Con la exaltación de la inteligencia artificial en cada rincón del sector tecnológico, aumentan las expectativas de ver ingresos contantes y sonantes. Lo pregonan muchos de los participes del mercado de ordenadores personales. A simple vista, es una tesis razonable: los nuevos AI PC [¿por qué no PC IA?] traen nuevo hardware y nuevas funcionalidades que deberían incentivar la renovación del parque existente. Las cosas no son tan sencillas como a uno le gustaría: la demanda de PC está retenida temporalmente, en espera de que se resuelva la confusión en torno a la utilidad real de estos dispositivos en los que se han volcado las esperanzas de los fabricantes en una reactivación más lenta que lo esperado.
El propagandista más interesado es Microsoft, por la cuenta que le tiene. Ávido por revitalizar las ventas de PC y con ellas las licencias de Windows por las que apoquinan las marcas, la compañía ha apoyado la apertura del duopolio Intel-AMD con la entrada de Qualcomm en el mundo Windows con sus chips Snapdragon X Elite y X Plus, basados en la arquitectura ARM, pensados específicamente para los AI PC. La clave, según el librillo de Microsoft, es la combinación de CPU, GPU y NPU en un mismo SoC. El fabricante californiano dista de gozar la exclusiva, ya que Intel ha lanzado sus Core Ultra y AMD su línea Ryzen AI.
Esta pluralidad de opciones, a priori deseable, es también una fuente de confusión. La regla de los fabricantes para no equivocarse es trabajar con las tres familias de procesadores y hacer apuestas de mayor a menor riesgo. Sus PC recientes están diseñados para ejecutar cargas de trabajo de IA de forma más eficiente – los prescriptores de cada marca repiten incansables el adjetivo – en modo local.
En este contexto, un informe publicado por Intel pretendiendo echar una mano ha acabado por revelar un flanco débil. Basándose en 6.000 entrevistas a compradores de AI PC en Alemania, Francia y Reino Unido, llega a la conclusión de que estos se ahorran en promedio cuatro de las quince horas semanales que antes dedicaban a lo que denomina “quehaceres digitales”: escribir mails, transcribir reuniones, resumir documentos, y clasificar archivos, gracias a que ahora pueden delegar esas trivialidades en la IA generativa. Pero atención: cuatro horas menos no necesariamente elevan la productividad, que para los economistas tiene más requisitos que el sobado “más por menos”.
El informe encomendado por Intel reconoce que “muchos usuarios de AI PC pierden demasiado tiempo en comunicar con las herramientas de IA para obtener los resultados que desean. Demasiado quiere decir que, por insuficiencia de conocimiento, tardan más que los usuarios de un PC tradicional tradicional. El corolario era previsible: “las organizaciones que proveen a sus empleados de unos asistentes virtuales tienen mucho por hacer para educarlos en el aprovechamiento de las capacidades potenciales de la IA en su trabajo”.
Esa brecha de familiaridad con los AI PC conduciría a lo que la encuesta identifica como “falsas concepciones”. En verdad, que sean falsas no impide que el 53% de los entrevistados consideren que los AI PC son adecuados para profesionales técnicos o creativos, pero no para ellos, ni que el 86% digan estar preocupados por las consecuencias de la IA generativa sobre su intimidad y la seguridad de los datos personales e incluso que un 17% afirme que no es segura al no estar regulada. Al final, lo más importante para Intel y sus clientes es esta otra conclusión: el 64% de quienes han usado un AI PC declara disposición a repetir en una futura actualización. Excelente hallazgo, pero menos de lo que gustaría a los fabricantes y a sus accionistas.
Puede decirse de otra manera: de momento, ninguna funcionalidad invita por sí sola a la compra de un AI PC. No existe una “killer app” al gusto de los analistas. Y sin este requisito, las empresas – sobre cuyos hombros viajan las esperanzas en un repunte de las ventas – no estarán interesadas en pagar un precio más alto por un PC cuyos beneficios no son concluyentes (todavía).
Aun así, otro estudio, este de IDC, vaticina que esta categoría de la oferta de PC crecerá un 42,1% entre 2023 y 2028. Para esta última fecha habrá muy pocos equipos en venta que no lleven una NPU: apenas un 5,2% del total. Sin embargo – hay que reparar en ello – lo anterior se justifica más por una necesidad de la oferta que por un tirón de la demanda (ver gráfico superior).
Así que todo es cuestión de tiempo. El mercado de PC, mezclando todas las categorías, marcha con lentitud. Según IDC, crece secuencialmente, pero en el tercer trimestres de 2024 bajó a 68,8 millones de unidades, un 2,4% menos que en igual período del año anterior. También Gartner aprecia una caída, en este caso del 1,3%, mientras que Canalys estima un crecimiento del 1,3%.
La foto fija del mercado mundial – tomando ahora como referencia a IDC – tiene a Lenovo como lider con holgura: 16,5 millones de unidades en el trimestre, un 3% de crecimiento y un 24% de cuota de mercado. HP se ha quedado en 13,6 millones de unidades y se ha visto lastrada por un crecimiento del 0,4% que, siendo pobre, permite presumir en contraste con el retroceso del mercado total.
Los fabricantes admiten que la demanda de AI PC tardará en despegar más de lo que calculaban, por lo que este trimestre no llegarán a tiempo, pero su apuesta es decidida. Ha dicho Enrique Lores, CEO de HP a los analistas de Goldman Sachs: “muchos de estos PC fueron adquiridos con urgencia durante la pandemia y, después de cuatro o cinco años están necesitados de un reemplazo. Y Michael Dell en una conferencia del Citi: “tenemos certeza de la fecha en que caducará el soporte de Microsoft a Windows 10, por lo que las empresas tendrán que tomar una decisión en la primera mitad del año próximo”
Este año, la demanda habría cerrado en positivo la campaña de vuelta al cole y aun es pronto para saber cómo ha funcionado el Black Friday. Con un inconveniente: estas ocasiones son más propicias para colocar dispositivos de menor precio, por lo que poco ayudan a los resultados económicos de las marcas.
Gartner prevé que 2024 se cierre con 1,6% de crecimiento y cambiando de año, en 2025 sube el pronóstico al 7,7%. En esta coyuntura, los AI PC se montarán en la ola regular de renovaciones de hardware por la inercia de la oferta. Será más adelante cuando sean visibles las ventajas de las NPU y del procesamiento local. Para entonces, suponen, el mercado de aplicaciones estará más maduro y se orientará a obtener del hardware un valor económico tangible.
Otro documento de Canalys, de mediados de noviembre, pronostica un crecimiento del 49% sobre el trimestre anterior, pero antes de echar las campanas al vuelo hay que recordar que, en el pasado, su estimación de 13,3 millones de AI PC incluía los Mac que ya incorporan capacidad para IA generativa, aunque no está activada. Y como esos Mac serían un 47% del total despachado (sic) dejan unos 7 millones de unidades para Windows.
Lo cierto es que todas las marcas se han embarcado en la oferta de equipos con NPU, que es la gran novedad de esta generación. Forrester Research se ha atrevido a proclamar 2025 como “el año del AI PC”. Por su lado, Microsoft empuja la tendencia a través de su iniciativa Copilot+, que echó a rodar con chips de Qualcomm pero ya admite los últimos procesadores de intel y AMD. Estos ordenadores contarán con funcionalidades exclusivas, como Creator (generador de imágenes en Paint), Windows Studio Effects (difuminado y efectos especiales para la webcam), traducción en tiempo real y subtitulado para audios, así como Recall, que lleva registro de lo que un usuario hace en su PC y cuyo lanzamiento hubo que detener unos días por cuestiones de seguridad.
Parece claro que los fabricantes se reservarán ciertas funciones para la nueva añada de AI PC. A esto se suma que las NPU prometen un ahorro de batería en ciertas tareas comunes como la reproducción de vídeo. Sin embargo, nada de esto tiene la fuerza suficiente como para mover el mercado a escala. Además, los modelos de PC con procesadores Qualcomm plantean problemas de compatibilidad que piden tiempo.
Otra de las barreras que frenan la adopción de los AI PC es la falta de claridad sobre su utilidad real. Desde luego, es más seguro ejecutar la IA con recursos locales sin enviar información a los servidores de otra compañía. Aunque es cierto que, para quienes utilizan la IA en supuestos limitados, el rendimiento de las aplicaciones cloud más populares resulta más que suficiente.
Este asunto tiene importancia como para que un gigante financiero como Morgan Stanley se ocupe de señalar que harán falta tres años para que los AI PC pasen de ser productos de alta gama a popularizarse. Ah, no olvida recordar que para entonces habrá smartphones IA y tabletas IA, cuestiones que vuelven a recordar la relevancia de la integración en los nuevos dispositivos: tal vez uno de los motivos sea conseguir que los AI PC no incurran en costes de computación como los servicios en la nube. Que repercutan en el fabricante o en el usuario, no da lo mismo, pero es otra historia.
[informe de Pablo G. Bejerano]