Microsoft empezará a entregar en la primera semana de agosto a los fabricantes la versión final de Windows 8, y los primeros modelos de ultrabooks y tabletas saldrán al mercado en octubre, bajo todas las marcas de costumbre. Hasta ahí, todo dentro de lo previsible, pero llama la atención que no se haya dicho cuándo estará disponible Windows RT, variante diseñada para procesadores de arquitectura ARM. Es razonable pensar que se quiere escalonar los lanzamientos para evitar confusiones a los usuarios habituados a pensar que Windows hay sólo uno. Aunque en el desfase se juegan las ventas navideñas.
El frente de los OEM se presenta muy abierto, y hasta contradictorio. El único que ha admitido estar desarrollando una tableta Windows RT es Samsung, y al parecer Asus tiene la misma intención: llegar antes que el resto. En cambio, HP y Acer han declarado que sólo trabajan sobre Windows 8, por distintas razones: HP porque su prioridad es el mercado profesional, y la marca taiwanesa porque está muy molesta tras no haber sido informada del plan de Microsoft sobre Surface.
De Surface, precisamente, ha dicho Steve Ballmer que en el próximo año fiscal se venderán “algunos millones” de unidades. Esto quiere decir que será una cifra modesta, confirmando así que Microsoft no hará un esfuerzo comercial específico, a menos que su diseño de referencia no fuera seguido por los OEM de primera fila. Al carecer de una estructura ni remotamente comparable a las de Apple y Amazon, la expresión de Ballmer sólo puede tener un sentido: tranquilizar a los OEM en el sentido de que no se propone competir con ellos, sino sólo marcar un camino de renovación de la oferta. Por ahora, mantengo mi interpretación.