La primera actividad del Mobile World Congress, el lunes 24 a las 8,30 de la mañana, será una presentación de Nokia, y probablemente la última que protagonice la marca antes de su absorción definitiva por Microsoft. Una sorpresa, que hasta ahora sólo se conoce como rumor: uno o más smartphones de bajo precio, desarrollados bajo el nombre clave de Normandy y que, supuestamente, saldrá al mercado como Nokia X. Sustituirá, según todas las fuentes menos la oficial, a la actual línea Asha e irá dirigida en especial (pero no sólo) a mercados emergentes donde imperan los terminales de bajo precio. En los viejos tiempos, Nokia dominó esos mercados, y quiere volver a ellos porque son los que más crecen.
Mucho ha llamado la atención que Nokia [y Microsoft en la trastienda] eligiera esa clave de Normandy, que evoca el desembarco de las tropas aliadas con el que se inició la invasión y liberación de Europa. ¿Por qué tal evocación sugerente? Es vox populi que los nuevos smartphones llevarán el sistema operativo Android, un giro estratégico. Ha sido concebido como un desembarco en territorio ocupado por el enemigo, es lo que se quiere dar a entender. No faltará quien lo vea como una capitulación, como en 2010 fue calificada una propuesta de pasarse sin remilgos a Android. La diferencia es que esta vez viene avalada por el futuro propietario.
Si así fuera, no se trataría de un Android puro, sino de una bifurcación, no muy diferente del truco de que se ha valido Amazon para hacer que sus tabletas Kindle Fire se acojan al sistema operativo más popular sin por ello habilitar los servicios de Google. Este forked Android – que también usan algunas marcas asiáticas de segunda fila – tiene una gran acogida en China – uno de cada tres terminales vendidos en el último trimestre de 2013, a tenor de las cifras de ABI Research.
El supuesto Nokia X, o como se llame, utilizaría la AOSP (Android Open Source Platform), que facilita las funciones básicas de un smartphone, pero no es un Android oficial, por lo que no incluye sus mapas ni su correo, ni mucho menos la tienda Google Play. En su lugar, la bifurcación de Nokia proporcionará la cartografía Here, el buscador Bing, el correo de Outlook y una app store propia, sin que esté claro cuántas aplicaciones tendrá la versión inicial en la Nokia Store.
Además, Microsoft podría poner a disposición de los usuarios de Nokia la integración de algunos de sus servicios empresariales, como Exchange, Active Directory e Intune, más una versión ligera de Office. Pero, al mismo tiempo, esos usuarios podrían acceder a las aplicaciones de Android sin pagar peaje a Google. El resultado sería una plataforma que seguiría siendo atractiva para los consumidores, a un precio que – objeto de más rumores – estaría en torno a los 100 euros. Hasta aquí, la interpretación que lo juzga como una invasión.
Al parecer, este smartphone sería una de las herencias de Stephen Elop, bajo cuyo mandato se planeó y gestó este giro estratégico y que acabaría retornando a Microsoft. Según otras informaciones, habría recibido el visto bueno de Steve Ballmer (suponer lo contrario sería inverosímil). Para dar más credibilidad al runrún, algunos analistas sugieren que el cambio será más profundo, y que Microsoft tiene previsto que sus aplicaciones y servicios propios se abran a todos los sistemas operativos, no sólo a Windows [si Apple se deja]. Esta sería la variante de los que se abonan a la tesis de la capitulación.
Para Google, no sería una victoria. Porque Android ya tiene suficientes problemas con su fragmentación para que ahora le aparezcan más hijos ilegítimos. Como era imaginable, son muchos los que dudan de que el experimento vaya a funcionar, e incluso hay quien se atreve a ponerle fecha de caducidad: a poco de tomar el control de Nokia – lo que ocurrirá en este primer trimestre – Microsoft empezará a «matar» el Android de Nokia. Es mucho suponer, pero también en los días previos a Normandía hubo opiniones derrotistas
Lo que está claro es que Windows Phone, que llegó en 2010 como respuesta a Android (de 2008) y al iOS (2007) no ha logrado las cifras esperadas. Globalmente, el sistema de Google acapara el 78,6% del mercado de smartphones, según IDC, mientras que el de Microsoft tiene una cuota que no pasa del 3,3%. En Europa, la región con más presencia de Nokia, IDC calcula que Android suma más de 146 millones de usuarios; iPhone acumula 59,9 millones, y sólo 13,3 millones es la cifra de Windows Phone. Datos parecidos estima ComScore, que para los cinco principales mercados europeos (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España ) da 92,9 millones de usuarios a Android, 30,8 millones a iOS y 9,5 millones a Windows Phone.
Gran parte de la base instalada de Windows Phone es aportada por los smartphones Lumia, de Nokia. De hecho, el compromiso de la compañía finlandesa (apuntalado por una inyección económica de Microsoft) fue el motivo determinante que condujo al cambio de propiedad. El resto de las marcas que inicialmente dijeron apoyar Windows Phone apenas han dado pasos en esa dirección.
A manera de disculpa por hacerse eco de un rumor – cosa que este blog no hace por principio profesional – corresponde añadir que incluso si no se concretara en esta ocasión, no será impedimento para que se hable con recurrencia de la adhesión de Microsoft a Android. ¿Querría decir que tira la toalla y abandona su propio sistema operativo móvil?. Nada autoriza a pensar tal cosa: el desarrollo de una nueva release continúa y, de hecho, se han enviado las primeras pruebas a su comunidad de desarrolladores. Se espera que Windows Phone 8.1 incluya un centro de notificaciones y un asistente personal basado en la voz, al que se ha bautizado como Cortana.
Sólo habrá que esperar al lunes y, entonces, empezar a analizar qué repercusiones pueda tener la novedad que se conocerá el lunes. A las 8,30 de la mañana.
[informe de Arantxa Herranz]