10Mar

10/03/2015

«Aspiracional» ha sido el adjetivo [no registrado en el DRAE] que más comúnmente se ha empleado para definir los productos de Apple. El Watch, presentado ayer en San Francisco sería un punto culminante de esa actitud. A diferencia de otros gadgets de la marca, concebidos de uno en uno y en versiones únicas, el Watch es un catálogo en sí mismo: tres versiones, once carcasas y dos tamaños. Su precio va desde los 349 dólares el más barato – Sport – a 10.000 dólares el de lujo.

Una cuestión que traía de cabeza a los analistas de mercado ha quedado desvelada: el smartwatch de Apple no es autónomo, sino que funciona asociado al iPhone a través de Bluetooth o WiFi. Se discutirá si esta condición permite afirmar que se trata de una nueva categoría o un apéndice para sacar más beneficio del principal y más rentable producto de la marca. Lo que no se podrá discutir es que, precisamente por esa circunstancia, nace con un mercado potencial ansioso.

Sus funciones impresionan: se puede activar por voz mediante el asistente Siri, y permite recibir todas las notificaciones transferidas desde el iPhone así como operar con el sistema de pagos ApplePay. Un analista escéptico había escrito la semana pasada: «desde el anuncio de septiembre, Apple ni siquiera se ha molestado en explicarnos qué razones harían que los consumidores deseen un Watch». Por fin se sabe: para añadir prestaciones complementarias al iPhone, confirmado así como el centro de gravedad de toda la estrategia de Apple.

Se ha hablado mucho del interés manifiesto de Apple en que este nuevo producto sea su puerta de acceso al mercado de la moda, estrategia que el pasado fin de semana defendía Jonathan Ive, jefe máximo de diseño desde los tiempos de Steve Jobs. El marketing ha hecho todo lo necesario para reforzar esa imagen fashion [verbigracia, el número de Vogue de este mes]. Con la aparición del Watch serán necesarios cambios en la línea comercial de Apple: por ahora, su venta estará limitada a las tiendas propias de la compañía en nueve países (no en España). Aparte, se dispondrá de áreas exclusivas en ciertas tiendas para clientes de altos vuelos.

El encaje exacto del Watch en la estrategia de Apple ya ha dado lugar a reflexiones que se van a multiplicar en los próximos meses. ¿Ha ido Tim Cook más allá de lo que había imaginado Steve Jobs? ¿Está decidido a convertir Apple en una lifestyle company con una esfera propia?

Horace Dediu, un analista cuya afinidad con Apple resultar a veces irritante, escribe que «tratar de comprender las intenciones de Apple es un ejercicio fútil, porque esta no compite en los mercados existentes sino que crea nuevos mercados». Aplicado al Watch, el razonamiento explica que la segmentación en términos clásicos del mercado al que presuntamente se dirige la novedad es irrelevante, porque cada segmento conocido está definido por un producto existente: «sería un error equivalente al cometido en 2007 por quienes clasificaron el iPhone adscribiéndolo al segmento de móviles tal como era entonces».

Por si los lectores de su blog no le hubiéramos entendido, Dediu recuerda que las tabletas existían, en medio de una indiferencia general, desde mucho antes de que Apple ideara el iPad, pero en la práctica este creó un mercado nuevo transformando una categoría existente. Su conclusión es que no deberíamos ver al Watch como competidor en el mismo mercado que los relojes suizos de primeras marcas ni tampoco en el de los wearables corrientes.

El ciclo de vida de un reloj de lujo es de una decena de años y, en realidad, el tiempo le añade valor. Esto no puede replicarse en el caso del Watch, que como todo gadget electrónico será obsoleto dentro de dos o tres años. Por no hablar de la corta paciencia demostrada por los usuarios de smartwatches basados en Android. A saber cuánto tardará Samsung en dar la réplica a su contumaz enemigo.

Samsung y HTC lideran el desfile del 2015

9/03/2015

La intención irónica del titular que encabezaba la crónica de hace una semana se ha confirmado: lo más notable del Mobile World Congress no han sido los móviles, pero los pocos que se han presentado en Barcelona podrían servir como diapasón de la música que este año tocará el mercado. Marcas de smartphones que en años recientes han tratado de diferenciarse a través del software y los servicios, claves de la ´experiencia de usuario`, han vuelto a dar primacía al diseño y las especificaciones como factores distintivos. La brecha entre los modelos premium y la extensa gama media se ensancha, pero hubo pocas audacias, de cara a un año que se anuncia más táctico que estratégico. Leer más

4Mar

4/03/2015

Una vez más, la imagen más publicada del Mobile World Congress ha sido una foto de Mark Zuckerberg. El año pasado el fundador de Facebook se ganó las portadas gracias a la compra de WhatsApp , y las de 2015 con una frase: “si Internet funciona es porque hay unos operadores […] y que la única forma de ir más allá de sus límites es involucrándolos”.

Me parece por lo menos prematura la conclusión publicada de que con esa frase Zuckerberg ha dado un giro apaciguador en sus relaciones con los operadores. Pero es un hecho que ya ha convencido a tres – Telenor, Millicon y Airtel – con activos en los seis países de Asia, América Latina y África donde ha lanzado Internet.org, un proyecto de largo alcance y elevado coste con el que pretende extender el alcance de la web a las zonas desfavorecidas del planeta a las que no llega por razones geográficas, técnicas o económicas. Esos tres operadores han accedido a dar a sus clientes de esos seis países acceso gratuito a la aplicación desarrollada por Facebook que permite una navegación por contenidos básicos de interés local o comunitario.

En otro párrafo de su intervención, Zuckerberg aludió a la fábula de la bella y la bestia: Facebook ha desempeñado hasta ahora el papel de bestia, pero ha llegado el momento – dijo – de que “la bestia se humanice”.

Ayer por la mañana tuve ocasión de participar de un encuentro con Chris Daniels y Javier Oliván, a quienes Zuckerberg ha confiado la dirección del proyecto Internet.org. Ya tocará escribir una crónica de este briefing, pero me quedó clarísimo que para alcanzar la dimensión que Zuckerberg desea dar a su idea, en número de países y de usuarios potenciales, resulta indispensable contar con la complicidad de los operadores.

Esta expresión de buena voluntad no evitó que el CEO de Telenor y actual presidente de la GSMA, Jon Fredrik Baksaas, reprochara en público a Zuckerberg por la compra de WhatsApp – que, de hecho, no podría sostenerse si no fuera por Facebook – ha destruido el negocio de mensajería de los operadores. Más tibio, el CEO de Airtel reconoció que Facebook ha sido un factor por el que su compañía ha reclutado más usuarios en África.

El primer día del MWC2015 se caracterizó también por un tono conciliador que no era habitual en las intervenciones de Google ante esta audiencia. En lugar de la agresividad que suele gastar Eric Schmidt en estas ocasiones, la compañía bajó el listón y envió a su director de asuntos públicos, Theo Bertram, con una rama de olivo. El CEO de Telefónica, César Alierta, secundado por su colega de Deutsche Telekom, Tim Hottges, repitieron el argumento de que la regulación europea debe marcar unas reglas de juego que preserven la equidad entre operadores y over-the-top. No hay que olvidar que Google tiene una delicada papeleta en sus relaciones con la Comisión Europea.

El más conciliador entre los directivos europeos ha sido Stéphane Richard, CEO de Orange, quien el lunes volvió a reunirse con Zuckerberg y por esta razón llegó tarde a una cena con periodistas [y con la barba crecida, el comentario frívolo]. Este anecdotario del Mobile World Congress ¿qué significa? Que las OTT han logrado condicionar la discusión sobre el rumbo de Internet. Lo han hecho evitando la confrontación y ofreciendo colaboración [el contexto del debate sobre la neutralidad en la red sin duda ayuda a que así sea]. Dicho de otro modo, los operadores han perdido la iniciativa. Continuará

Neutralidad imposible pero ineludible

3/03/2015

Neutralidad [del latín neuter: ni lo uno ni lo otro] es un desideratum inalcanzable. La neutralidad de la red (o ´en` la red) arrastra años de discusiones, con enormes intereses en juego que hacen ilusoria la equidistancia. De hecho, la decisión aprobada por la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) de Estados Unidos, no dice que las redes tengan que ser neutrales, sino abiertas. La Open Internet Order nacería para regular los servicios de banda ancha con los criterios que se aplican a la provisión del servicio telefónico. Su principio básico es: todos los paquetes de datos que circulan por Internet recibiran el mismo tratamiento, sin discriminación por su contenido, destino o fuente. Leer más

Sí, en el Mobile Congress también habrá móviles

2/03/2015

Al Mobile World Congress, que se abre hoy en Barcelona, el nombre se le ha quedado pequeño. Cuando llegó la organización GSMA cambió Cannes por Barcelona, era una feria de teléfonos móviles, que todavía no presumían de inteligencia. Había marcas europeas de las que no queda ninguna. Las compañías chinas venían a aprender. Desde entonces, se ha convertido en el mayor foro de discusión sobre una industria polifacética, que gusta hablar de movilidad más que de móviles. Con el consiguiente riesgo de gigantismo. Habrá cronistas que buscarán frenéticamente el móvil más chulo o la aplicación más atractiva, y no faltará quien quiera colarse en una fiesta a la que acudirá, supuestamente, Mark Zuckerberg. Leer más

2Mar

2/03/2015

Todo está dicho, aparentemente. La continua aparición de estudios sobre el sector de las telecomunicaciones puede dar la impresión de que ningún juicio es original. Y sin embargo, todos aportan enfoques diferentes. Es el caso del informe Tendencias en Telecomunicaciones 2015, elaborado por la consultora Strategy& [antes Booz & Co, integrada desde el año pasado en PwC] y publicado oportunamente, en vísperas del Mobile World Congress de esta semana.

Sus autores presumen de haber anticipado tendencias, como la llevara y traída convergencia de 1.409 players, Europa ha bajado a 959 en pocos años. Con este mérito en la mochila, Strategy& identifica cuatro grandes corrientes que van a determinar el estatus del sector de las telecos: 1) el aumento de la presión sobre los operadores obliga a estos a simplificar su gestión y los sistemas y procesos de soporte, 2) la digitalización, cuyo más acabado exponente es Internet de las Cosas (IoT), fenómeno en el que los telcos tratan de no quedar aislados, 3) la televisión y el vídeo bajo demanda definen nuevos patrones de consumo, que requerirá que los proveedores sean capaces de gestionar una experiencia de cliente diferencial y 4) un nuevo escenario para los fabricantes y los operadores, con el ascenso de las OTT.

«Si algo caracteriza al sector actualmente – decía la semana pasada José Arias, managing partner de la consultora en España y viejo conocido de este blog – es la fuerte presión sobre las operadoras tradicionales, que procede de la competencia, de la convergencia y de los nuevos servicios complementarios y/o paralelos […] que no están suficientemente compensados por los ingresos que aquellas reciben vía datos».

Cita Arias el ejemplo de WhatsApp, con más de 700 millones de usuarios en todo el mundo y por el cual se enviaron unos 30.000 millones de mensajes al día en 2014. España – no sé si es como para sentirse orgulloso – se sitúa como cuarto país del mundo en el uso de este servicio de mensajería, con un 70% de penetración entre los usuarios de telefonía móvil: nos superan Sudáfrica, Singapur y Hong Kong, pero no les extrañe que pronto les pillemos. Por otro lado, Skype supone ya el 31% del tráfico internacional de servicios de voz, frente al 69% gestionado por operadores internacionales.

El informe no olvida mencionar la diferente trayectoria de los mercados emergentes y maduros. Los ingresos de los operadores en los del primer grupo han tenido un crecimiento medio del 10,1% en los últimos cuatro años, frente al modesto 2,5% registrado en los mercados maduros. Al mismo tiempo, se observa una caída sistemática del precio medio en estos últimos.

Lo anterior, en palabras de Arias, implica «una reinvención del negocio principal de los operadores ante el reto del tráfico de datos. Un desafío que es tecnológico – servicios que eran paralelos, ahora son convergentes […] lo que supone ver al cliente como ´un todo` al que ofrecer servicios personalizados y empaquetados». Lo que cuestiona la continuidad del modelo operativo en el que los procesos y sistemas se estructuraban en torno a los servicios y no a los clientes.

José Antonio Tortosa, partner de Strategy&, apostilla que la batalla por la conexión de los hogares será feroz, «a pesar de que el nivel de penetración de dispositivos inteligentes es todavía muy bajo (entre el 1% y el 5%) y el interés de los usuarios es reducido». Sin embargo, se espera que el mercado europeo aumente hasta alcanzar los 2.000 millones de euros en los próximos dos años, para estos dispositivos: domótica, alertas médicas, sistemas de seguridad, controles de iluminación, electrodomésticos, temperatura y energía.

27Feb

27/02/2015

Realmente, no sé qué es más inquietante. Si la revelación tardía de un intento (fallido, aparentemente) de robo de claves de tarjetas SIM entre 2010 y 2011, o la ligereza con la que se nos explica que no ha pasado nada y, por tanto, no hay motivo para alarmarse.

La noticia que me ocupa nace de otro documento de la colección robada por el prófugo Edward Snowden, difundido a través de su vehículo favorito, The Intercept: según esta publicación online, las agencias de espionaje NSA (EEUU) y GCHQ (Reino Unido) intentaron – y el documento dice que lo lograron – hace cinco años romper el cifrado de claves que, supuestamente, les darían acceso a millones de smartphones en todo el mundo. La víctima habría sido la empresa franco-holandesa Gemalto, líder del mercado de tarjetas SIM.

En una tensa rueda de prensa, el CEO de Gemalto, Olivier Pion, tuvo que admitir que sólo supo del incidente cuando The Intercept le llamó para pedirle un comentario sobre la noticia que iba a publicar. Urgido por la revelación, cinco años después de los hechos, Gemalto practicó una investigación interna que en seis días llevó a la conclusión de que la intrusión «probablemente ocurrió, pero no dio como resultado el robo masivo de las claves de cifrado de tarjetas SIM». Hay indicios, añadió, de que los atacantes llegaron a hackear a varios empleados para penetrar en su red interna, pero fallaron en el objetivo de interceptar el punto en el que esta se comunica con los sistemas de los operadores.

«En 2010, ya teníamos un sistema de transferencia segura, aunque puede haberse registrado alguna fuga excepcional». Entre los 12 operadores mencionados en el documento, hay uno de Somalía, que no es cliente de Gemalto, al que le habrían robado 300.000 claves. Un ataque masivo – precisó Pion – sólo hubiera sido posible sobre redes 2G, puesto que «las de 3G y 4G no son vulnerables» a la técnica conocida como man-in-the-middle, en la que un atacante inserta su propio equipamiento entre dos dispositivos que se comunican. Sobre la identidad de los atacantes, no quiso pronunciarse, aunque respondió que llevar ante los tribunales a una agencia de espionaje sería perder el tiempo.

The Intercept siguió su campaña, atribuyendo a varios especialistas en criptografía la opinión de que es imposible que en seis días Gemalto reuniera la información necesaria para completar una investigación forense y desmentir el documento de (presuntamente) la NSA. El catedrático Matt Green, de la universidad John Hopkins, fue más allá: «[…] parece haber sido diseñada para producir un resultado positivo». Entretanto, las acciones de Gemalto habían sufrido una caída en la bolsa de Amsterdam.

El principal competidor de Gemalto, la firma alemana Giesecke & Devrient (G&D), reaccionó con una declaración formal en la que ratifica que las tarjetas SIM – que suministra a 350 operadores tarjetas que en parte produce en su fábrica de Barcelona – son un medio seguro basado en estándares probados durante más de dos décadas.

«No tenemos conocimiento de que una sola de nuestras tarjetas haya sido atacada – dice el comunicado de G&D – pero hemos tomado medidas adicionales para reforzar la seguridad de nuestros procesos de seguridad». Stefan Auerbach, director de la compañía germana, agrego una frase sagaz: «[la tarjeta SIM] es una tecnología tan segura que, en el caso de que se trata, incluso organismos de inteligencia habrían preferido robar las claves en lugar de atacar la lógica de las tarjetas como medio de autentificación del usuario de una red móvil».

El episodio coincide – no me tomen por suspicaz – con una situación muy revuelta en el mundo de los pagos a través de dispositivos móviles. La aparición de ApplePay, que introduce un método de autentificación por tokens ha tenido como consecuencia que todas las partes implicadas empiecen a hablar de las virtudes de la ´tokenización`. Visa Europa, por ejemplo, implementará esta técnica en los próximos meses. Me ha interesado la opinión de Will Graylin, CEO de LoopPay, startup especializada que acaba de ser comprada por Samsung: «[En el mejor de los casos] la ´tokenización` será un estándar adicional sobre los que ya existen. Retirar cualquier componente del actual ecosistema de pagos, necesariamente va a llevar tiempo».

Será uno de los temas de mi agenda en el Mobile World Congress, donde tengo previstos varios encuentros en torno a la cuestión de los pagos móviles y los distintos métodos de autentificación. Ya los contaré, no sé todavía si en el newsletter o en una crónica del sitio web.

26Feb

26/02/2015

Tendré que dejar para otro día un análisis de los resultados trimestrales de Hewlett Packard, presentados el martes por la noche. No habría espacio suficiente en este comentario para abarcar las cifras de una empresa que es proteica por definición y, en este momento, más compleja si cabe por el proceso de separación entre dos grandes ramas que el 1 de noviembre serán empresas distintas. Pero hay un aspecto que me parece relevante. Tiempo atrás, advertí aquí que los cambios en la paridad entre monedas de diferentes bloques económicos provocarían perturbaciones en las cuentas de las empresas. Esas perturbaciones ya eran visibles al cerrar su ejercicio 2014, pero es ahora cuando se manifiestan con crudeza.

«Hay un par de factores que han tenido impacto sobre nuestros resultados financieros – empezó diciendo Meg Whitman, CEO de HP – y creemos que probablemente se mantendrán durante el resto del año. El entorno macroeconómico repercute en movimientos monetarios desfavorables». Para una empresa que genera el 65% de sus ingresos fuera de Estados Unidos, la apreciación del dólar provoca una distorsión que tiene varias dimensiones.

En los últimos doce meses, el tipo cambiario del dólar con respecto al euro ha ganado un 21%. Lo que erosiona el valor de los ingresos que esta compañía estadounidense recauda fuera de su país [en el caso de IBM, la proporción sería del 55% y en el de Intel del 83%]. Para una filial europea de HP, significa que para cumplir los objetivos comprometidos ante la corporación, debería facturar un 21% más en euros. Y para el grupo en su conjunto, significa que sus ingresos del primer trimestre del año fiscal han sido un 4,7% inferiores en moneda corriente y un 2% inferiores en moneda constante. El impacto financiero, según dijo Cathy Lesjak, CFO de HP, se puede estimar en unos 800 millones de dólares. El gráfico habla por sí solo:

La distorsión cambiaria se traslada a los precios y eventualmente podría afectar las decisiones de inversión/gasto de los clientes. En los servicios – intensivos en recursos locales – el efecto se atenúa porque costes e ingresos se pagan en la misma moneda; lo contrario ocurre en las operaciones de los grupos Enterprise y Personal Systems. Con el agravante de que, considerando el contexto económico y competitivo, es poco probable que HP pueda corregir sus precios para compensar. Tendrá que actuar sobre los costes operativos para tratar de restablecer el equilibrio, pero la distancia se antoja demasiado grande.

La paridad entre el dólar y el yen plantea otra disyuntiva interesante. La política de depreciación de la moneda japonesa no ha disipado del todo la prolongada recesión interna, pero ha favorecido las exportaciones de los competidores de HP en el negocio de impresión, que ahora están en condiciones de ser agresivos en precios. No es menos cierto que, por otro lado, HP también se beneficia del menor coste de los componentes que compra en Japón.

HP no es, ni mucho menos, la única empresa estadounidense afectada, pero se le nota más. Otras, con un desglose diferente de sus ingresos, van a acusar la cuestión en otro tema sensible: sus beneficios que acumulan fuera de Estados Unidos – para evitar el coste fiscal de su repatriación – se devalúan en la proporción correspondiente. Son los epifenómenos de la globalización.

25Feb

25/02/2015

Norberto La presentación de resultados anuales de Orange ha tenido un colofón que ha desplazado el eje de atención, de los datos a la intersección entre la política e Internet. Stéphane Richard, CEO del grupo francés, no dejó pasar la oportunidad de criticar duramente lo dicho 48 horas antes por Barack Obama en una inusual entrevista al portal Re/code. «Europa no es el felpudo digital [paillasson numérique] de Estados Unidos», comentó Richard, declarándose estupefacto por las declaraciones de Obama a Kara Swisher.

Para situar al lector, ¿qué dijo Obama? «Nosotros [EEUU] financiamos la invención de Internet, y nuestras empresas lo han extendido de manera que ellos [Europa] no serían capaces de igualar […] la respuesta europea acerca de ciertos problemas, presentada como nobles intenciones, no es en realidad otra cosa que la protección de intereses económicos». Con esta frase, Obama respondía a una pregunta sobre la ´hostilidad` europea hacia los campeones estadounidenses de Internet [a los que la prensa francesa ha bautizado con el acrónimo GAFA: Google, Apple, Facebook, Amazon]. El CEO de Orange replicó, a su vez, que «Internet es hoy un bien de toda la humanidad, y todos contribuimos a su desarrollo […] Europa es tan capaz de innovar como Estados Unidos». En cambio, sólo tuvo elogios hacia la nueva Comisión Europea.

Aparte de este episodio, los resultados de Orange en 2014 muestran un descenso del 2,5% en sus ingresos, aunque inferior al que se registró en el tránsito de 2012 a 2013. El EBITDA también cayó un 2,5%, pero Richard proclamó el cumplimiento de su objetivo de estabilización de las cuentas de la compañía. Ramón Fernández, director financiero y de estrategia, indicó que cada trimestre de 2014 ha sido mejor que el anterior. En 2015, sin embargo, el grupo espera otro descenso del EBITDA. La intención de llegar a un total de 300 millones de usuarios este año, parece difícil de conseguir (cerró 2014 con 244,2 millones] a menos que Richard acometa alguna adquisición importante. Richard se negó a comentar los rumores según los cuales Orange estaría negociando la compra de los activos de Bharti en África.

Los resultados europeos han sido buenos en Francia, España y Bélgica. «La compra de Jazztel – dijo Richard – será fundamental para la progresión de nuestro negocio en España, sin abandonar nuestro programa de inversión en despliegue de fibra»

Preguntado por la consolidación del número de operadores en Europa, el CEO de Orange puso como ejemplo de esa tendencia la compra de EE por BT en Reino Unido y la de O2 por el grupo Hutchinson, pero no olvidó advertir que Orange no sería parte de ninguna operación similar en Francia, y sólo podría aspirar a adquirir algunos activos que el regulador obligara a desinvertir.

Stéphane Richard, que recientemente ha visto renovado su mandato, reiteró ante los analistas que una línea maestra del plan estratégico hasta 2020, que presentará el próximo 17 de marzo, se basará en establecer la compañía como un operador convergente en todos los mercados donde opera, ya sea mediante inversión orgánica o comprando otras empresas. Fernández tranquilizó a un analista preguntón advirtiendo que la creciente penetración de ofertas convergentes ha restablecido la posición competitiva de Orange a la vez que contribuía a una sensible caída de la ratio de fuga de clientes (churn rate).


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