El catálogo de Ignite 2019, evento que Microsoft celebró días atrás en Orlando (Florida), ocupa un volumen de 84 páginas. Lo que vendría a demostrar la falsedad del socorrido lema que propone “simplificar la complejidad” [si lo complejo pudiera ser simple, no sería complejo]. En su keynote, Satya Nadella desconcertó a los casi 26.000 asistentes con un lema que sus empleados están memorizando: Tech Intensity es igual a (Tech adoption x tech capability ) ^ trust. En traducción libérrima se podría expresar así: multicloud significa que los centros de datos de las empresas no van a desaparecer ni estas van a concentrar sus activos de información en una única expresión del cloud computing.
Como el lector habrá imaginado, lo anterior habla de Azure, marca de la casa. Si algo quedó claro en Orlando es que Microsoft no quiere ni puede comerse el pastel, así que se ha adherido al nuevo tótem de las T.I, la nube hibrida. Una primera inflexión, Azure Stack, que podría ejecutarse en una selección de servidores certificados pero se ha quedado muy corta para reclutar seguidores. La nueva estrategia – Hybrid 2.0 – corrige el rumbo. A la vez que muestra la posibilidad de administrar recursos locales desde Azure, la compañía acepta abrirse tímidamente a otras alternativas.
Para nadie puede ser plato de gusto confesar que después de apostar sus fichas a pleno, ha descubierto que debería haber jugado a color. La promesa de extender el alcance de Azure a otras nubes ha sido en la práctica el gran anuncio de Ignite 2019 y se llama Azure Arc.
Anteriormente, Azure Stack ya venía permitiendo que las empresas disfrutaran on-premise de capacidades de la nube de Microsoft, pero se quedaba muy lejos de lo que será posible a partir del año entrante.
La necesidad del planteamiento es fácil de comprender, dada la creciente cantidad de recursos que las organizaciones tienen repartidos entre diferentes clouds y en sus propios centros de datos. ¿Por qué no facilitarles una plataforma única con la que puedan administrarlos, a la vez que se intenta retenerlos (si se dejan) dentro del ecosistema Azure? La propuesta, clasificable como PaaS (platform-as-a-service) podría actuar como factor diferencial para que Azure llegue a comer terreno a AWS a la vez que contener las nuevas ínfulas de Google Cloud Platform (GCP).
El anuncio dice literalmente “extender la gestión y la seguridad de Azure a cualquier otra infraestructura”, declaración claramente exagerada cuando se leen los detalles. Sí, es cierto que Azure Arc funciona tanto con Linux como con Windows Server, así como con Kubernetes, lo que hará posible obtener una panorámica para inventariar, organizar y gobernar recursos. Pero, en una primera fase, hay que distinguir dos componentes.
Uno es la capacidad de añadir servidores a Azure Resource Manager mediante un software agente, tanto on-premise como en otra cloud (AWS o GCP): desplegar aplicaciones o gestionar actualizaciones, pero no está disponible la creación, borrado o reconfiguración de una máquina virtual a través de Azure. Microsoft está aún trabajando sobre este aspecto con VMware. El otro componente es la capacidad de desplegar y manejar una base de datos Azure SQL o Azure PostgreSQL, con todas las funciones disponibles. En este momento, no hay más servicios de Azure incorporados.
Por tanto, hay que tomarse las promesas con paciencia. La perspectiva que va de la nube al extremo – de ahí la imagen del arco – sólo puede vislumbrarse en la versión preliminar mostrada en Orlando. Cuando esté disponible para producción, se espera que sea más atractivo para captar usuarios. Algún analista ha creído ver similitudes con Anthos, de Google, aunque Arc depende menos de Kubernetes.
Si, como está previsto, Microsoft consigue lanzarlo a lo largo de 2020 – la puntualidad no es un punto fuerte de la compañía – con Azure Arc tendrá un as en la baraja para frenar a quienes quisieran colarse en su terreno. En lugar del riesgo de perder clientes por falta de flexibilidad, la iniciativa aspira a acarrear otros nuevos, incluso algunos que lo sean de sus competidores directos. ¿No es este el espíritu de multicloud?
Entresacando del catálogo de novedades, Azure Stack Hub viene a ser una fórmula de cloud híbrida reforzada con nuevos servicios de administración de bases de datos en la nube, así como para la recuperación e ingesta de datos y su análisis de datos, entre otras funciones. Podría ser la baza que Microsoft necesita para contrarrestar Outpost, la aproximación hibrida de AWS que se origina en la colaboración con VMware.
Por otro lado, es notorio que el edge está cobrando importancia, por lo que tiene sentido la apuesta de Microsoft por llevar sus servicios cloud al extremo. Lo que se ha bautizado como Azure Stack Edge parece destinado a adelantarse al Proyecto Dimensión de VMware. De entrada, se comercializará bajo la fórmula de hardware-as-a-service y cada uno de sus nodos tendrá capacidades de transferencia de datos entre máquinas virtuales y de ejecutar aplicaciones, igualmente en esas VM como en contenedores.
Estos puntos son relevantes por la escalabilidad que ofrece. Con Azure Generation 2, una amplia gama de tamaños de VM soporta cargas de trabajo más voluminosas (hasta 12 Terabytes) y aprovisionamiento de disco hasta exceder los 2 TB. La optimización de procesamiento gráfico podría marcar un punto de inflexión para llevar a la nube segmentos como CAD, simulaciones o videojuegos.
Claro está que hablar de edge computing conduce irremediablemente a la Inteligencia Artificial y las técnicas de aprendizaje automático. Microsoft participa con gusto de la tendencia. Con la convicción de que el 73% de los datos en posesión de las empresas no está siendo analizado (¡!), Satya Nadella anunció otra novedad importante: Azure Synapse Analytics, capaz de hacer consultas a todo el bagaje de datos, estructurados o no, en toda la organización, en tan sólo nueve segundos. Esto contrasta con el difícil reto que afrontan Google BigQuery y Amazon RedShift para digerir tales volúmenes.
Otros avances presentados en Orlando incluyen iniciativas como el Project Cortex, para integrar la IA en Office 365. ¿El objetivo? Sacar más partido a toda la información inconexa que se reparte en una organización a través de los documentos y servicios de Office. Llega incluso al alarde de introducir consultas en lenguaje natural en complejos documentos legales. Asimismo se expresó la voluntad de estandarizar lo que solía requerir procesos complejos de codificación y desarrollo de algoritmos como en el caso de los chatbots usados para atención a clientes. Según se dijo, ahora es posible crear un chatbot en cinco minutos sin que sea preciso bucear en los servicios de Azure y sin requerir un experto en IA.
Por otra parte, la audiencia fue testigo del enésimo relanzamiento del navegador Edge y su motor de búsqueda Bing. Microsoft culminó su mensaje de innovación con el anuncio de Azure Quantum, una iniciativa de computación cuántica – en colaboración, todo hay que decirlo – con la que parcialmente ha pretendido contraprogramar la falsa controversia que se han montado Google e IBM. La idea, básicamente, es que los desarrolladores puedan hacer uso en código abierto de Quantum Development Kit, que ya tiene más de 200.000 descargas.
Como guinda, a menos de un mes de la Cumbre del Clima que acogerá Madrid, Microsoft no olvida ponerse una medalla medioambiental. Nadella anunció la puesta en marcha de su primer centro de datos basado al 100% en energía renovable y sin desperdicio. La meta que se ha marcado con el tiempo es implantar este modelo en las 54 regiones de centros de datos de Azure.
[informe de Mario Kotler]