25/01/2013

Javier Foncillas

Director Regional Southern Europe. Dolby Laboratories

Es una entrevista inusual, que no responde directamente a ninguno de los temas habituales del blog, pero es transversal a muchos de ellos. La conversación con Javier Foncillas empezó por una idea que el autor llevaba en la cabeza: Dolby como caso extremo de marca que todo el mundo identifica con el sonido, pero no hay ningún producto que lleve esa marca. Se trataría de una empresa típica de tecnología, con mucha I+D, que acumula patentes y las licencia a los que fabrican productos bajo otras marcas. Pero no es una de esas empresas que atesoran propiedad intelectual – trolls, las llaman – para después acosar a otras con sus demandas. Advertencia: la entrevista es larga, pero no farragosa.

Javier Foncillas
Javier Foncillas

No sé si es del todo correcto decir que Dolby es una marca, puesto que no hay productos Dolby…

Aparentemente. Desde el punto de vista del consumidor, es cierto que no hay un televisor marca Dolby o unos altavoces Dolby; a quienes vende realmente esta empresa es a los fabricantes de televisores, altavoces y otros productos de consumo, y a la industria de entretenimiento en general. Porque esa fue una decisión del fundador, Ray Dolby: algo así como ´no puedo competir con los grandes de la industria electrónica, pero tengo unas ideas muy buenas de cómo mejorar el sonido, así que les voy a vender mis ideas`. Por eso mucha gente acaba por asociar a Dolby con diferentes productos, sin relación con la marca, según cuál sea su generación.

¿Y eso por qué?

Mis niños no saben que yo llamaba Dolby a aquel botoncito que había para quitar el ruido de las cintas, pero fue Dolby quien inventó un método, que luego mejoró, para eliminar ese fastidio. Mucha gente se enteró de que Dolby existía cuando salió Star Wars con sonido surround […] y por cierto, mis niños conocen a Dolby por los videojuegos […] En un mundo que ha pasado a ser todo digital, la diferencia entre audio y vídeo empieza a difuminarse, y en ese proceso Dolby también se va expandiendo a todo aquello que genera una experiencia que llamamos sensorial, como puede ser 3D o cómo se tratan los colores, etcétera. Y eso pasa por toda la cadena: ya no es por cintas, ahora es digital, son discos duros o Internet, hasta una pantalla de cine y en el hogar el televisor o una pantalla de ordenador, las tabletas […] No es lo mismo un cine, con sus medios y su arquitectura especializada, que una tableta, y eso es justamente lo que se estudia en Dolby Labs: cómo captar la esencia del problema pese a las limitaciones de este gadget.

Que es una experiencia distinta.

Es lo que hemos hecho con Amazon. Trabajamos con ellos para conseguir que una película pudiera verse en una tableta Kindle Fire, que es pequeña, tiene dos altavoces, unos auriculares y, claro que la experiencia no puede compararse con la de una sala de cine. En el fondo, lo que buscamos es que toda la infraestructura de la industria de entretenimiento funcione de manera óptima en cada tipo de dispositivo.

Para eso hay estándares.

Sí, hay estándares, claro. Precisamente, una de las tareas de Dolby es estar en los comités que van a definir un estándar para las tecnologías en las que estamos involucrados. En Europa tenemos organismos reguladores, por ejemplo el que existe para la estandarización de la televisión. El otro día hubo en París una conferencia donde se discutía un nuevo estándar para algo que en inglés se dice loudness: a todos nos ha pasado estar viendo la tele y de repente sale un anuncio y nos llevamos un susto, pues eso se puede evitar […]

En mi casa nos vendría muy bien…

Y en la mía [risas] Con la televisión digital, se puede hacer, gracias a metadatos que permiten regular el sonido de los programas con independencia de que el emisor transmita más alto o más bajo, y hay una tecnología que se ha definido en los laboratorios de Dolby en Cataluña, como una aportación al estándar en ciernes. En realidad, esto empezó en el cine, cuando pasó de analógico a digital, de película a disco duro […]

No me lo diga… y entonces Dolby entró en ese negocio, en que ya no se envían bobinas sino ficheros por la red […]

Es un negocio de distribución: cómo llevar las películas a los cines. En el fondo todo es logística informátia, porque se trata de coger unos ficheros, mezclar una pista de audio con un subtítulo y producir distintas versiones lingüisticas… para eso tenemos una oficina en Reino Unido, a la que llegan las películas de Hollywood que allí se transforman en lo que se verá en cada cine de Europa. Hay varias tecnologías en ese proceso, y no digamos en 3D, en la que hemos trabajado en cómo transmitir la imagen, que en realidad son dos imágenes en paralelo y ocupan el doble de espacio, dejando sólo la mitad de canal, por lo que surge la técnica del highframing. De toda la vida, las películas tenían 24 fotogramas por segundo, porque había una limitación física de los aparatos, pero en el momento que el cine pasa a ser digital, ¿por qué 24?, ¿por qué no 48?. El Hobbit viene con 48 fotogramas por segundo, y esto produce un efecto psicológico curioso, porque el ojo no sabe interpretar lo que ve […]

Lo mismo pasa con los colores.

Eso es. ¿Por qué tienen que ser colores realistas? ¿Por qué no trabajar en una especie de hiperrealismo? En el cine, los grises siempre han sido un problema, por eso al final de las escenas de miedo la pantalla se ve toda negra. Pero ahora se puede manipular los colores y crear experiencias artificiales, del mismo modo que se hace con Photoshop. Entonces Dolby se mete en esa tecnología. También.

Volvamos al sonido. Dolby tiene un sistema llamado Atmos, ¿de qué se trata?

El sonido viene del techo, de los lados, es 3D en el sonido, ya no viene de la pantalla.

Bien, eso pasa en los cines, pero estoy pensando en lo que dijo acerca de los dispositivos portátiles […]

El problema es, en el fondo, el mismo: ¿cómo llevar el máximo de la experiencia que ha pensado un director o un realizador a los límites de un dispositivo de consumo? Pues mire usted, esto es lo que hay: mi móvil tiene un altavoz limitado, y el problema es ecualizar el sonido para sacar lo mejor que pueda dar ese altavoz. Es un problema corriente: hay gente que cree que dando más volumen al altavoz va a conseguir un sonido mejor, y no es así: lo que consigue es más ruido. Como no podemos personalizar el dispositivo de cada usuario, trabajamos con los fabricantes para maximizar lo que puede dar de sí el hardware que cada uno ha desarrollado.

¿Qué modelo de negocio se desprende de esa capacidad de Dolby?

Nuestro principal modelo de negocio consiste en licenciar la tecnología y prestar servicios de consultoría, para asegurar que el ecosistema funciona. Al final, indirectamente, nuestros ingresos vienen de la gente que compra una tele o un móvil, de la gente que va al cine […]

Pero esa gente sólo sabe que ha comprado un televisor de la marca tal o cual […]

Ese es el flujo económico que mueve a la industria. Vender hardware es un negocio de volumen, y ahí no estamos, sólo licenciamos la tecnología a los que sí están. El caso del cine es un poco especial, porque el espectador no ve las máquinas que contienen nuestras tecnologías, y Dolby ha tenido que hacer esas máquinas para cubrir un hueco que la industria no cubría.

¿Cuál es el destino de esas licencias? Segundo, ¿qué vende Dolby en España?

Lo que Dolby vende no es otra cosa que la garantía de que una producción o una experiencia de entretenimiento llegue al consumidor de manera óptima, independientemente del medio o del dispositivo. Esto se traduce en una licencia sobre una patente que el fabricante transforma industrialmente. Por eso trabajamos con Intel y con Qualcomm, en la parte de sus chips que se ocupan de funciones de proceso de vídeo y de audio. Qualcomm vende a Samsung un chip que lleva metida la tecnología de Dolby; lo que ocurre es que el comprador del móvil no suele saber qué pintan Qualcomm y Dolby en ese dispositivo que lleva en la mano.

¿Quién paga?

Cada uno paga por su elemento en cada fase de la cadena de valor, pero al final quien paga es ese consumidor que no nos conoce.

¿Cuál es el papel de la oficina en España?

Desde aquí llevamos la región Southern Europe, que abarca varios países europeos e Israel. ¿Por qué desde España? Porque hay grandes empresas tecnológicas, y a Dolby le interesa estar cerca de ellas. Basta con nombrar a Telefónica, pero también tenemos una masa crítica de productores y difusores de televisión muy importantes. TVE, desde luego, y en Cataluña TV3 siempre ha sido avanzada tecnológicamente. Está Mediapro, que en la producción deportiva es puntera junto con los americanos, y está Dorna, que produce los GP de motociclismo […] En mi región, Francia es el núcleo duro por el volumen de su mercado y por el desarrollo de su industria cinematográfica, y es uno de los países más avanzados en TV digital.

Recuerdo que Dolby ha comprado una empresa de Barcelona […]

Sí, exactamente, se llama InSound, o se llamaba, porque ahora está integrada en Dolby, y su gran especialidad es el sonido envolvente del que hablaba antes. Y también tenemos en Barcelona una empresa que se ocupa de la integración de cines. Los exhibidores se están digitalizando; Cinesa, que es uno de los grandes en Europa, tiene bastantes salas en España y Reino Unido.

Me he quedado con ganas de preguntar por la relación entre Dolby y Telefónica […]

Está escrito en su blog: Telefónica tiene la ambición de no quedarse en el papel de transportista de bytes, que para eso bastaría una empresa de cien personas, o quinientas. Quiere meterse, se ha metido, en el mundo de los contenidos y, una de sus ramas es Telefónica Digital, que está muy metida en las tecnologías de vídeo online, pero como eso depende de homogeneizar experiencias con otros medios, ahí entramos nosotros. Hace poco, ha lanzado en Brasil un piloto de su nueva plataforma de vídeo global, y entre los proveedores con los que colabora están Microsoft, una serie de empresas que hacen el software… y Dolby. ¿Que Imagenio quiere ponerse a transmitir a los móviles? Pues ahí estamos con el problema que he mencionado antes. Todo el mundo sabe lo bien o mal que se oyen los teléfonos móviles; dada nuestra experiencia con las señales digitales, ¿por qué no trabajar juntos? Y no sólo con Telefónica: hemos participado con BT en un sistema de conferencias para empresas, y nuestra tecnología es la que permite discriminar entre una voz y el ruido de unos papeles, o determinar si el sonido viene de un lado u otro de la mesa. Es curioso, pero alguna gente se sorprende cuando digo que el primer sentido que se desarrolla es el oido, desde el vientre materno […]

Aunque la corte, esta entrevista quedará larga, pero me da la impresión final de que Dolby estuviera sola en el mundo. ¿No tiene competencia?

Otros me han preguntado lo mismo, y yo digo que nuestro mayor competidor es la indiferencia, el ´me da igual, yo con mi mp3 cutre tengo suficiente«.


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