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  18/08/2020

La nube pública de Oracle quiere ser híbrida

Hay que rendirse a la evidencia: la así llamada nube pública tiene casi 15 años pero, si se repasa el volumen de cargas que han adoptado este modelo, apenas supera el 20% del total. Dicho de otro modo, el 80% se sigue ejecutando on-premise. Por tanto, el anuncio de Oracle tendría lógica: ¿por qué empeñarse en perseguir a un rival inalcanzable – véase AWS – teniendo los medios para llevar su tecnología cloud al datacenter de sus clientes y combatir cualquier tentación migratoria? Más allá de la fanfarronería que es su marca personal, puede que Larry Ellison haya acertado con una propuesta de nombre enrevesado: Oracle Dedicated Region Cloud@Customer. Que no deja de ser otra forma de hibridez.

Larry Ellison

Especialmente en las grandes compañías, que durante décadas han sido clientes de Oracle, el escaso entusiasmo por la nube pública suele tener como fundamento la soberanía sobre los datos y los problemas de regulación allá donde van a residir. Esto crea la necesidad de multiplicar infraestructuras y de ahí nacen dos preocupaciones agregadas: la seguridad, por un lado, por otro la latencia que penalizaría el rendimiento de las aplicaciones.

Con trazo grueso, la solución que propone Oracle puede resumirse en como replicar su nube pública en las instalaciones del cliente, incluyendo todas las certificaciones normativas y de seguridad, así como los parámetros de servicio (99,5% de tiempo de actividad garantizada, rendimiento, ratio de errores de API). Todo, absolutamente todo, desde la infraestructura al sistema operativo, pasando por las herramientas, las aplicaciones, las bases de datos… detrás del firewall de la empresa pero administrado por Oracle aunque gestionado por el cliente desde su consola.

Hace varios años, la compañía ya había coqueteado con el concepto en su oferta Cloud at Customer, pero básicamente ofrecía un servicio único, su Exadata Cloud, brindando al cliente la oportunidad de albergar la base de datos de Oracle en su propio datacenter con un modelo – que entonces pudo no entenderse – de tarificación basada en el consumo.

En 2020, lanza un órdago y extiende aquel concepto a más de 50 servicios de su Oracle Cloud Infrastructure (OCI). La idea es fácil de contar: permite que las empresas puedan despreocuparse de sus datos a la vez que disfrutar de la escalabilidad y e lasticidad que son propia de una nube pública, pagando por ella en régimen de suscripción. En estos tiempos en que al parecer nada se vende sin invocar expresiones como big data y machine learning, se supone que estas fantásticas aplicaciones rinden su máximo cuanto más cerca estén de los datos que procesan.

En cuanto al precio, la compañía asegura que es idéntico al de OCI: redondeando, 50.000 dólares al mes o 6 millones al año que, de hecho, se convierten en 18 millones por el compromiso de permanencia durante tres años. En el caso de que el cliente tuviera vigentes licencias perpetuas on-premise, tanto de aplicaciones como de bases de datos, tendría que migrar al modelo de suscripción si quiere aprovechar las ventajas de la nueva oferta de Oracle. No se ha querido descuidar al no desdeñable número de organizaciones con software legacy, que presenta problemas a la hora de migrar. De este modo, Oracle ha certificado sus aplicaciones de Siebel, PeopleSoft y JD Edwards para CRM, así como las de gestión de recursos humanos (HCM) y de ERP para Exadata: incluso si se pactara seguir usándolas on-premise, podrían aprovechar las capacidades de automatización de su base de datos nativa cloud con una fórmula SaaS.

Todo está pensado en esta mudanza: al cliente toca aportar el suministro eléctrico, la refrigeración y la salida a Internet, con el ahorro de costes que implica para Oracle. Pero cualquier incidencia en la infraestructura, como la avería de un disco duro, la responsabilidad recae íntegramente en Oracle.

Como el carácter es el hombre, al anunciar Oracle Dedicated Region Cloud@Customer, Ellison no se privó de sus habituales críticas a Amazon Web Services, obviando que esta le lleva una ventaja que se antoja difícil de superar. Según el último estudio de Synergy Research, AWS cuenta con una cuota del 33% en el mercado de cloud pública, mientras que Oracle no pasa del 2%. El esfuerzo que tendría que hacer Oracle sería titánico, pero Ellison ha encontrado el atajo.

El hecho de que, según sus palabras, esta nueva oferta estaría “impulsada por la fuerte demanda de los clientes” y que es 50 veces más rápida y ofrece decenas de servicios, es una circunstancia que juega a su favor. Es cierto que la propuesta de Oracle evoca la de Amazon, Outposts, o las de Microsoft con Azure Stack y Google Cloud con Anthos, tres intentos de poner a tiro de los clientes sus respectivas nubes públicas. Ya puestos, ¿por qué no comparar con los modelos de pago por uso como Greenlake de HPE?

Ellison evita cuidadosamente la expresión “nube híbrida”. Porque la comparación que a él le interesa tiene como adversario AWS, que también la rehuye. Frente a los seis servicios que ofrece Outposts – Amazon EC2, Amazon EBS, Amazon Elastic Container Service (ECS), Amazon Elastic Kubernetes Service (EKS), Amazon Relational Database Service (RDS) y Amazon Elastic MapReduce (EMR) y quizás almacenamiento S3 – Oracle supera el medio centenar, con el atractivo no menor de que entre ellos está su base de datos autónoma. A fin de cuentas, había ventajas que estaban disponibles antes en la nube de Oracle pero no en una nube privada.

No es azaroso pronosticar que la iniciativa de Oracle tendrá muy pronto respuesta por parte de sus rivales. No sólo de AWS, contra la que Ellison carga las tintas. La jugada podría hacer mella en los precios de los proveedores de cloud pública. Gartner ha estimado que un contrato comparable (sic) con AWS se mueve en la horquilla de 5 a 15 millones de dólares/año y obliga a una permanencia de más de tres años.

Anecdóticamente, este tardío alineamiento de la estrategia con la de sus grandes rivales parece recuperar la recomendación que en su día hiciera Thomas Kurian cuando comandaba la nube de Oracle y que Ellison desoyó. Aparentemente, la continuidad estaría asegurada: cuando Kurian dejó la compañía para convertirse en CEO de Google Cloud, fue reemplazado por Don Johnson, quien negoció un acuerdo de conveniencia con Microsoft.

Johnson, quien permanecerá en la compañía con una responsabilidad no revelada, ha dejado escrito en su blog la siguiente explicación: “la posición de Oracle en este paisaje consiste en maridar la mejor infraestructura cloud y la plataforma de datos líder, junto con la más extensa trama de aplicaciones cloud. Realistamente […] nadie es capaz de hacer lo mismo”.

La distancia entre la realidad y el deseo es todavía grande. Los tres grandes hyperscalers controlan el 60% del mercado de infraestructura como servicio y Gartner adjudica a Oracle una cuota actual del 3% que podría duplicar en 2025.

Coincidiendo con la presentación  de la nueva fórmula, que Ellison anunció a través de Zoom, se dijo que Johnson cede su vicepresidencia a otro miembro del equipo escogido por Kurian, Clay Magouyrk, con quien ya trabajó en el pasado en AWS. Como detalle, esta rama de la compañía no tiene su base en la sede californiana sino en Seattle, a no mucha distancia de Amazon y Microsoft, lo que ha valido que la ciudad sea conocida como Cloud City.


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