30/07/2024

Los peques de la nube pactan con Microsoft

Desde el primer día, la computación en la nube ha sido proclive al conflicto, aunque no siempre los  litigios trascienden: suelen resolverse mediante acuerdos discretos entre las partes. Este ha sido el desenlace de la denuncia que 27 proveedores europeos de servicios cloud, unidos  bajo la sigla CISPE [Cloud Infrastructure Service Providers of Europe] interpusieron en noviembre del 2022 ante la Comisión Europea contra Microsoft acusándola de prácticas anticompetitivas. Aquel año, Microsoft había modificado la política de licencias de su software para quienes lo usen en servicios cloud que no sean de Azure, un intento de frenar la migración a las nubes de sus competidores grandes o pequeños.

Brad Smith

De entrada, era fácil imaginar que la confrontación acabaría en un arreglo entre CISPE y Microsoft. Pero requerìa que un tiburón dialogara con veintitantas sardinas ante la mirada de Bruselas, que esta vez prefería no intervenir. Con un detale poco conocido: la sardina mayor del cardumen era un escualo disfrazado, Amazon Web Services, cuya intención evidente era dañar los intereses de su principal rival, Microsoft / Azure.

Las conversaciones entre las partes colapsaron un par de veces cuando CISPE rechazó sendas propuestas de Microsoft. Aquel fue el momento para que entrara en acción Brad Smith, antiguo director de los servicios jurídicos de Microsoft  y ahora gran componedor con rango de presidente de la compañía en sintonía con el consejero delegado, Satya Nadella.

La solución pactada incluye un compromiso por el que Microsoft lanzará “próximamente” un producto llamado Azure HCI Stack for Hosters, que debería permitir a sus acusadores valerse de una infraestructura virtual en la nube basada en Windows y que podrán ofrecer al mismo precio que pagan los clientes de Azure.

Microsoft dispondrá de nueve meses para cumplir su compromiso y al término de ese plazo los miembros de CISPE decidirán si darse por satisfechos o retomar la denuncia. Se trata de un acuerdo privado, que la CE ha seguido con atención pero sin mojarse. No se ha revelado cuánto pagará Microsoft a CISPE para cubrir los gastos del litigio y la campaña consiguiente, pero se menciona una cifra modesta, unos 20 millones de euros.

El texto del acuerdo no ha sido publicado, por lo que toda opinión ha de guiarse por lo poco que han dejado trascender las partes y otros que no lo son pero tienen intereses creados. Un detalle clave es que las concesiones obtenidas de Microsoft sólo beneficiarán a sus miembros, excluyendo expresamente a tres hiperescalares que compiten con Azure: AWS, Google Cloud y AliCloud (filial de Alibaba). Al parecer, Microsoft ha hecho un hallazgo terminológico. Los hiperescalares son definidos como ´listed providers`, mientras los beneficiados por el trato preferente – miembros de CISPE – son clasificados como ´authorised outsourcers`.

Las restricciones para los tres primeros se interpretan como naturales por tratarse de competidores directos, mientras que aquellas que afectan al outsourcing datan originalmente de 2019, de lo que resulta que sus clientes pagan más por correr el software de Microsoft en entornos ajenos a Microsoft. El impacto no fue percibido como tal hasta que expiraron los contratos de licencia y hubo que renovarlos. En mayo de 2022, la compañía de Redmond “normalizó” su política de licencias, lo que dio pie a la objeción de CISPE, ente creado con esa finalidad.

Una de las cláusulas del acuerdo prevé que CISPE creará un observatorio europeo independiente, al que ha sido invitada a sumarse Microsoft y podrán incorporarse clientes de aquellos. El papel del observatorio será, según se ha dicho, supervisar el cumplimiento de lo pactado. “Es una victoria para los proveedores europeos de servicios cloud”, ha valorado Francisco Mingorance, fichado en 2022 como secretario general de CISPE.  Es un viraje de 180º comparado con otra declaración anterior del propio Mingorance: “valiéndose de su dominio [del mercado] de software de productividad, Microsoft restringe las opciones de los usuarios e introduce inflación de costes en el ecosistema que Europa necesita y merece”.

No está claro que el acuerdo entre Microsoft y CISPE sea una solución al desequilibro endémico del mercado cloud, pero al menos despeja a corto plazo la principal amenaza legal que corría la primera.

Lo menos que puede decirse es que los mayores competidores de Microsoft se han cabreado con el acuerdo. El líder del mercado, filial de Amazon, se siente traicionado al ser excluido tanto de las negociaciones como del pacto tras haber contribuido a financiar CISPE: “después de negar durante años que sus prácticas de licenciamiento fueran dañinas para los clientes y la competición – sostiene AWS –  Microsoft ha prometido hacer concesiones muy limitadas; esto demuestra que no hay barreras técnicas que impidan hacer lo que no ha querido hacer hasta ahora. Por nuestra parte, seguiremos intentando que los reguladores europeos pongan fin a esta discriminación”.

Entretanto, el número de miembros de CISPE ha crecido y a la vez ha perdido uno muy relevante. El proveedor francés OVH Cloud, que durante años ha denunciado enérgicamente el oligopolio en los servicios cloud, se ha dado de baja de CISPE para firmar un acuerdo separado con Microsoft firmado un acuerdo propio con Microsoft.

Lo que Brad Smith ha conseguido con su táctica negociadora no es sólo que CISPE abandone la demanda sino algo de más envergadura: crea un precedente argumental para librarse de futuras demandas antitrust que pudieran emanar de Bruselas.

Para completar el relato sólo falta destacar la reacción de  Google. “Decepciona saber que CISPE haya optado por coger el dinero de Microsoft en vez de seguir peleando por una resolución que beneficie a los clientes de las empresas miembros”, ha dicho Amit Zvery, director de plataforma de Google Cloud. Según ha publicado la agencia Bloomberg, cuando las negociaciones empezaron a despejarse, Google hizo llegar in extremis a CISPE una oferta de apoyo económico – supuestamente de 470 millones – para seguir adelante, pero la entidad la rechazó.  Así se las gastan allá en las nubes.

[publicado en La Vanguardia el 28/07]


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