Como sabe todo aficionado al atletismo, cuando un corredor pierde la cuerda, lo más difícil es retomar el ritmo de la carrera. Es lo que le pasa a Nokia, que la semana pasada mostró en Londres los primeros frutos de su asociación con Microsoft, en la esperanza de que Windows Phone le ayudará a recuperar el terreno perdido. Unos días antes, se confirmaba que la marca finlandesa ha bajado al tercer puesto en el mercado de smartphones, desplazada en pocos meses por Samsung y Apple y seguida de cerca por HTC. Para Microsoft, Nokia podría marcar la diferencia entre la relevancia o la irrelevancia de Windows Phone frente a lo que ahora mismo semeja una carrera entre dos, iOS y Android.
Las estrellas de la presentación londinense fueron los nuevos modelos Lumia 800 y 710, que han recibido elogios unánimes. El primero se presenta como de gama alta y con los atributos para diferenciarse por diseño de una oferta ajena que tiende a la repetición estética. Con un precio de referencia (sin subvención) de 420 euros, viene en tres colores que llaman poderosamente la atención (negro, cyan y magenta). El segundo (270 euros sin subvención) se ofrece en negro o blanco, pero su dorsal admite otras variantes cromáticas. La personalización es, por tanto, un rasgo a tener en cuenta a la hora de juzgar las novedades.
Cuando en febrero se anunció el acuerdo con Microsoft, se dio a entender que Nokia podría tomarse libertades – que no tienen o no se permiten Samsung, HTC y LG – con la ortodoxia de Windows Phone. Visto lo visto, no ha sido así: los Lumia siguen al pie de la letra el sistema operativo, de manera que no habrá problemas de compatibilidad ni de fragmentación.
No obstante, estos primeros modelos incorporan aplicaciones específicas de Nokia y exclusivas para usuarios de la familia: Drive (un navegador GPS turn-by-turn con cartografía propia de la marca) y Music (servicio gratuito de streaming). Por lo demás, el hardware es convencional – procesador Snapdragon de Qualcomm a 4 GHz, cuando ya asoman en el mercado los de 2 GHz – y no incluye cámara frontal ni giroscopio, dos especificaciones previstas en la plataforma. Ausencias que han sido interpretadas como un síntoma de que la prioridad de Nokia era salir al mercado cuanto antes. Un tercer modelo mencionado por los rumores previos, supuestamente destinado a profesionales y empresas, en principio apodado Ace, no ha visto la luz en esta oportunidad.
En la presentación, Stephen Elop, CEO de Nokia, no dio ninguna pista sobre los objetivos de venta que se plantea la firma en este cuarto trimestre del año, en el que la demanda pierde tono. Nokia deberá enfrentarse al ímpetu que ha cogido Apple con el iPhone 4S y la ofensiva de los nuevos Android. Y, lo que no carece de interés, con los Windows Phone de otras marcas, que se presentarán en Nueva York el lunes 7, esta vez arropados directamente por la fuerza del marketing de Microsoft.
La elección de los mercados iniciales es un síntoma interesante. El Lumia 800 se venderá a partir de este mes en seis mercados europeos (entre ellos España) y antes de fin de año en Rusia, Taiwan, India, Hong Kong y Singapur. El 720, en cambio, se lanzará de entrada en estos cinco países y luego en Reino Unido (no se ha comunicado su comercialización en España). El mercado norteamericano tendrá que esperar hasta que se negocien acuerdos con los operadores, sin los cuales su esfuerzo de marketing no tendría eficacia.
Para Microsoft, el envite es tan importante como para Nokia. La firma empezó a elaborar una respuesta al iPhone a finales de 2008, y tardó dos años en presentarla sin convencer al mercado, hasta que presentó la segunda versión de Windows Phone, apodada Mango. En la actualidad, la saga Windows representa apenas el 1,6% del mercado de smartphones, según Gartner, que le augura un fuerte crecimiento antes de 2015. En descarga de Microsoft hay que decir que los fabricantes (Samsung, HTC y LG) se han comprometido poco, dando preferencia a Android. Nokia, en cambio, ha jugado todas sus fichas a Windows Phone. Por otro lado, Microsoft no tiene tiendas (como sí las tiene Apple) ni relación directa con los operadores, por lo que esta podría ser una aportación de Nokia al avance de la plataforma.
Pese a todo, Nokia no pone todos los huevos en la cesta de Microsoft. Elop ha hecho hincapié en que pretende dirigirse “a los próximos mil millones” de usuarios de móviles. Necesariamente, esto implicará trabajar en los dos extremos del mercado: explorar los smartphones de precio medio – en 2012 se espera una nueva versión de Windows Phone, por ahora llamada Tango – y a la vez rehabilitar Symbian como plataforma idónea para proteger (y extender) el alcance de la marca en los mercados donde sigue siendo líder.
Nokia ha sufrido en carne propia el desplazamiento de los consumidores desde los móviles convencionales y masivos a los smartphones. En los primeros, ha perdido cinco puntos porcentuales en un año, pero es todavía el número uno. Está amenazada por las marcas asiáticas en mercados clave, como India, que no hace mucho era una de sus plazas fuertes. Precisamente, su contraofensiva se encarna en una nueva familia de cuatro móviles basados en S4, llamados Asha (esperanza, en hindi).