Implacablemente, el fichaje de Mark Hurd como número dos de Oracle conducía a que quien ocupaba esa posición, se cruzaría con aquél en la puerta. En el tablero de juego Larry Ellison no hay espacio para dos fichas de igual valor, y la víctima ha sido Charles Phillips, quien – como él mismo ha recordado en su mensaje de despedida – llevaba “29 trimestres” dirigiendo las operaciones y digiriendo las adquisiciones del patrón. Antiguo marine, guarda cierto parecido físico con Barack Obama – que lo escogió para formar parte de su consejo de asesores económicos – no ha sobrevivido a la pulsión de Ellison por asestar un buen golpe a sus rivales de HP.
El haber seguido con asiduidad los avatares de Oracle permite a este cronista retener detalles que a otros se les escapan. En 2003, Phillips trabajaba como analista en Morgan Stanley, donde se ocupaba de la industria del software, muy fragmentada y propicia para un explosivo crecimiento. Aquella experiencia le valió ser contratado por Ellison, y gracias a ella este pudo perseguir dos objetivos a la vez: una frenética carrera de adquisiciones y la obsesión de ganar con su velero la Copa del América.
Por consejo de Phillips, Ellison compró PeopleSoft, al precio de 10.300 millones de dólares (el doble de lo que pagaría siete años después por Sun). Juntos harían un montón de adquisiciones, con las que Oracle pasó de ser una empresa que facturaba 9.500 millones (2003) a los 27.000 millones del último ejercicio. Cualquiera hubiera pensado que esta asociación, y la diferencia de edad, convertiría un día a Phillips en delfín de su jefe. Hasta que en su camino se interpuso la peripecia de Mark Hurd, su traumática salida de HP. Ahora, sería oportuno preguntarse dónde recalará Phillips, a sus 50 años de edad. Tendría guasa que HP le propusiera un puesto directivo, pero este es el más incierto de los finales del culebrón.
Aparquemos, pues, a Phillips. La semana próxima, Hurd hará su primera aparición pública en el evento anual Oracle Open World, con la consiguiente expectación por conocer pistas acerca de su papel. Curiosamente, en la agenda de la conferencia está prevista una presentación de Anne Livermore en nombre de HP, teórica candidata a tomar el puesto de aquél. Pasa que las dos empresas andan a la greña estos días, y un síntoma grave de ruptura sería la cancelación de este resabio de la fenecida cooperación.