La virtualización está en boca de todos; a diferencia de ´la nube´ es bastante más que un eslogan afortunado: como técnica, se remonta a los mainframes años 60, pero ha cogido impulso con la democratización de la informática: servidores, almacenamiento, aplicaciones, puesto de trabajo…todo parece virtualizable. El mercado se agita, y aparecen nuevos modelos de negocio. Por esta sección ha pasado VMware y ahora recogemos el punto de vista de su competidor Citrix. Fernando Rodríguez, VP para el Sur de Europa, explica las razones por las que la virtualización se postula como respuesta a ciertos problemas que la crisis ha subrayado todavía más.
¿Cómo define el papel de la virtualización en el momento actual? ¿Por qué despierta tantas expectativas ahora, siendo una técnica no precisamente nueva?
Creo que el auge actual de la virtualización se debe a tres factores principales. El primero es que estamos inmersos en un cambio de sistema operativo, y esto en condiciones normales debería suponer un cambio simultáneo de hardware, pero no estamos en tiempos normales: se puede hacer a la manera tradicional, haciendo coincidir ambos procesos, o bien se pueden virtualizar los puestos de trabajo para obtener un retorno de costes directo. Esta conjunción va a dar como resultado un aumento de la productividad, pero implica inversión.
¿La aparición de Windows 7 sería el motor de la virtualización del desktop?
Todavía hay incógnitas; habrá que ver cómo se hace la migración genérica de sistema operativo. Puede ser un motor, evidentemente, pero no lo conocemos suficientemente. Hay un segundo factor, que se puede formular así: “¿hay dinero suficiente en las empresas y el sector público para acometer un desarrollo de la infraestructura a la manera que se hacía antes, de cambio continuo, con crecimiento o renovación del parque? La respuesta es que hay que justificar muy bien el retorno, y esta es otra faceta que apuntala la virtualización.
Me decía que hay tres factores […]
El tercero, y muy importante, es la madurez de la tecnología. Otras formas de virtualización, como la de servidores o de almacenamiento, han crecido porque la tecnología estaba disponible. En la virtualización del escritorio, el desarrollo se ha hecho con madurez suficiente para que las empresas confíen en ella y la usen, porque sus ventajas son fácilmente comprensibles. Pero hay un matiz importante, y es que las otras formas mencionadas han estado lejos del usuario final. En la virtualización de servidores, se cambian las máquinas y se adiestra a un personal técnico para que sea capaz de dominarla; lo mismo pasa con el almacenamiento, pero con la virtualización del puesto de trabajo […] se trata de interactuar con el usuario final, y este sólo tiene una parte del conocimiento y una parte de la experiencia: ¿qué espera el usuario que pase cuando le da a un botón?, ¿cuál es su velocidad de reacción?, ¿es la misma cuando usa un PC físico que uno virtualizado?
Eso, ¿qué pasa?
Lo que espera el usuario es tener la misma experiencia, la misma interacción con el medio, y esto es lo que permitirá realmente medir el éxito de la solución: si somos capaces de dar una experiencia de usuario real con la virtualización, equivalente a la que se obtiene al actuar físicamente. Es un cambio muy importante, porque nos salimos del núcleo donde está el conocimiento técnico, para extender la tecnología al usuario final de la tecnología. Es aquí donde normalmente se encuentran los factores de resistencia al cambio: ¿por qué un gadget triunfa y otro no?, seguramente porque liga mejor con los gustos y costumbres de los usuarios […]
Entonces, ¿la actitud del usuario es una barrera de entrada?
Cualquier empresa u organización puede implementar una estrategia de virtualización, para ahorrar dinero, pero será el usuario final quien la reciba y, dependiendo de cómo interactúe, la virtualización será un éxito o no.
¿Dónde está la diferencia entre virtualizar el escritorio y virtualizar las aplicaciones?
Desde el punto de vista del usuario, no hay ninguna. Cuando tienes una aplicación virtualizada, es transparente para el usuario: hace clic en un icono, y no sabe si es virtual o no. Se ejecutará de ese modo si hemos construído la tecnología de una manera que hace imposible determinar si la aplicación es virtual o se está ejecutando realmente.
[…] y dónde reside.
Claro, para el usuario es transparente; hemos trabajado veinte años desarrollando una tecnología que permite utilizar un ancho de banda muy eficiente, para ser capaces de responder de tal manera que el usuario no sea capaz de distinguir entre los dos entornos.
Esto implica que el puesto de trabajo pasaría a ser tonto.
Puede ser tonto, o puede ser un PC potente con propósito dual, según se trate de usos privados o profesionales, estando estos virtualizados y con garantía de acceso en cualquier circunstancia. Aquí entra en juego un asunto interesante, que es la protección contra el malware, que a veces se cita como motivo para coartar los usos privados del desktop en la empresa. Cada vez más, se construirán entornos en los que la información estará centralizada, a la que se pueda acceder desde cualquier dispositivo, lo que llamamos entorno de trabajo virtual. Y esa misma máquina puede tener usos privados, como descargar fotos, enviar un fichero, etcétera. No tiene por qué ser un problema.
Suena bien, porque nos hemos acostumbrado a tener potencia al alcance de las manos.
Esa es la idea: dar libertad entre un 100% centralizado y un 100% descentralizado. Depende de la función que desempeñe el usuario y de la libertad que la empresa quiera darle. Otros proveedores tienen una visión monolítica, mientras que nosotros partimos de la convicción de que los usuarios no son homogéneos, que no tienen las mismas necesidades. No es lo mismo utilizar una base de datos que una aplicación de diseño gráfico, por decir algo: son funciones diferentes, y el mismo individuo puede que necesite mucha potencia en determinados momentos y muy poca cuando está de viaje.
¿No es una solución estándar?
Cada caso requiere una diferente concepción, y necesita una implementación diferente. Si pensáramos que todo debe ser centralizado, que todo debe tener el mismo perfil, nos perderíamos algo, porque es imposible que todos en la misma organización tengan el mismo nivel de interacción, de capacidad y responsabilidad, y usen las mismas aplicaciones.
Estos grados de libertad plantean la cuestión de la seguridad […]
Antes, la libertad estaba definida por la propia restricción de la tecnología: todo el mundo que accedía a un PC tenía una serie de libertades, pero lo que idealmente debería ser útil para el proceso productivo de la empresa, a veces se desvirtuaba, cuando alguien, haciendo uso de esa libertad, bajaba códigos maliciosos que impactaban en la productividad. Lo que ahora se busca es volver a tener el control absoluto y, a partir de ahí dar a la gente la libertad que realmente necesite por capacidad o por la tarea que desempeña, o bien por una decisión de recursos humanos. Es una decisión de la compañía, lo que es muy distinto a que la limitación venga determinada por la tecnología.
Cambiando de tercio: VMware tiene peso dominante en la virtualización de servidores, y Citrix en la del desktop, pero también está Microsoft, que a la vez tiene sus propios intereses y colabora con Citrix. ¿Cómo funciona esta dinámica del mercado?
En mi opinión, van a surgir nuevos competidores, porque este mercado es muy grande, si pensamos que todo lo que es físico es susceptible de ser virtual. Por tanto, quien piense sólo en la virtualización de servidores, se queda corto. La segunda premisa para Citrix es que nuestro mayor competidor proviene de una visión del CPD y tiene que acercarse al usuario, mientras que nosotros hemos crecido en la virtualización de aplicaciones y por tanto estamos muy cercanos al usuario, y desde este enfoque nos aproximamos al CPD.
¿Dónde queda la virtualización del desktop?
En el medio. En el último lanzamiento, hemos juntado todas las tecnologías, porque de cara al usuario es más eficiente y racional que pueda acceder a los recursos cuando los necesita. Estamos en un mundo de aplicaciones que corren bajo un sistema operativo, y obligados a hablar con todos los interlocutores.
Hay ruido de consolidación, alentado por el acuerdo entre Citrix y Microsoft para apoyarse mutuamente en el mercado de la virtualización […]
Los movimientos de consolidación que pueda haber en el mercado van a venir de terceros. No creo, personalmente, que Microsoft vaya a comprar Citrix ni que Citrix vaya a comprar VMware [risas], pero lo fundamental es que las empresas que se dedican a servidores, almacenamiento, integración de servicios, comunicación, etcétera, no proceden de una experiencia de virtualización. En mi opinión, la virtualización viene del teletrabajo, que la gente pueda trabajar en remoto y olvidarse de si el recurso al que accede es físico o virtual.
El acuerdo entre Cisco y VMware ha disparado la impresión de que podría haber otras operaciones en preparación.
No lo sé. Puede que en los próximos 12 o 18 meses veamos movimientos de empresas que quieren situarse en este mercado. Sería normal, porque en un proyecto de virtualización, la parte de software que nosotros movemos representa un 15% o un 20% del proyecto, y cuando empiezas a ser protagonista y sin embargo el porcentaje que mueves es bajo comparado con otros a quienes afecta, cualquiera de estos otros puede tener ganas de controlar el total de la oferta. La alianza de Cisco, VMware y EMC responde a esa lógica: quienes quieren vender servidores o almacenamiento pretenden controlar los proyectos. Y al hacerlo colocan a los demás ante el dilema de qué hacer en el futuro: seguir actuando de forma independiente como Microsoft o Citrix, o meterse en otros procesos. No tengo una respuesta más concreta, pero pienso que ante todo proceso de consolidación, cada uno tiene que asumir cuál es su papel analizando qué puede hacer por sí mismo.
Vale, ¿cuál es el papel de Citrix?
Si analizamos los mercados reales, creemos que nuestra solución es la mejor desde el punto de vista tecnológico, y podemos probarlo. De hecho, cuando participamos en una prueba, somos capaces de desarrollar y presentar soluciones más eficaces que cualquiera. Lo que no significa mucho a la larga, porque es natural que metiendo inversión y desarrolladores, cualquiera de nuestros competidores se puede acercar; este es el juego de la competencia. En mi opinión, la tecnología va a evolucionar rápidamente, no sólo por parte de Citrix sino también por la de otros, y la consecuencia será que el mercado crecerá, los precios bajarán y habrá más oferta.
En estas condiciones, ¿es posible la independencia?
Citrix es reconocida como una empresa independiente, y me parece que a todo el mundo le interesa que lo siga siendo. Hay compañías importantes que, mientras se sientan cómodas trabajando con nosotros, van a preferir este modelo de relación.
Pero la virtualización es una técnica que está al alcance de terceros.
Está en función de la inversión, como otras. Los componentes de la tecnología son conocidos: el protocolo de acceso remoto, el sistema operativo […] y el hipervisor, que aunque es el núcleo del negocio, ni Citrix ni Microsoft cobran por él. Ahí se están moviendo una serie de factores en los que cada vez más habrá menos diferenciación. Lo que marca la diferencia es el servicio que puedas construir. Sinceramente, se puede dar cualquier escenario, pero estamos ante el típico caso en el que la grandeza de la película supera a los actores.
¿Cómo está el mercado español?
En España vamos a ver varias dinámicas diferentes. La primera es la migración de sistema operativo, a la que se suman los nuevos servicios y las restricciones presupuestarias. La frase de ´hacer más con menos´ es un tópico, pero va a estar vigente por un tiempo. ¿Ayuda a vender virtualización? Sí, pero se necesita un cierto nivel de inversión: habrá proyectos, pero volveremos a estar rezagados con respecto a otros mercados.
¿La virtualización no es una excepción, a la vista de sus ventajas?
Todo el mundo tiene proyectos, pero hay que demostrar a) que lo que hacemos funciona, y b) que produce un retorno de inversión positivo. En el caso de las Administraciones Públicas, va a ser dramático, porque el modelo en el que estaban – inversión, proyectos, renovación del parque – se ha parado de golpe. Lo que harán será utilizar lo que tenían para prestar nuevos servicios, y si no tienes dinero para nuevas aplicaciones o migraciones, pero tienes que sacar un nuevo servicio, la única manera de hacerlo con máquinas antiguas es virtualizándolas. Por esto, creemos que en las AAPP la virtualización se va a acelerar.
¿Se observan diferencias de actitud entre sectores y tamaños de empresa?
La virtualización es una tecnología horizontal, que afecta a todos, y no puede decirse que un sector sea más proclive que otros, o el tamaño de las empresas. Dicho esto, quienes van a tener dinero para invertir serán las grandes empresas. Es cierto que en algunos sectores, en unos más que en otros, todo el hardware que se ha adquirido en los últimos seis años está obsoleto, y por tanto también las aplicaciones, pero hay que encontrar la manera de dar el servicio que se pide al sistema.