Nokia se las prometía felices tras la buena acogida de su móvil Lumia 900 en el mercado estadounidense, donde la marca nunca ha gozado de una popularidad comparable a la que tiene en Europa. Una semana después, la compañía finlandesa ha reconocido que ha perdido dinero en el primer trimestre, y no espera mejora en el segundo, debido a “la dinámica competitiva de ls industria”, que ha recortado las ventas de sus móviles Symbian en mercados de Oriente Medio, África, India y China.
Tiene que ser decepcionante para Stephen Elop, este derrape en su plan para devolver a Nokia el brillo que ha perdido. En las actuales condiciones, los problemas son tres, según ha dicho: tiempo, demanda y contexto económico. El comunicado de Nokia informa de que las ventas de su división Smart Devices han sumado 12 millones de unidades en el trimestre, de los que 2 millones han sido de la familia Lumia, a un precio medio de 220 euros. Casualmente, coincide con un informe de iSuppli según el cual la factura de materiales de un Lumia 900 (sin otros costes) asciende a 160 euros.
Anoche, la acción de Nokia perdía un 14%, precipitándose a la cotización más baja en 15 años. El problema se extiende a Microsoft, que tras el mal disimulado plantón de Samsung y HTC, depende enteramente de Nokia para levantar las ventas de Windows Phone. Desde luego, a este precio implícito, sería barato para Microsoft la compra de Nokia, pero ¿serviría para arreglar las cosas?