Por primera vez, Satya Nadella ha dado la cara ante los analistas, a los que presentó personalmente los resultados de Microsoft en el tercer trimestre de su año fiscal 2014. Al prestarse a esa liturgia – que su antecesor rehuía – y prometer que mantendrá la costumbre en el futuro, Nadella se ha ganado la simpatía de los profesionales que nunca simpatizaron con las maneras de Steve Ballmer. Casi todos los participantes iniciaron sus preguntas agradeciendo a Nadella su gesto. Aunque, a decir verdad, el nuevo CEO es muy escasamente responsable por los resultados que expuso, ya que está en su puesto desde el 4 de febrero.
Los ingresos trimestrales tuvieron un crecimiento plano y el beneficio neto descendió un 6,5%, pero en ambos casos las cifras han sido mejores de lo que esperaban esos mismos analistas en los días previos. Una vez revisadas las tablas, se comprueba que el beneficio se ha visto afectado por un aumento del 24% en el capítulo «costes de ingresos» en el que, aparentemente, se incluyen los desembolsos obligados por el lanzamiento de la tableta Surface y la consola Xbox One.
Había curiosidad por conocer los números de Windows, y estaba muy justificada. Las ventas del sistema operativo en su variante de consumo bajaron un 15%, compensadas por un 4% de subida en el segmento de empresas. Mientras las primeras parecen confirmar que el mercado de PC se estabiliza – en esto coinciden IDC y Gartner – después de haber caído sistemáticamente, no es en absoluto seguro que el segundo parámetro sea sostenible más allá del reemplazo forzado de XP.
Por otra parte, el reciente anuncio de gratuidad del sistema operativo para dispositivos de bajo precio inspiró una pregunta sobre los futuros cambios en el modelo de licencias. Nadella tiró de una frase de las suyas [«en un mundo de computación ubicua, Windows tiene que ser ubicuo, y la experiencia de los usuarios abarcar una variedad de dispositivos»] y una conclusión pragmática: «si se pretende que Windows sea realmente ubicuo, lo lógico es que sus diferentes versiones tengan precios diferentes». De lo que se infiere que la compañía tiene que moverse con rapidez en previsión del inexorable declive del más histórico de sus negocios.
Por eso resulta revelador que las estrellas de los resultados trimestrales hayan sido, por un lado, el software empresarial [SQL Server, Windows Server Premium, Lync, Sharepoint,…] con crecimientos de dos dígitos; y por otro Azure, su plataforma cloud: Azure, con un 150% de crecimiento de ingresos, y Office 365, un 100%. Las nuevas suscripciones a Office 365, un millón en el trimestre, elevan la cuenta a 4,4 millones, un dato alentador; se puede suponer que la disponibilidad de Office para iPad elevará esas cifras. La CFO Amy Hood, esta vez eclipsada por la disposición de Nadella a responder por sí mismo, dejó una precisión: la adopción de Azure crece pero los números tardarán en cuadrar, mientras que Office 365 ya es rentable en la situación actual. La división Commercial Other que amalgama ambos negocios, ingresó 1.900 millones de dólares en el trimestre, y según subrayó Hood, su ritmo de marcha es de 8.500 millones anuales.
Un par de días después de anunciar los resultados, se materializó por fin la compra de los activos que fueron de Nokia. La digestión no será fácil, y Amy Hood se escudó en que en ese momento no tenía información suficiente para anticipar dos asuntos que inquietaban a los analistas: el eventual coste de reducción de los 25.000 nuevos empleados, y que impacto se espera en las cuentas del último trimestre del año fiscal. En este asunto, Nadella dejó que la CFO se hiciera cargo de responder.