La presunta compra que podría cerrar Microsoft por la división digital de Barnes & Noble ha causado cierto revuelo por las consecuencias previsibles. En todo caso, parece inevitable: el experimento iniciado por la cadena estadounidense de librerías para incorporarse al mundo digital ha sido audaz, pero de éxito limitado. Mediante un desembolso que, según la versión, sería de unos 1.000 millones de dólares, Microsoft tendría en sus manos otro elemento de su estrategia de devices and services: un ´ecosistema` de libros electrónicos para Windows 8. Para eso entró en Nook Media, pero ahora descubre que hace falta un esfuerzo adicional, que financieramente triplicaría al original.
Microsoft dispone en estos momentos de aproximadamente una sexta parte de Nook Media, en la que convive con Barnes & Noble y con el grupo editorial Pearson. Su entrada, con una aportación de 300 millones de dólares, se produjo antes del lanzamiento de Windows 8, pero ya con la idea de garantizar que habría una aplicación para ese sistema operativo, y así ha sido (no la hay todavía para Windows Phone). Pero en los entresijos de la transacción siempre ha estado latente la posibilidad que ahora se reactiven.
Si la operación se materializa, mediante la compra de Nook Media, Microsoft consumaría su control sobre el catálogo de contenidos, y dejaría de estar en clara desventaja con respecto a Amazon, Apple y Google. Aunque las ventas de dispositivos Nook parecen haberse estancado en los últimos meses – a pesar de que tienen una respetable cuota del 25% en el mercado de Estados Unidos – las ventas de libros digitales siguen creciendo. Y a Microsoft le sale más a cuenta comprar un ¨ecosistema` [palabra recurrente donde las haya] que dar los pasos necesarios para crear uno propio. Hoy existen 7 millones de suscriptores al servicio de Nook Media, familiarizados con la plataforma, y este es terreno ganado de antemano. ¿Por qué y cómo empezar de cero?
Irremediablemente, el negocio de los contenidos digitales lleva asociada la venta de hardware. La rentabilidad está en los primeros. Una clave es que Nook, por razones de mercado, se había escorado demasiado hacia el universo Google. Según los documentos filtrados, la absorción del 100% implicaría la ruptura de esos acuerdos con el enemigo jurado. No tendría sentido para Microsoft seguir alimentando una plataforma en la que las tabletas Nook HD y Nook HD+ integran servicios como Gmail, Google Maps o ¡Chrome!. No se aclara, sin embargo, si Windows 8 y los servicios de Microsoft gozarán de exclusividad.
Hay en el aire una cierta suspicacia, quizá creada por necesidades de marketing, según la cual los e-readers son tabletas ´limitadas`. No hay tal cosa. En los inicios de cada mercado de electrónica de consumo siempre aparece el «síndrome de la navaja suiza», la fantasía de que un dispositivo único podría cumplir múltiples funciones sin merma de eficacia [hasta que se descubre que en casa hace falta un sacacorchos de verdad para abrir la botella de vino]. Esta es, en cierto modo, la relación entre las tabletas y los lectores electrónicos, complementarias con la diferencia de que las primeras se dirigen hasta ahora a un consumo multimedia y los segundos a un público lector. No hay razones para dar por muerto el mercado de los e-readers… ni el de los sacacorchos.
En Estados Unidos, el Nook es el segundo lector de e-books del mercado, por detrás del poderoso Kindle. Sin embargo, problemas de suministro de pantallas, la necesidad de bajar los precios para competir con Amazon y la lentitud de las ventas, hacen que este dispositivo no sea precisamente un caramelo, pese a las buenas reseñas que ha merecido. Probablemente no es tampoco la tabla de salvación que imaginaron los dueños de Barnes & Noble. De ahí el viraje.
Tampoco es la guerra de Microsoft, a pesar de que se comprometió facilitar la expansión internacional del e-reader cuando anunció su inversión el año pasado. En el resto del mundo, ha perdido muchísimo terreno con respecto al Kindle y a infinidad de marcas locales de baja calidad. Por esto, es posible que Microsoft aproveche lo que aún pueden dar de sí estos dispositivos, poniendo en ellos el énfasis justito, lo que a su vez frenaría su pérdida de influencia.
En esa hipótesis, Apple y Amazon podrian cubrir el hueco dejado por el Nook como dispositivo. Pero Windows 8 habría ganado una baza competitiva en los contenidos. Microsoft ha tenido éxitos de hardware, como la Xbox, pero no ha creado por sí misma los contenidos necesarios, necesita socios. Se encuentra ahora con que el alcance de la plataforma Nook – al contrario de lo que ocurre con los dispositivos de la marca – es internacional, y dispone de títulos adaptados a mercados regionales. Además, en marzo, se anunció Nook Video, que ofrece películas y programas de televisión. Queda por saber qué papel se guarda Pearson, que iba a contribuir al proyecto con su catálogo de gran proveedor de material educativo y universitario. Llenar las bibliotecas de medio mundo de libros electrónicos es un negocio que está por desarrollar.
Este es un negocio con público fijo, los lectores habituales, que se encuentra en plena transición hacia el mundo digital. Apple ya hizo un guiño a este sector en enero de 2012, pero extrañamente no le dio continuidad suficiente. Existe demanda por parte de los centros educativos para externalizar la edición de libros digitales e incluso servicios de campus online. Microsoft estaría encantada de mantener y reforzar el acuerdo con Pearson, porque para la compañía 1.000 millones de dólares no es un desembolso importante por comprar una empresa que el año pasado facturó 1.215 millones.
[P.G-B]