficializará el nombramiento de Satya Nadella como sucesor de Steve Ballmer. Las fuentes del Wall Street Journal califican a Nadella como «la elección natural», por tratarse de un directivo con 22 años en la compañía y que dirige un área de negocio que genera dos tercios del beneficio bruto de Microsoft. Pido perdón por la osadía, pero no ha de haber sido tan «natural», si han tardado cinco meses en decidirse. Nadella recibe el mando de una compañía cuyos resultados son sanos, pero que tiene demasiados frentes calientes.
La otra parte de la noticia resulta más ardua de entender y explicar: los consejeros «pedirán» a Bill Gates que ceda su condición de chairman, siga como miembro del consejo y, al parecer por deseo expreso de Nadella, acepte ser su mentor estratégico con rango de asesor. Tiene sentido: la figura del CEO implica que una compañía como Microsoft debería poder dirigirse con (relativa) independencia de quien presida su consejo. Y en principio a ningún CEO debería gustarle tener un chairman mirando por encima de sus hombros.
Apunto la relatividad de las afirmaciones anteriores porque, seamos claros, Gates no es un chairman cualquiera sino el hombre que fundó la compañía hace 39 años y ha movido los hilos durante todo ese tiempo, incluyendo los 13 de Ballmer como CEO. Con el peso que le da su condición de primer accionista. En cualquier otro momento de esos 39 años, el desplazamiento del fundador hubiera sido entendido como un terremoto; ahora podría ser bendecido por los inversores: muchos en Wall Street consideran que es el primer obstáculo para que prospere el cambio de prisma que ellos defienden.
Sería, en cualquier caso, un acontecimiento histórico, la prueba de que Microsoft ha entrado en una radical transición. El papel de Bill Gates en la salida prematura de Ballmer no ha sido bien explicado, pero la bolsa se lo ha tomado bien. Habrá que estar atentos a la evolución bursátil en las próximas semanas. En lo inmediato, la designación de Nadella parece cosa hecha, pero el supuesto desplazamiento de Bill Gates podría ser sólo un rumor. En todo caso, su influencia intelectual no va a desaparecer, y quien ocupe su puesto tendrá una papeleta difícil en caso de discrepancia.
Si así fuera, sólo un miembro del actual consejo tiene background suficiente para el cargo de chairman: Jim Thompson, que es consejero desde 2012 y a quien ha tocado dirigir el proceso de selección del nuevo CEO. Thompson debe su reputación a los diez años en los que fue CEO de Symantec (1999 a 2009), pero antes de ocupar ese puesto había sido vicepresidente de IBM, como mano derecha de Louis Gerstner en la reinvención del ´gigante azul`.
Se apunta, seguro que con alguna intención, que Thompson vive en California [en verdad, Gates y Ballmer son los únicos consejeros residentes en Seattle] de lo que se deduce que el campus histórico de Microsoft perdería prerrogativas en favor del Silicon Valley [es curioso, porque Google ha instalado una sede en Seattle]. No es un detalle menor, porque se espera que 2014 sea el inicio de una reestructuración laboral, que empezaría por la ingesta y purga de 32.000 nuevos empleados que llegarán desde Nokia.
En pocos días, dos adquisiciones de empresas norteamericanas por Lenovo, que suman 5.200 millones de dólares – sacando a IBM y Google de sus inciertos callejones – han puesto los focos sobre China y su peso en la economía mundial. Sin sorpresa alguna, tras varios asaltos a la cumbre, Huawei ha conquistado el primer puesto en el ranking de proveedores de equipos de telecomunicaciones. Son sólo dos noticias en una semana, previa al inicio del nuevo año lunar. No es extraño que resurgieran viejos tópicos sobre la perspectiva de una industria china dominando por completo las industrias tecnológicas. Ha sido un tema de las sobremesas con directivos del sector en los últimos días. Leer más
Algo me habían dicho, pero no quise creerlo: no me gusta escribir en base a soplos y sobre soplos rumores. Ayer, decidí no mencionarlo siquiera como posible en mi newslette sobre el acuerdo de patentes entre Samsung y Google [¿o debería decir entre Google y Samsung?]. Pues era cierto. Ya lo sabe todo el mundo: Google ha vendido Motorola Mobility a Lenovo por 2.900 millones de dólares. ¿Cuánto? Es la misma empresa por la que Google pagó 12.500 millones en 2011; si calculamos – por lo bajo – que desde entonces ha desembolsado otros 2.000 millones a fondo perdido, al venderla por 2.900 millones tendría un impacto negativo de aproximadamente 10.000 millones de dólares. Ya lo sabremos cuando proceda una amortización en libros.
Motorola Mobility sólo ha sido sostenible gracias a la riqueza de las arcas de Google. Se ha comentado mucho que el verdadero interés de esta eran las patentes, pero ¿vale 10.000 millones la cartera de Motorola? Si lo que pretendía, que también, era contrarrestar las ambiciones de Samsung, único representante de Android capaz de plantar cara a Apple, el acuerdo que comentaba ayer revelaría que esa fase ha concluído. El potencial de La plataforma Android, disperso entre decenas de marcas, se concentra realmente en unas pocas, y dos de ellas son chinas. A primera vista, sólo Huawei y Lenovo podrían rivalizar con Samsung en ese papel de competidores de Apple.
Veamos ahora lo que atrae a Lenovo en la multimillonaria transacción. Si lo que busca es la marca Motorola – compartida con la otra rama surgida de la antigua compañía de ese nombre – que se supone es popular en EEUU, la verdad es que el precio sería exagerado, pero bien podría mantenerla en el mismo plano que asignó a Thinkpad tras la operación del 2005 con IBM. ¿Cuota de mercado? Poco porcentaje puede aportarle hoy la empresa que inventó el teléfono móvil. ¿O acaso son las patentes? La mayoría se las queda Google, aunque Lenovo tendrá derecho preferente de uso, junto con Samsung. ¿Talento? Sí, hay muchos ingenieros de gran valía en los restos de la vieja Motorola, concentrados en el hermético ATAP Group (Advanced Technology and Projects), y junto con su dominio de la cadena de suministros pueden ser un arma muy potente.
Todo sumado, lo anterior podría justificar la apuesta de Lenovo. Cuentan que los contactos entre ambas empresas son antiguos, que a mediados del 2012 Yang Yuanqing, CEO de Lenovo, habría dicho a Eric Schmidt que si un día Google se arrepentía de la compra de Motorola, le llamara. Y Schmidt, dicen, le llamó en noviembre, tras saber del fracaso de las conversaciones en las que Lenovo consideró la compra de BlackBerry. Se non é vero, é ben trovato.
Por tratarse de la segunda compra que Lenovo cierra en EEUU en un mes, y la mayor que una empresa china haya hecho nunca en el sector tecnológico, han saltado muchas alarmas. Quien más debería preocuparse es Samsung , que ahora tendrá un rival de máximo peligro dentro de la galaxia Android, justo en el momento en que sus propias ventas de smartphones parecen tocar techo. Ya está servido uno de los temas estrella del Mobile World Congress; llegado el momento volveré sobre el asunto. De momento.