27/03/2018

Cisco Cloud Index: viaje quinquenal a la nube

¿Por qué 2021? Probablemente sea porque 2020 está cercano y 2025 todavía parece lejano. El caso es que Cisco ha calculado que en 2021 el 94% de las cargas de trabajo se ejecutarán en entornos cloud, porcentaje que no puede menos que sorprender. Los estudios de Cisco, a diferencia de tantos papers oportunistas que llegan a este blog, suelen destacar por su seriedad y objetividad, ajenos (dentro de un orden) a las conveniencias del marketing. Con esta premisa se ha leído el exhaustico Cisco Global Cloud Index. Tomando como referencia el quinquenio 2016-2021, diagnosticar los derroteros de esta conversión del mercado de las T.I. El viaje merece un recorrido reflexivo.

Por su singular posición en la cadena de valor de la industria, Cisco está bien situada para analizar qué tendencias tecnológicas prevalecen. Una de ellas indica que las cargas de trabajo on-premise funcionarán casi por completo virtualizadas. Otra, coherente con la anterior, dice que sólo un 6% de las cargas de trabajo no se moverán a alguna nube, sea esta pública o privada (la hibridez que suele predicarse es la combinación de ambas, no una categoría aparte). Ese modesto porcentaje abarca las aplicaciones altamente especializadas, que desempeñan tareas críticas o requieren un hardware dedicado las 24 horas del día.

En un apartado sobre cloud pública y cloud privada, se dice que en un marco de incremento general del 26% en cargas de trabajo e instancias de computación, las de la primera modalidad crecerán un 28% de media ponderada mientras las segundas lo harán un 11%. De resultas de ello, en 2021 la nube pública absorberá el 73% del total y la privada el restante 27%.

No es la única conclusión llamativa del Cloud Index. En el período considerado, las cargas de trabajo en la nube se multiplicarán por 2,7. Algunas de las barreras que frenaban la adopción del modelo cloud ya han sido superadas, especialmente en lo relativo a la nube pública: coste, seguridad y sencillez en el despliegue, concluyen los autores del estudio. Incluso proyectos con muy altas necesidades de computación – dicen – están migrando a entornos virtualizados, antesala de su salto a la nube. Aunque, siempre hay una pega, la integración con los entornos TI existentes sigue preocupando.

Uno de los principales vehículos del ascenso del modo cloud es, sin duda, el incremento de las cargas SaaS [software como servicio], que en 2021 van a representar el 75% del total. Por su parte, IaaS [infraestructura como servicio] bajará del 21% al 16% y PaaS [plataforma como servicio] subirá un punto porcentual, del 8% al 9%. Con lo que contempla una etapa de efervescencia de oferta y dura competencia. Esto implica que seguirá creciendo la confianza de las empresas en la externalización de funciones fundamentales. Sin embargo, llama poderosamente la atención que el gasto en servicios IaaS y PaaS se reducirá comparado con las inversiones en equipos para los centros de datos corporativos [si es que el autor ha entendido bien esta conclusión].

Una de las causas del auge de la nube es el incremento del tráfico IP y de esto Cisco sabe algo. Según el estudio, se triplicará antes de 2021 hasta llegar a los 20,6 zettabytes (ZB). Esta enormidad necesita la elasticidad del cloud. Se distinguen tres tipos de tráfico: de los datacenter al usuario final, entre distintos datacenter y dentro de estos. Esta última categoría será dominante si bien con una ligera bajada. Corresponde reseñar que el big data será responsable del 20% de este tráfico interno (en el que no cuenta, se aclara, el producido dentro de un mismo rack).

El estudio enuncia grandes tendencias que están transformando los centros de datos, La primera responde a las arquitecturas leaf-spine (que podría traducirse como ´nervadura` y se aplanan para reducir la latencia y los cuellos de botella). Le siguen las SDN o redes definidas por software (que separan el control de la red del movimiento del tráfico) y NFV (network function virtualization), que virtualizan algunos elementos de la red de comunicaciones. Estas tecnologías serán los grandes motores del incremento del tráfico, que en parte vendrá determinado por el crecimiento de Internet de las Cosas. Al respecto, Cisco ha revisado estimaciones anteriores, propias y ajenas, para calcular que en 2021 el número de conexiones IoT llegará a los 13.700 millones, en comparación con los 5.800 millones contabilizados en 2016. Lo que es un aumento espectacular pero menos fantasioso que otras cifras que circulan en boca de los propagandistas.

En lo que respecta a la nube pública, que como se ha dicho pasará del 58% al 73%, en esto tendrán decisiva influencia los llamados hyperscalers, operadores de servicios cloud que dominan este mercado. Su crecimiento obedece a las necesidades de las empresas y consumidores. Es interesante saber que para Cisco hay 24 compañías que merecen estar en la categoría de hyperscalers.

Cuatro son los requisitos que se proponen para marcar a una compañía con esta etiqueta: ingresos superiores a 1.000 millones de dólares anuales en IaaS, PaaS o hosting de infraestructura (como Amazon Web Services, Google Cloud o Rackspace), más de 2.000 millones en ingresos anuales por SaaS (es el caso de Salesforce o Google Apps), más de 4.000 millones de facturación a partir de servicios de Internet, búsquedas o redes sociales (Facebook, Yahoo o Apple) o más de 8.000 millones anuales procedentes de comercio electrónico o procesamiento de pagos (Amazon, Alibaba o eBay). Es una sorpresa descubrir la ausencia de Microsoft (Azure), que con certeza ha de figurar entre esos 24 proveedores.

La envergadura del papel de los hyperscalers se mide por un aluvión de datos apabullante. Según la previsión de Cisco. estas compañías pasarán de representar el 27% de los servidores instalados en centros de datos en 2016 al 53% en 2021. El número de centros propiedad de hyperscalers crecerá en esos años de 338 a 628, acaparando en 2021 el 69% de toda la capacidad de computación, el 65% de los datos almacenados y un 55% del tráfico de datos.

En realidad, el Cloud Index es mucho más que lo sugerido por su nombre: es un estudio prospectivo de mercado. Las 24 compañías identificadas en el Cloud Index tendrán en sus manos el 85% de los servidores y el 87% de las cargas de trabajo en nubes públicas. Son las únicas con la escala que se necesita para encarar las inversiones milmillonarias en despliegues de esa envergadura y con alcance global.

Desde una visión de la demanda, las empresas acaparaban en 2016 el 76% de las cargas de servicios cloud, dejando el 24% a los consumidores. Cinco años después, o sea dentro de tres en el momento de publicación, el segundo porcentaje ganará tres puntos, debido fundamentalmente al vídeo en streaming. Este representará el 10% del tráfico dentro de los centros de datos y el 85% del que se genere desde estos a los usuarios. Por su lado, el crecimiento en el segmento empresarial se deberá, en este orden de importancia, a los ERP, aplicaciones de colaboración, análiticas y big data. Esta última categoría supondrá por sí sola el 30% de toda la información almacenada en 2021 (en 2016 era un 18%) y se multiplicará por ocho hasta llegar a los 403 exabytes.

Se hace difícil contenerse en la enumeración del contenido de un informe con tanta enjundia. Predice, por ejemplo, un corte en las migraciones a la nube, debido a la saturación. Pero también apunta tendencias en alza: en 2021, el flujo de información entre centros de datos se incrementará un 13,6%. Es un apunte fundamental, porque pone de manifiesto que van a proliferar las arquitecturas multicloud. Este concepto, que hasta ahora se ha visto lastrado por la carencia de herramientas, va a facilitar el negocio de la integración entre nubes diferentes. Buena nueva para Cisco y otros proveedores que, por razones que aquí no vienen al caso, no han tenido protagonismo en el fenómeno cloud.

Otra tendencia, casi obvia después de lo que antecede, será el incremento del volumen de datos. Se pasaría de 220 ZB generados en 2016 a 850 ZB cinco años después. No obstante, se tratará mayormente de información efímera, que no se almacenará: gran parte del crecimiento se deberá a IoT, lo que anticipa serios problemas con la arquitectura que usan actualmente los proveedores de servicios cloud. El ancho de banda que será necesario para enviar datos desde múltiples dispositivos conectados a un centro de datos es enorme, por lo que se puede esperar un salto en los procesos fuera del perímetro (edge computing).

Hablar de cloud obliga a hablar de almacenamiento. La capacidad instalada en los centros de datos se multiplicará por cuatro, desde 663 exabytes a 2,6 zettabytes. Las cargas de trabajo de aplicaciones de empresa y de computación van a absorber la mayor cuota de ese total, en tanto que las redes sociales y el streaming serán las categorías que crezcan más rápidamente. Nuevamente, big data aparece como elemento clave para el crecimiento de los datos almacenados.

Cisco también publica informes periódicos sobre seguridad, pero en el Cloud Index no podía menos que incorporar un toque de atención. Por destacar, destaca que en torno a una cuarta parte de las empresas que han vivido algún ataque han perdido oportunidades de negocio, que una de cada cinco han sufrido la deserción de clientes y una de cada tres han sufrido una merma de ingresos. Todo esto, por cierto, en un contexto [de ahí su inclusión en este informe] en el que los usuarios esperan que sus recursos de trabajo y/o personales, estén siempre disponibles y siempre (sic) protegidos. Un asunto que justifica su tratamiento por separado, que este blog comentará a su debido momento.

[informe de Pablo G. Bejerano]


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