Acerca de mi post del viernes 13 me han llegado bromas sobre la coincidencia con la peripecia regia, que obviamente no venía a cuento. En un sentido menos frívolo, aquel texto ha sido premonitorio: IBM ha anunciado la firma de un acuerdo estable con Cloudera, adalid de la distribución de software Hadoop. No es una sorpresa, realmente, y en principio los términos del acuerdo no serían diferentes al que Cloudera firmó antes con Oracle. Con estos dos paquidérmicos compañeros, la pequeña compañía se sentirá más segura: IBM y Oracle se neutralizarían mutuamente. Por lo que, a medio plazo, Cloudera tiene más despejado el camino para una salida a bolsa.
Hay varias lecciones dentro de esta historia. Número uno: ninguna empresa entre las grandes del sector puede permitirse el lujo de no tener una estrategia en materia de big data y business analytics. Dos: hay que tomar muy en serio al movimiento open source, y la reciente decisión de Microsoft, que he comentado hace poco, parece una prueba suficiente. Tres: es hora de que algunos CIO abandonen prejuicios; como ya ocurre con las distribuciones comerciales de Linux, sus soluciones son asimilables por las empresas (pero hace falta que tengan un modelo de negocio). Cuatro: la proliferación de startups que trabajan en estos campos ofrece casi infinitas posibilidades para la colaboración, que a la postre van a desembocar, de un modo u otro, en consolidación.
La quinta lección merece una reflexión aparte: ¿dónde quedan las empresas europeas – y las españolas, desde luego – en este nuevo paisaje de la industria del software?