¿Cloud? ¿Qué cloud? Microsoft acelera para acortar la distancia que separa Azure de Amazon Web Services, líder indiscutido del mercado cloud en su acepción de infraestructura como servicio. A su vez, AWS da pasos evidentes – que probablemente mostrará en su conferencia de noviembre – para superar los recelos de muchas empresas que no están muy convencidas de que su oferta sea apropiada para alojar aplicaciones críticas. A su vez, Microsoft, que no tiene ese problema de identidad, reconoce que AWS ha llegado primero, y ambas colaboran en algunos terrenos, pero están destinadas a competir con dureza. De este tono fue el discurso de Satya Nadella, VP Ejecutivo de Cloud & Enterprise de Microsoft, en una rueda de prensa en San Francisco [a la que asistió Mario Kotler, colaborador de este blog].
Como gusta a Microsoft, la presentación fue descrita como «una oleada» de novedades en torno a Azure, una táctica de marketing muy diferente de la que aplica AWS (un servicio cada vez, y actualizaciones casi mensuales). Azure es el número dos, insistió Nadella, pero su baza es que ofrece a los usuarios de su nube el software que conocen, y ejecutarlo bajo Azure en los servidores (o en los de sus partners) en una trama de datacenter alrededor del mundo. En teoría, esto simplifica la transferencia de cargas de trabajo y permite el despliegue de nubes híbridas.
Que el número dos reconozca la existencia del número uno puede parecer fair play, pero Nadella mezcló deliberadamente los planos: su táctica responde a la necesidad de combinar la conveniencia de acelerar su propuesta cloud con la necesidad de reconvertir el modelo de negocio convencional. La fortaleza de Microsoft, vino a decir, consiste en que las empresas quieren en la nube el equivalente a un régimen de licencias y los niveles de calidad a los que están acostumbrados on-premise, una manera casi directa de recordar que AWS ha tenido numerosos fallos en su servicio.
Es cierto que si el genérico cloud se reduce a la noción de IaaS, no hay competidor que se acerque a la oferta de los dos líderes, pero no es muy elegante ignorar que hay en el mercado otros actores importantes como OpenStack. Y si ningunear a Google puede entenderse en un directivo de Microsoft, el pelotón de competidores está nutrido por nombres como HP e IBM, Oracle, Salesforce, OpenStack y otros que apuestan – como Microsoft, por cierto – la carta de las nubes híbridas. Sin olvidar a VMware, que también corre para competiir con su propia estrategia cloud, que la semana que viene presentará en Barcelona a sus clientes y partners europeos.
Para no extenderme sobre la discutible dicotomía expuesta por Nadella, valdría la pena investigar una tendencia que creo observar: al calor del auge del cloud computing, han surgido iniciativas que intentan crecer a la sombra de los grandes. Joyent, es un modelo que trata de desarrollarse como marca blanca, pero también lo es (o era) Nirvanix, que más modestas, que apuestan por venderse como marcas blancas: Joyent es un buen ejemplo, pero también lo era Nirvanix, que ha optado por declararse en quiebra ante las dificultades de un mercado que, inevitablemente, se concentra.