Pivotal es un adjetivo que últimamente se usa mucho en el sector de las TI. Según mi diccionario, se traduce como «cardinal, fundamental o céntrico». Pues bien, pivotal es el adjetivo que usó el miércoles Meg Whitman para decir que el año fiscal que acaba este mes de octubre, ha sido para HP de estabilización, lo que se traducirá en un descenso estimado del 3,1% en los ingresos, que ya es mejorar tras la caída precedente del 7,7%. Eso sí, el que empezará en noviembre traerá de vuelta el crecimiento. ¿Hay que entenderlo como una buena o como una mala noticia? La reacción positiva de la bolsa, en la que las acciones de HP subieron un 9% al término del Analyst Day, indica que los inversores han entendido el mensaje como esperanzador. Le disculpan, pues, por la rectificación a la que se ha sometido: el año pasado por estas fechas prometió que en el ejercicio actual, no en el próximo, los ingresos volverían a crecer. Pero en agosto advirtió, justo a tiempo, que probablemente no sería así.
Lo que está claro es que Whitman goza de la simpatía – o la paciencia, vaya uno a saber – de los accionistas. Porque ella es la única posibilidad de consumar el cambio de rumbo tras el aventurero Mark Hurd y el desastroso Leo Apotekher. Ha recortado drásticamente los costes – sugirió que la supresión de puestos de trabajo podría llegar a los 33.000, de los que ya ha eliminado 22.700 – y que espera conseguir un free cash flow de 6.000 a 6.500 millones de dólares, lo suficiente para premiar a los accionistas con un dividendo y, quizá, para cerrar el ejercicio con beneficios pese al descenso de los ingresos.
Meg Whitman sabe cómo tratar a los analistas. Dió la cara por su programa de reforma de la compañía, y prometió mantenerse firme en los objetivos quinquenales: «hace un año, nuestras unidades de negocio carecían de una estrategia clara e integrada; nuestra innovación no llegaba al mercado. Ahora, por fin, me siento confortada por lo que estamos haciendo». Por el camino, se ha desembarazado de varios pesos pesados de la compañía, el último Dave Donatelli, y ha promovido a Bill Veghte a la condición de mano derecha.
En el litúrgico repaso anual a las líneas de negocio, Whitman subrayó que los servicios son su principal motivo de preocupación, y es fácil entender lo que quiso decir: que se trata de una carga heredada. Por el contrario, ve el software como un área fundamental. Entre medias, insistió en que la solución integrada que ha bautizado como HAVEn (Hadoop, Autonomy, Vertica, Enterprise Security and nApps) ya está disponible, y que confía en ella para reforzar esa «bolsa de crecimiento» que atisba para el próximo ejercicio.
El mensaje de la convergencia lo dejó a cargo de Veghte, que sonó convincente: el Enterprise Group es… en fin, pivotal: «HP tiene todos los elementos para hacer valer su ventaja competitiva». Algún analista ha comentado que esta división se parece mucho a IBM por su visión, aunque no por su tamaño: 1.900 empresas trabajan con HP en proyectos cloud, y entre ellas está el 37% de las 500 del ranking de Fortune.
Muchos se preguntaban qué diría Whitman acerca de sus proyectos para la división de sistemas personales. Una de las cosas específicas que dijo es que Microsoft, un socio histórico de HP, se ha convertido en competidor. Esta semana, precisamente, HP anunció un notebook low cost con sistema operativo Android, después de haber presentado en Barcelona días atrás una batería de tabletas que subrayan su acercamiento a Google. También había alguna Windows 8, faltaría más.