3Jun

3/06/2014

Durante años, Microsoft ha promovido su software Dynamics CRM (primero producto, luego servicio) como «la» alternativa al CRM de Salesforce, pero no pudo debilitar el liderazgo de este. Durante años, el fundador de Salesforce, Marc Benioff, ha lanzado su artillería verbal contra Microsoft: en setiembre, escribió un tuit en el que recomendaba a su competidor el regreso de Bill Gates para resetear la compañía, única solución al «desastre completo» que dejaba Steve Ballmer, que acababa de anunciar su retirada.

Con esos antecedentes, causa perplejidad ver a Benioff junto a Satya Nadella, los dos sonrientes, anunciando un nuevo espíritu de cooperación entre las dos empresas. Si lo pienso dos veces, no es tan raro: lo que está haciendo Nadella es resetear Microsoft. Hace casi un año, Benioff anunciaba un acuerdo con su antiguo empleador y permanente adversario Larry Ellison. En aquel momento interpreté la ceremonia como un signo de debilidad de Oracle, pero luego he podido ver algunas costuras mal hilvanadas de Salesforce y he comprendido que la debilidad era recíproca.

Algo así ocurre ahora entre Microsoft y Salesforce. El anuncio indica que las aplicaciones CRM de la segunda van a estar disponibles en dispositivos Windows 8.1 y Windows Phone, y que se integrarán con Office y Office 365. Pero Benioff ha precisado que no está decidido, por ahora, que sus aplicaciones y servicios estén disponibles en Azure. Por el momento, Heroku, la plataforma de Salesforce corre sólo sobre Amazon Web Services, y esto no va a cambiar a corto plazo. Por cierto, Dynamics CRM tampoco está disponible en Azure, aunque puede correr en una máquina virtual sobre Windows Server en la plataforma cloud de Microsoft.

Otra noticia concomitante es el acuerdo alcanzado entre Microsoft y SAP para que varias aplicaciones de la compañía alemana – Business Suite y su para ERP Business All-in-One – estén soportadas sobre Azure. Otro producto de SAP incluído en el trato es la herramienta de desarrollo para móviles – una herencia de la compra de Sybase – que será certificada para la plataforma de Microsoft. Pero me parece que lo más interesante del anuncio es la edición para desarrolladores de la base de datos en memoria HANA – de momento sólo para prototipos, no como base de datos pura – un ciclo que repite el que SAP ha seguido con AWS.

A diferencia del caso Salesforce, la cooperación entre Microsoft y SAP es antigua y cordial, pero la realidad es que HANA se ha certificado antes para Amazon que para Azure. No sé si en este cambio de actitud ha tenido algo que ver la aproximación reciente entre Microsoft y Oracle, pero en todo caso la estrategia cloud de SAP está mostrando síntomas de menos ingenuidad. Estas noticias, creo yo, se inscriben en una tendencia que merecería ser tratada con detenimiento: la ´cloudización` de las aplicaciones para empresas requiere que estén disponibles en varias plataformas, porque a los clientes no les gusta sentir que están obligados a un proveedor único.

2Jun

2/06/2014

Google ha optado por no resistir la sentencia (no podría, porque no es recurrible) ni tergiversar su cumplimiento (no sería la primera vez). O sea que en pocos días ha puesto en marcha un procedimiento para que los usuarios europeos puedan ejercer el «derecho al olvido» solicitando la eliminación de enlaces con informaciones publicadas que consideren perjudiciales o desactualizadas. Pero no por ello se ha acallado la polémica ni se agotan las ramificaciones del caso.

Larry Page ha dado la cara personalmente para explicar el razonamiento de Google. Eric Schmidt, beligerante habitual en estas cuestiones, no ha aparecido en escena, por ahora. «Están en juego cuestiones muy amplias que debemos valorar – ha dicho Page – porque siempre puedes estar haciendo daño a alguien, y nadie tiene derechos absolutos para hacer lo que sea». Nadie negará que este pragmatismo reflexivo es un cambio de tono. Pero algo conocido subyace en estas palabras apaciguadoras.

La frase de Page que me ha llamado la atención es la siguiente: «estamos intentando razonar como europeos, tenemos que pensar estas cuestiones dentro del contexto europeo». Esta voluntad sobrevenida no es retórica: responde al hecho de que el acuerdo al que en febrero llegaron los abogados de Google con la Comisión Europea no está todavía aprobado oficialmente, y mientras tanto las circunstancias han cambiado. En la inminencia de cambio de la CE, tras las elecciones del día 25, han aflorado presiones para que la propuesta sea rechazada.

Joaquín Almunia, vicepresidente de la CE y responsable de la cartera de Competencia, que inicialmente había bendecido el acuerdo, ha modulado su punto de vista: «si, una vez oídas las opiniones de terceros, llegáramos a la conclusión de que las propuestas que tenemos sobre la mesa no son suficientes, deberíamos decidir qué pasos dar al respecto». Viviane Reding, comisaria europea de Justicia, ha dicho que la propuesta es «por ahora, un paso en la buena dirección». Si estas palabras significan lo que parece, podrían llevar a una excepcional marcha atrás en una fase en la que la Comisión está en funciones. Y la composición del nuevo parlamento no será más propicia para Google.

Extraoficialmente, funcionarios de Bruselas han sugerido que algunos de los elementos de la propuesta «voluntaria» presentada por Google [destinar espacio a los competidores en la presentación de resultados de las búsquedas comerciales] debería ser «revisitada». Aunque su lista no ha sido la más votada, Martin Schulz, candidato socialdemócrata a presidir la próxima CE, dijo en campaña que «nadie discute que Google ejerce un monopolio de facto, por lo que es necesario que se le apliquen los instrumentos de defensa de la competencia»

En los últimos días, el ministro de Economía francés, Arnaud Montebourg, ha dicho que, tal como está redactado, no protege suficientemente los intereses de las empresas europeas: «no queremos convertirnos en una colonia digital de los gigantes globales de Internet». Su colega alemán, Sigmar Gabriel, ha insinuado en una entrevista al Frankfurter Allgemeine, que Google debería ser regulada con criterios análogos a los que se aplican a los operadores de telecomunicaciones, para evitar que abuse de su posición dominante. Una posibilidad que, irónicamente, no disgustaría a los operadores.

Los adversarios de Google argumentan que la propuesta no impedirá que promueva sus propios servicios en detrimento de los competidores. En particular, objetan el mecanismo de subasta por el que deberían pujar para fijar el precio del espacio que Google les dejaría en su página de resultados. El regulador alemán de la competencia, Bundeskartellamt, ha recibido el encargo del gobierno de llevar a cabo un análisis del acuerdo nonato entre Google y Almunia. En Francia se espera que la Autorité de la Concurrence abra un procedimiento de consulta sobre las consecuencias eventuales de un acuerdo.

Aparentemente, privacidad y competencia serían materias con poca relación entre sí, pero en este caso confluyen en una empresa que se ha asignado como misión «organizar toda la información del mundo para hacerla universalmente accesible y útil». Bien hace Larry Page en preguntarse cómo piensan los europeos, porque en algún momento, las reglas que rigen la actividad de Google deberían tender a unificarse globalmente, y lo más probable es que sea su favor. De momento, el «derecho al olvido» regirá sólo en las versiones europeas del buscador, pero los enlaces cuestionados seguirán inalterados en google.com.

El mercado de PC recupera el pulso (y 2)

2/06/2014

Se veía venir, y así quedó escrito en este blog al comentar los resultados del mercado español de PC en 2013. El año acabó con una caída del 24,0% que en el último trimestre se había moderado a sólo el 7,2%. Se esperaba una reacción de la demanda, y así ha sido: el primer trimestre de 2014 ha cerrado un crecimiento superior al que vendedores y analistas esperaban: un 15,1% de incremento en los despachos rompe drásticamente la curva. A estas alturas, parece posible que 2014 se cierre con saldo positivo, en lugar del que pronosticaba IDC hace sólo unos meses. A estas alturas, sin embargo, parece imposible un retorno a los números de hace dos, tres o más años. Los buenos tiempos no volverán, y la industria lo sabe. Leer más

30May

30/05/2014

Decididamente, Satya Nadella ha traído un nuevo talante a Microsoft. Desde que hace tres meses sustituyó como CEO a Steve Ballmer, ha ido dosificando con frases y apariciones públicas un cambio de estilo personal y un ajuste fino de la estrategia heredada. Esta semana acudió a la conferencia de Re/Code donde fue entrevistado por Walt Mossberg y Kara Swisher. De las transcripciones he rescatado varias perlas.

La más categórica: «estamos en el comienzo de la era del post-post-PC […] hemos marcado algunas tendencias y nos hemos perdido otras «. La más sabrosa fue su reafirmación de que Microsoft es una empresa de software destinado a múltiples plataformas. Puede parecer obvio, pero es una manera, la suya, de apartarse sutilmente de la consigna ´services and devices` que le dejó como legado su antecesor. Y de subrayar que Windows no es el centro de todo para Microsoft

No se interprete como una marcha atrás: «el software es nuestra experiencia más dúctil, la gran fuerza de Microsoft, pero por sí solo no es suficiente; de vez en cuando necesitamos crear dispositivos […] diseños de referencia que requieren inversiones por parte de nuestros OEM». Con este matiz, que es más que un matiz: «el software de Microsoft tiene que estar disponible en todos los dispositivos». Propios y ajenos, no sólo los que corren Windows. La introducción de Office para el iPad es una señal: «Haremos más cosas en otras plataformas, si pensamos que aportan más usos a nuestro software»

La única pregunta que rehusó responder fue la referida a su supuesta oposición a la adquisición de Nokia, pero dejó en el ambiente la impresión de que, cualquiera fuera entonces su opinión, apechugará con las consecuencias. Añadió «no vamos a competir con nuestros OEM», a lo que Mossberg percutió «ellos piensan lo contrario». Así fue el diálogo: [Nadella] «el ecosistema del PC necesita innovación en aplicaciones, en plataformas y en hardware». [Mossberg] «¿acaso no innovan Acer o Dell?». [Nadella] «pueden innovar, y lo hacen, pero no es un juego de suma cero».

Corrigió una pregunta sobre ´Windows Azure` precisando que su nombre actual es Microsoft Azure: «queríamos dar una señal de cambio» y dijo más: entre el 15 y el 20 por ciento de Azure está basado en Linux.

Desde hace tiempo, se atribuye a Yahoo insatisfacción con los resultados de su acuerdo con Microsoft, por el que Bing es su buscador común hasta 2020. Nadella dejó claras tres cosas: 1) que Microsoft está satisfecha con el acuerdo, 2) que no abandonará el mercado de las búsquedas y 3) que en su estrategia, Bing es mucho más que un buscador.

Kara Swisher, más incisiva que Mossberg, le preguntó por los competidores, empezando por Google, y sin alterarse (como hubiera hecho Ballmer) respondió «la competencia no mata […] vivimos en un mundo en el que la gente puede elegir». Vale pero, ¿qué dijo de Google? Que ha hablado con Larry Page, que es una gran compañía, y que las diferencias no son tecnológicas sino de modelos de negocio […] no todo puede encajar en un modelo financiado por la publicidad, y para nosotros es importante el equilibrio». Por cierto, también ha llamado a Tim Cook y a Jeff Bezos.

Se puede ver en vídeo el tramo de la entrevista en el que Kara Swisher le preguntó por el papel de Bill Gates. «Dedica mucho tiempo a la reinvención de Office. Como fundador, tiene una capacidad de galvanizar a las personas que ningún CEO podría emular […] pero que no haya confusión: el jefe soy yo, y Bill es de gran ayuda».

Para mi gusto, la frase de Nadella que mejor expresa el cambio de talante (¿o de rasante?) es esta: «se necesita tener mucha paciencia, y la dosis justa de impaciencia».

29May

29/05/2014

La informática francesa pasa por una fiebre de fusiones. Ansiosa por ocupar un asiento de primera clase en el mercado europeo de cloud computing y big data, la compañía de servicios francesa Atos ha presentado una oferta de compra por su compatriota Bull, a la que asigna un valor de 620 millones de euros. Esta es su segunda iniciativa de los últimos tiempos: Steria, otra SSII [así llaman en Francia a las compañías de servicios TI] ha rechazado una oferta de Atos, prefiriendo fusionarse con Sopra, una boda «más equilibrada».

El muñidor de estos movimientos es Thierry Breton, CEO de Atos y consumado especialista en reflotar empresas problemáticas: ocupó el mismo cargo en Bull de 1994 a 1997, y presidió sucesivamente Thomson y France Télécom antes de convertirse en ministro de Finanzas bajo la presidencia de Jacques Chirac. A su regreso a la esfera privada, fue escogido para presidir Atos, financieramente sana pero con urgencia de reducir el peso que en su negocio tiene el outsourcing. La combinación con Bull escalaría la facturación conjunta hasta casi 10.000 millones de euros, y potencialmente abriría las puertas de tres áreas en rápido ascenso: cloud, big data y seguridad. Según Breton, el objetivo es llegar a ser el primer proveedor europeo en estos segmentos.

La oferta tiene buenas posibilidades de ser aceptada. Atos se ha asegurado el apoyo del 24% en manos de inversores vinculados al actual CEO de Bull, Philippe Vannier, y confía en el consentimiento de Orange (8%) y de una sociedad instrumental del gobierno francés (5%). Con estos porcentajes, tendría fácil convencer al resto de los accionistas, a los que ofrece pagar nueve veces el ebitda de 2013.

La idea de Breton no se limita a transformar Atos, sino que busca restaurar la potencia que en otros tiempos tuvo Francia en un mercado que entretanto ha dado varias vueltas sobre sí mismo. «Tener masa crítica es esencial para nuestra vocación de liderazgo en un mercado abocado a fuerte crecimiento», presumió en declaraciones que publica el diario económico Les Echos. Sebastian Lamour, analista de IDC en Francia, lo explica más llanamente: «todos aquellos que pesan en el mercado de cloud, como IBM, Amazon y Google, cuentan con infraestructuras propias en Europa, activos esenciales para diferenciarse en un mercado para el que no están adaptadas las capacidades convencionales de Atos».

Más allá de las frases de intenciones, la experiencia de Bull en los sistemas de alta performance puede ser importante para competir en Big Data y así evitar la fuga de clientes en la banca y el retail (un gran cliente de Atos es Carrefour]. La compañía fusionada crearía una división especializada, dirigida por Vannier, que también se ocuparía del negocio de seguridad.

En principio, la marca Bull seguiría viva, y se promete que no habrá despidos entre los 18.000 empleados que las dos partes suman en Francia. Se estima en unos 80 millones de euros las sinergias de costes, sobre todo fuera del país. Tras completar la digestión de la rama informática de Siemens, adquirida en 2010, Breton cree ha llegado el momento de iniciar otra fase de crecimiento.

Para quienes, como yo mismo, hemos conocido Bull treinta años atrás, esta operación activa la memoria. La original Compagnie des Machines Bull fue el primer competidor de IBM en Europa, pero periódicamente hubo de ser rescatada con la entrada de socios industriales (General Electric y Honeywell en distintas fases) y del estado francés. El presidente de Gaulle quiso apoyarse en ella para lanzar el Plan Calcul, respuesta a la hegemonía de EEUU, y tardíamente intentó una alianza europea fallida con Siemens y Philips. Nacionalizada en 1982 por Mitterrand al borde de la quiebra, volvió a ser privatizada en 1994, con Thierry Breton en la presidencia. Curiosa voltereta del destino.

Big Data en la agenda de POTUS

29/05/2014

La tecnología no es buena ni mala… ni neutral. Es inevitable. Algunas, como Big Data, tienen serias implicaciones sobre las vidas de los ciudadanos. El escándalo sobre la violación de comunicaciones electrónicas por parte de la NSA han trasladado a la sociedad una sensación de impotencia ante los poderes públicos, agudizando el debate sobre los beneficios y los riesgos de unas tecnologías capaces de encontrar la aguja deseada en el inmenso pajar de los datos. El informeBig Data: Seizing Opportunities, Preserving Values, elaborado por la Oficina Ejecutiva de la Casa Blanca, permite contrastar cómo la administración de EEUU se plantea equilibrar la balanza entre privacidad e información. Leer más

28May

28/05/2014

Uno de los mensajes que he recibido esta semana es insólito. No por su contenido, sino por su procedencia. Un suscriptor de la primera hora, que ha optado por gastarse el finiquito viajando, me escribe para asegurar que sigue leyendo mi newsletter diariamente. Lo insólito, digo, es que me escribe viajando en el Transiberiano, a la altura del lago Baikal. «Como son muchas horas de tren, aprovecho para leer a Piketty, que has comentado estos días, y las controversias en el FT y The Economist. Creo que voy más o menos como tú, en mi caso la página 380 del libro electrónico en la versión francesa, que tiene 1.400″. Fantástica coincidencia. Hoy no me ocuparé de Piketty, sino de otro protagonista habitual de este blog, Apple.

El lunes abrirá en San Francisco su conferencia anual de desarrolladores (WWDC), y desde hace semanas circulan rumores sobre los que la compañía, con muy buen sentido, no deja escapar ni un suspiro. El más verosímil ha saltado esta semana, y anticipa el anuncio de un software que transformaría el iPhone en mando remoto para controlar las luces, los sistemas de seguridad y los aparatos domésticos, un paso hacia el hogar ´inteligente` o conectado, un poco en la línea de CarPlay, su propuesta para añadir ´inteligencia` al coche conectado. Con esta propuesta, servida en bandeja a los desarrolladores de aplicaciones, Apple se cruza en las intenciones de Google – que para eso compró Nest Labs – y Samsung, que lleva años predicando los electrodomésticos ´inteligentes`.

Lo socorrido del adjetivo smart no debería llamar a engaño. Si el rumor – de un cronista fiable: Tim Bradshaw, corresponsal del Financial Times en la costa oeste – se confirmase, la novedad no sería en realidad otra cosa que una extensión del sistema operativo iOS, que materialmente dependerá del cálculo que hagan los desarrolladores. Porque, como ha escrito un analista estos días, el concepto de smart home no tiene de entrada una demanda orgánica: «resuelve problemas que no son apremiantes para los usuarios; cuando alguien se asusta por la factura de la compañía eléctrica, su primera reacción es apagar luces y desconectar artefactos, no descargar una app«. Lo que vendría a confirmar que el advenimiento del Internet de las Cosas – del que el hogar ´inteligente` sería un subconjunto – depende más de la presión de la oferta que de una demanda insatisfecha.

De ser cierta, la iniciativa de Apple tendría lógica: su smartphone no es el más vendido, pero le garantiza una audiencia fiel, a la que podría vender otras soluciones, capaces de cohesionar una constelación de partners. Una ventaja adicional sería la base instalada de 14 millones de su smart hub Apple TV, pieza discreta pero clave para el hogar ´inteligente`. Nest Labs (ahora propiedad de Google) vende 100.000 termostatos por mes. En la comparación, Apple saldría ganando porque el carácter cerrado de la plataforma de Apple ofrece a los usuarios más tranquilidad que la de su competidor en materias tan sensibles como la privacidad y la seguridad. Por otra parte, iOS 7 ya es un sistema operativo de 64 bits, un exceso para las aplicaciones corrientes del iPhone, y es obvio que iOS8 también lo será.

Me cuenta Mario Kotler que en el Silicon Valley aventuran otras noticias, como cambios en OSX para reforzar la posición de Mac, algo alicaída últimamente. Por mi parte, a riesgo de equivocarme, interpreto que Tim Cook y su equipo no van a anunciar un nuevo hardware, ni desde luego el tan mentado iWatch: las ventas de otros wearables como el Galaxy Gear de Samsung, no despegan, por lo que Apple no tiene motivos para darse prisa. Más bien, preferirá seguir extendiendo el ámbito de su software, con lo que supone revitalizaría las ventas del iPhone 5S en los mercados saturados. No veo razones para que altere el ciclo de renovación de su oferta: software en junio, iPhone en setiembre, iPad en octubre. Es curioso que una empresa tan poco transparente pueda al mismo tiempo resultar (o a mí me lo parece) predecible.

Fujitsu contra el síndrome de Diógenes

28/05/2014

Fujitsu Tecnology Solutions ha presentado en España su plataforma Eternus CS VINS para aplicaciones de big data y archivos de gran volumen asociadas a una simplificación del análisis que, según Fernando Ibañez, director de desarrollo de negocio de la filial española, permite consolidar la información empresarial y optimizar la toma de decisiones. «El ritmo de crecimiento de la información, exponencial y explosivo, podría ser la fuente de una suerte de Síndrome de Diógenes» [patología que se caracteriza por la acumulación de trastos inservibles más allá de su utilidad] frente al cual hay que diseñar nuevas soluciones de archivo que permitan reutilizar los datos sin tener que eliminarlos. Leer más

27May

27/05/2014

¿Es Amazon un monopolio? Con la ley en la mano, puede que no. Pero actúa con la rudeza de los monopolios, sin que las autoridades se tomen las molestias de investigar sus prácticas. El año pasado, Apple y los cinco mayores editores de EEUU fueron condenados por «conspirar para fijar el precio de las cosas», tras probarse que el cambio por un modelo de ´agencia` (en el que el editor fija el precio orientativo, y el distribuidor regula el suyo en virtud de la demanda) había sido tramado en una serie de reuniones clandestinas.

El tribunal desestimó el argumento de la defensa según el cual era una táctica forzada por la necesidad de responder a los abusos monopólicos de Amazon. Dice la sentencia: «la alegaciones de violación de la ley antitrust por otra compañía no pueden ser excusas para incurrir a su vez en violación de la ley». Precisamente esta semana empezará la vista de la apelación de Apple.

Cuando Jeff Bezos fundó Amazon a mediados de los 90 los editores celebraron su llegada como contrapeso al poder que ejercían las grandes cadenas de librerías. Inicialmente, Bezos se conformó con firmar acuerdos en términos aceptables para la otra parte. A medida que fue acumulando poder de mercado, su actitud cambió, y los libros pasaron a ser un renglón más en su negocio. Durante años, la industria del libro se dejó engatusar por temor a que pudiera ocurrirle lo mismo que a las discográficas con Apple. Y así fue. Las relaciones se agriaron poco a poco: en 2010, en medio de una negociación con Macmillan, Amazon retiró el botón buy los libros de esta editorial que aparecían en su catálogo. Macmillan acabó cediendo.

Últimamente, el afectado es Hachette: los libros de su catálogo se despachan con insólita demora, y los nuevos no se pueden reservar por anticipado: una víctima propiciatoria es Gusano de seda, la nueva novela de J.K. Rowling (firmada con el seudónimo Robert Galbraith para desmarcarse de la saga de Harry Potter). Otra, curiosamente, es el libro en el que Brad Stone traza una historia crítica de las maniobras de Jeff Bezos, a quien unos rinden culto y otros detestan.

La disputa se refiere a la venta de libros físicos – el editor alemán Bonnier Group sufre idéntica táctica – pero no son el verdadero objetivo de la batalla: lo que Amazon busca es acentuar su control sobre el mercado de e-books. Es, de lejos, el mayor vendedor en este formato [el 67% del mercado americano en 2013] y pretende usar esa palanca para imponer a los editores condiciones más duras. Ha empezado por Hachette, pero podría ser cualquier otro, y a su debido tiempo así será.

Eliminar el botón que permite reservar un libro de próxima aparición es sólo una de las tácticas empleadas. Otra consiste en elevar el precio mediante la exclusión de las obras de un editor de las promociones y descuentos, también se puede – y se hace – recomendar alternativas de lectura. Cuando una empresa vende una determinada mercancía a pérdida, no lo hace para competir sino para destruir a su competidor o para poner de rodillas a su proveedor. La popularidad del Kindle – que se vende por debajo de su coste – forma parte del arsenal de la guerra sucia.

A menos que intervengan las autoridades, o se presente una demanda judicial, todo indica que las partes van a seguir negociando. Quienes no tienen capacidad alguna de negociación son los autores de los libros, que han quedado atrapados entre dos fuegos: les viene muy bien la existencia de Amazon, pero no pueden renunciar al papel de los editores, salvo en las fantasías de los que postulan un futuro de autoedición. Los libreros, por su parte, están abocados al cierre. Algunos lo llaman innovación en los modelos de negocio.


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