Han tenido que pasar casi cuatro años para que Kyndryl comience a sentir que es la compañía que quería y quiere ser. Tras la presentación de resultados del primer trimestre de su año fiscal 2026, su CEO Martin Schroeter ha confesado que la carga de la herencia de IBM. Y él lo dice, por tratarse del antiguo CFO de IBM y, como tal, primer autor del diseño de la empresa segregada, cómo no creerle. Se anunciaba algo más que el quinto trimestre consecutivo de crecimiento mejorado de ingresos de la compañía, el primero en positivo desde su alumbramiento. Dos síntomas de que la estrategia comienza a dar sus frutos, a pesar de los retos que tenía ante sí, entre ellos un cambio cultural.
Martin Schroeter
Cuando IBM se desprendió de sus servicios de infraestructura gestionada (Global Technology Services, GTS) a finales de 2021 le aplicó un torniquete; sólo en 2020 había perdido más del doble (2.000 millones de dólares) que en 2019 y, en el primer semestre de 2021, la sangría se aproximaba a los 900 millones. Ese fue el pan bajo el brazo con el que nació Kyndryl Heredaba contratos de servicios plurianuales que le reportarían bajo o bajísimo margen y tendría que respetarlos hasta la ocasión de renegociarlos.
El caramelo envenenado que le dejó IBM se ha ido consumiendo estos años en forma de liquidación de contratos y Schroeter comienza a ver la luz al final del túnel. A pesar de haber registrado una facturación de 3.740 millones de dólares, que representa un crecimiento del 0,11% (aun así, 4 millones más que el año anterior), los beneficios ajustados antes de impuestos se elevaron hasta los 128 millones, cifra que supone un aumento del 39% frente a los 92 millones de dólares del mismo periodo del año anterior.
A pesar de que los inversores mostraron su proverbial inquietud, reflejada en una caída de más del 10% de la cotización, el CEO de Kyndryl vio en estos resultados la constatación de que su estrategia de las 3A (Alliances, Advanced delivery, focused Accounts) funciona, así como de que la base del crecimiento futuro está asentada. En esencia, se trata de crecer por la vía de las alianzas y la consultoría al tiempo que continúa ajustando el tipo de cliente y proyecto que acomete sin sacrificar márgenes. En el primer trimestre del año fiscal 2026, los nuevos contratos se incrementaron un 2%, con acuerdos en los últimos doce meses por valor de 18.300 millones de dólares, lo que equivale a un 43% más que el anterior.
A fin de cuentas, buena parte del negocio de Kyndryl se expresa en su backlog, los contratos firmados a largo plazo (cuatro, cinco o seis años), pero obviamente no cobrados. Tal y como indicó el CEO, esta circunstancia reduce el margen de maniobra de la compañía, hasta el punto de que en 2024, el tercer año tras independizarse, sólo la mitad de las pérdidas y ganancias procedieron de los contratos suscritos tras la escisión; el resto eran pura herencia de IBM. Para el actual año fiscal, Schroeter confía en que el legado de la antigua matriz sólo represente un tercio y en 2026 apenas una quinta parte. Consiguientemente, el objetivo pasa a ser que en el año fiscal 2028 -es decir, dentro de siete trimestres – debería rondar el 5%.
Convencido, cómo no, de que Kyndryl sigue siendo el proveedor de servicios de infraestructura más grande del mundo, Schroeter llamó la atención sobre un nuevo aumento de la facturación de uno de sus pilares, la división Kyndryl Consult, en línea ascendente durante los últimos doce meses. El propio CFO de la compañía, David Wyshner, destacó cómo el negocio de consultoría mantiene su senda de crecimiento (30%), habiendo comenzado como el 10% de los ingresos.
En la estrategia de alianzas de la compañía, los hyperscalers se han convertido en otro pilar fundamental. Tras haber generado 1.200 millones de dólares durante el último ejercicio, en este primer trimestre el negocio procedente de este capítulo facturó 400 millones de dólares, un explosivo 86% de crecimiento que llama al optimismo para alcanzar el objetivo anual de 1.800 millones. Dicho de otro modo, supuso ha supuesto el 34% del total en el primer trimestre, lo que es destacable si se considera que hasta hace muy poco tiempo Kyndryl no generaba negocio con los hyperscalers, como destacó Schroeter. Además, ya no se trata únicamente de firmar contratos, sino de que proporcionen buenos márgenes, como está sucediendo.
La conferencia Citi’s 2025 Global Technology, Media And Telecommunications Conference, fue la ocasión idónea para que Schroeter reforzara la idea de haberse liberado de las ataduras que suponía el legado de IBM y que tan bien conocía. Gracias a ello, la compañía ha podido ir invirtiendo para, por ejemplo, incorporar nuevas capacidades en relación con los hyperscalers, sino que ha podido cerrar alianzas estratégicas con Microsoft, Google, Amazon, Oracle y SAP. En este sentido, se mostró agradecido por la confianza de los accionistas, cuya fe en la gestión de Schroeter mantuvo el apoyo inversor pese a salir perdiendo dinero. Ahora, en cambio, los vientos parecen estar cambiando para Kyndryl, navegando hacia la rentabilidad.
Aunque los colos – proveedores de de capacidad compartida – siguen llevándose la palma en cuanto al número de datacenters, con previsiones de 2.600 nuevas instalaciones, los hyperscalers no quieren perder ese tren y ya han anunciado planes para conectar 264 centros de datos en los mercados existentes y 251 centros de datos en nuevos mercados. Para 2030, su objetivo es conectar más de 11.000 centros de datos en todo el mundo. Detrás de este boom está la Inteligencia Artificial (IA). Tanto como crezcan los hyperscalers, tanto crecerá Kyndryl. Las perspectivas son muy buenas a la luz de la consolidación de alianzas como la suscrita con Google, que acaba de reconocerla en condición de proveedor de servicios gestionados (MSP), designación reservada a los socios de nivel Premier en el programa Google Cloud Partner Advantage.
Las previsiones estiman que el mercado de la Inteligencia Artificial (IA) en la nube rondará los 360.000 millones de dólares para 2030 – este año no llegará a 90.000 millones – y Kyndryl ansía disfrutar de su pedazo de pastel. Así pues, la IA forma parte activa de su catálogo de servicios, como prueba la apertura de nuevos centros de IA en Reino Unido, Francia y Singapur, así como una nube privada de IA dedicada en Japón, construida en colaboración con Dell y Nvidia.
La plataforma Kyndryl Bridge no sólo es uno de sus buques insignia en servicios de integración y orquestación de infraestructura, sino un buen ejemplo de cómo la compañía ha abrazado la IA. Apuntó Schroeter que el aprendizaje automático de Kyndryl Bridge detecta patrones que son validados por los ingenieros para hacer posible la automatización. A sus ojos, la IA es un apoyo, no un sustituto, convencido como está de que la GenAI no puede administrar una infraestructura por sí sola. Internamente, el directivo afirmó que la IA también se emplea en áreas como Finanzas, Recursos Humanos, etc. con el objetivo de aumentar la eficiencia y reducir costes.
Por otro lado, la modernización de aplicaciones es imperativa para muchas organizaciones si quieren sacar todo el potencial de la IA en la nube y ahí Kyndryl tiene mucho que decir, prestando servicios de migraciones cloud de aplicaciones de misión crítica. El presidente de Kyndryl España y Portugal, David Soto es de la opinión de que que el mainframe no está desapareciendo, pero tampoco está creciendo, la misión de modernizarlo es claramente favorable para Kyndryl. La doctrina de la compañía dice que el mainframe se ha convertido en el catalizador impulsado por IA de las estrategias empresariales híbridas.
Estudios de Kyndryl revelan que los proyectos de modernización de mainframe están generando entre un 288% y un 362% de retorno de la inversión (ROI), en función de por cuál de las consabidas tres R se opte: replatform, rehost y rebuild. Entre los factores que impulsan la modernización destacan la seguridad y el cumplimiento normativo. Según sus estimaciones, se esperan 13.000 millones de dólares en ahorro de costes por el uso de IA o GenAI en el entorno mainframe durante los próximos tres años. A ello se sumna, además, alrededor de 20.000 millones de dólares en nuevos ingresos a partir de cargas de trabajo de mainframe impulsadas por IA.
Asimismo, en el capítulo de alianzas, al que tanta importancia otorga el CEO, se suman Intel, Nvidia y HPE. En el caso de HPE, Kyndryl se apoya en los servidores HPE 2U ProLiant, dotados de las GPU RTX PRO 6000 Blackwell de Nvidia, para ofrecer una plataforma lista para quienes precisen hiperescala virtual para cargas de trabajo utilizando una plataforma única. Otra asociación interesante es la que mantiene con Databricks para permitir la entrega de IA a escala y acometer proyectos de modernización.
De cara al presente ejercicio fiscal, en el que CEO no prevé impacto de los aranceles en su negocio (aunque sí podría afectar a algunos de sus clientes), Wyshner confía en crecer un discreto 1%, pero aumentando sus beneficios ajustados antes de impuestos hasta al menos 725 millones de dólares, lo que supondría un incremento de más de 240 millones. A ello habría que sumar otros 550 millones de dólares en flujo de caja libre. A Schroeter comienza a llegarle la camisa al cuello.