24/09/2018

24Sep

En circunstancias normales, los resultados trimestrales que Oracle publicó la semana pasada no deberían merecer demasiada atención. Iniciar el año fiscal 2019 a mitad del año natural 2018 no es en sí mismo cíclico ni anticíclico; que la cifra se desvíe 50 millones de la esperada en Wall Street, puede ser interesante para frikis de la bolsa, pero nada más grave. No obstante, las circunstancias no son normales: en junio, la compañía anunció un cambio en la estructura con la que presenta sus resultados,  despertando sospechas que tres meses después se confirman.

Los 9.190 millones de dólares de ingresos en el trimestre que va de junio a agosto representan un crecimiento casi plano del 1%, decepcionante en la medida que es inferior a la media del 6% de 2018 y al 3% del periodo precedente. Es inferior a las ratios actuales en la industria del software, a la que Oracle pertenece por derecho propio, y muy inferior a las de aquellos proveedores de cloud con los que gusta compararse.

Ahí está el problema. En el flojo crecimiento de los ingresos generados por la actividad cloud, primer elemento de juicio para verificar si la transición de Oracle de un modelo de negocio a otro está funcionando o no. El año pasado pareció que funcionaba, a condición de disimular que unos 1.000 millones de dólares de facturación eran la contribución de NetSuite, adquirida en 2016. Normalizado este factor, la comparación se torna embarazosa. Este año no habrá ninguna gran compra que cumpla el mismo papel.

Hasta el año pasado, Oracle desglosaba sus ingresos cloud en dos segmentos – software como servicio (SaaS) por un lado y por otro un agregado de infraestructura como servicio (IaaS) y plataforma como servicio (PaaS). No se ha dado explicación convincente cuando Oracle informó de que renuncia a ese desglose. Ya no hay, por tanto, manera de distinguir cuánto ingresa por cada uno de esos segmentos. En la nueva  nomenclatura, el 72% de los ingresos totales queda dentro de un cajón de sastre bautizado cloud services and license support (6.609 millones, 3% de crecimiento), dejando en segundo plano otro más confuso: cloud license and on-premise license (867 millones, 1% negativo).

El truco era demasiado fácil de identificar. Tras varios años mostrando cifras inteligibles, cambiarlas por un esquema opaco sólo puede esconder el hecho – pero contrario al discurso triunfalista de la casa – de que los ingresos que el mercado considera genuinamente como cloud se estancan mientras la contribución de su legado on-premise desciende irremisiblemente.

Aunque las cifras no lo justificaban, Larry Ellison ha vuelto a atacar acerbamente a Amazon Web Services. El pretexto era volver a subrayar el lanzamiento de Oracle Autonomous Database, arma con la que busca proteger su base instalada evitando que AWS se cuele en ella. “Las bases de datos son el núcleo histórico de nuestra compañía – dijo Ellison a los analistas – y espero que la nueva oferta de base de datos autónoma sirva para revigorizar nuestro negocio PaaS e IaaS. Es cierto que tenemos menos cuota de mercado que Amazon en infraestructura, pero estamos muy por delante en tecnología, por lo que vamos a arrebatarle cuota de mercado muy pronto”.

Hasta aquí, el comentario podía limitarse a los resultados trimestrales. Pero, sorpresivamente, el vicepresidente de Oracle a cargo de desarrollo de productos, Thomas Kurian, con 35.000 empleados bajo su supervisión, ha comunicado que extenderá indefinidamente su baja laboral, sin dar ningún motivo. A los pocos días, trascendía que Kurian – veterano de 22 años en la empresa – ha mantenido últimamente una discrepancia esencial con Ellison acerca de la estrategia cloud que está entre sus competencias.

Según esa versión, tímidamente desmentida por Oracle, Kurian habría propuesto un cambio de estrategia. hacer lo necesario para que el software de Oracle pueda integrarse en las nubes rivales de AWS y Microsoft, medida que Kurian ve como la forma más al alcance de acelerar las ventas, en lugar de persistir en batallas que no puede ganar. La idea habría tropezado con la radical oposición de Ellison, lo que explicaría la actitud de este. Si la historia es correcta, será difícil que vuelva a su puesto: nadie echa pulsos al fundador. Hasta mañana,

Norberto


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