Por activa y por pasiva, se ha dicho y repetido que los datos son fuente de valor – hay quien afirma que la primera fuente – para cualquier empresa de nuestros días. A menudo se habla de los datos como «materia prima» de los negocios, una afirmación discutible si no se consideran factores que completan la ecuación. Aun así, no hay duda de que es fundamental para las empresas tener acceso a toda la información relativa a sus clientes, su marca, sus productos, sus empleados y sus proveedores, y así de seguido. La fórmula consagrada lo resume en dos palabras: Big Data. Pero es una fórmula, una aproximación genérica. Tanto o más importante que el acceso es la gestión que se haga de los datos.
No se trata sólo de recopilar y acumular información (el llamado síndrome de Diógenes digital) sino de identificar dónde reside concretamente su valor, tratarlos correctamente y ponerlos a disposición de la organización, en primer lugar de quienes toman las decisiones. Por lo tanto, la gestión de los datos ha germinado múltiples soluciones para un problema con demasiadas vertientes. Recientemente, este blog ha encontrado varias propuestas, con ocasión de otra visita a empresas del Silicon Valley.
Anaplan. ¿Cuál es la herramienta más usada del mundo para tareas de análisis de datos? Respuesta: Excel. Debido a la necesidad de tener múltiples vistas de los datos y de aplicar fórmulas en cada celda, este clásico se ha impuesto en las empresas, tanto en la capa de presentación como en la analítica. De hecho, puede decirse que el secreto de su éxito está en que los datos residen en el mismo plano que la capa de presentación. Lo que permite, por un lado, cargarlos desde múltiples departamentos de la empresa para que, una vez allí, los usuarios finales puedan manipular las vistas (creando nuevas dimensiones) para practicar el análisis que requiere el ámbito de negocio que corresponde a cada uno.
Hasta aquí, la experiencia es sobradamente conocida. Las empresas usan Excel porque es la única herramienta que, en opinión de Fréderic Laluyaux – CEO de Anaplan – les permite manipular datos para colaborar entre departamentos. «El problema de las hojas de cálculo es que sólo tienen dos dimensiones – líneas y columnas – pero la mayor parte de los problemas que hoy afrontan las empresas no pueden representarse en dos dimensiones».
namúltiples: ´mis productos`, ´mis clientes`, agrupadas por ´tipo de versión`. O sea que, en la práctica, cada problema tiene como mínimo cinco o seis dimensiones. Difícil, por no decir imposible, representarlas en el modelo bidimensional.
Si se extrapola el modelo a un entorno más amplio, con necesidades de colaboración (múltiples usuarios, múltiples casuísticas, múltiples localizaciones,…) el sistema se complica, ya que acaba generando versiones también múltiples de la información: la gestión de los datos se diluye, creando silos, lo que Laluyaux, CEO de Anaplan, denomina «diferentes visiones de la verdad del negocio». ¿Puede haber una única verdad?, es la pregunta inevitable.
Anaplan se presenta como un sistema colaborativo empresarial residente en la nube. Su principal ventaja es que pone a disposición de todas los entes de la empresa – siguiendo el razonamiento de Laluyaux – «una visión centralizada de la verdad», con acceso a una versión única y actualizada de los datos.
Básicamente, esta startup nacida en California en 2008 – comercialmente activa desde 2011 – busca el Santo Grial de la analítica de datos y la inteligencia del negocio: ser capaz de aplicar reglas dinámicas a todas y cada una de las dimensiones que tienen los problemas. En este punto de su presentación, Laluyaux, ciudadano francés que desembarcó como CEO en 2013 tras una carrera en Business Objects y SAP, apunta que gigantes como IBM, Oracle o SAP, que presumen de soluciones de business analytics, han fallado a la hora de crear herramientas fáciles de usar, flexibles y asequibles a la vez que potentes. En ese espacio de mercado, Anaplan quiere construir su base para el futuro, y esos tres son, según Laluyaux, sus adversarios designados.
«Hemos desarrollado nuestro propio motor de base de datos – afirma el CEO – y ustedes me preguntarán qué necesidad teníamos. Algunos de nuestros clientes han vivido la frustración de implementar software de las empresas que acabo de nombrar, y con el nuestro han conseguido lo que buscaban». La orientación estratégica de Anaplan apunta a verticalizar una centena de modelos ejecutados por su motor, que los transforma de facto en aplicaciones SaaS; las tarifas de Anaplan se fijan por número de usuarios y espacio de disco necesario. Otro rasgo de su planteamiento es un App Hub en el que las empresas pueden descubrir, desplegar y compartir aplicaciones.
Desde la incorporación del actual CEO, la empresa ha tenido un crecimiento notable, hasta los casi 500 clientes actuales con más de 60.000 usuarios finales. Algunas de sus referencias europeas son de peso: Axa Finance, SNCF, Accor Hotels y Blablacar.
A lo largo de su existencia, Anaplan ha recaudado 150 millones de dólares entre fondos de inversión, una suma que suele ser el umbral para empezar a pensar en una salida a bolsa. Laluyaux se limita a asegurar que algunos grandes clientes se lo han sugerido, «por temor a que una adquisición les traiga problemas que creían superados». El CEO reconoce que la empresa es lo bastante madura (aunque no rentable) como para recibir ofertas, pero la única declaración que fue posible arrancarle fue su preferencia personal por la independencia.
Solix Technologies no es una recién llegada. Fundada en 2002 por Sai Gundavelli tras su paso por Cisco, cuenta con una amplia cartera de clientes – mas de 6.000 en todo el mundo – y sus acuerdos de partnership incluyen a Cloudera y Hortonworks, además de Amazon Web Services. No es la primera visita de este blog a sus oficinas de Santa Clara, pero sí la primera tras una intensa internacionalización. Tiene su sede europea en Reino Unido – un paso que algo habrá pesado para que firmara un contrato con la compañía aeroespacial BAE Systems – y oficinas en Australia, India y Dubai. Ha abierto una oficina en París, encargada de canalizar sus operaciones en el sur de Europa.
Según el fundador y CEO de la compañía, «globalmente, los usuarios de TI producen 2,5 trillones [quintillion, en la nomenclatura usual en EEUU] de datos cada día, y las necesidades de archivado se han convertido en un dolor de cabeza para las empresas». Palabras de las que se hizo eco el anfitrión del grupo, Vikram Gaitonde, VP de productos, que actuó como anfitrión. Afirmó tajantemente: «el crecimiento de los datos es el problema número uno que afrontan los CIOs actualmente». Singular manera de explicar por qué Solix se encuentra a medio camino de una transición desde el negocio de archivado tradicional (basado en grandes bases de datos y data warehouse, que ha alimentado sus ingresos durante los últimos ocho años) a un nuevo modelo más dinámico y diverso, según los adjetivos usados por Gaitonde.
En la actualidad, la Enterprise Data Management Suite de Solix permite migrar, proteger e indexar datos en un repositorio secundario con varios propósitos: reducir costes, optimizar la infraestructura, facilitar la seguridad y gobernanza de los datos, generalmente por cumplimiento de la legislación en cada país donde operan sus clientes. El contrato con BAE Systems [anunciado en diciembre] consiste en una solución para retirar datos y aplicaciones de los sistemas legacy, para reducir costes y cumplir con los requerimientos legales.
La transición obedece, por consiguiente, al escenario emergente que más están demandando últimamente las empresas, determinado por el auge de Big Data y, concretamente, por el entorno Hadoop. En esta línea, la Big Data Suite de Solix está pensada para reflejar el ciclo de gestión de la información (ILM, Information Lifecycle Management) en un entorno de bajo coste como Hadoop. Con esta suite, la compañía pretende abordar el problema que en el mercado suele referirse como las tres V: volumen, velocidad y variedad.
Para ello, básicamente, la suite de Solix migra los datos ´tradicionales` a un entorno basado en Hadoop, mucho más económico: hasta 55,5 veces más barato, según un informe de Monash Research facilitado a los visitantes, a la vez que se mantiene inalterable el flujo de acceso a la información, de forma transparente para el negocio.
Delphix. Otra figura respetada del Silicon Valley, Jedidiah Yueh, es el fundador de esta compañía. Yueh debe esa fama al recuerdo de su creación anterior, Avamar, que vendió a EMC en 2006 por 165 millones de dólares, una cifra que hoy luce ridículamente baja ante las sumas pagadas por adquisiciones recientes en el mismo mercado. Para reincidir en su actividad de emprendedor, Yueh ha optado por otro camino: Delphix ofrece soluciones DaaS (data-as-a-service), un modelo de negocio consolidado que permite la gestión de aplicaciones de negocio (y sus datos) con el fin de proporcionar una mejor experiencia de uso en cualquier plataforma y, cómo no, en un time-to-market muy inferior (o más frecuente, según se vea).
«Estamos viendo en todas las industrias un foco tremendo por hacer cada vez mejores las aplicaciones de negocio», pregona Daniel Graves, VP de Product Management de Delphix. Lo que quisiera verse como oportunidad, es también un cuello de botella, por lo que «buscamos dotar de mayor agilidad a las aplicaciones, a la hora de incluir funcionalidades nuevas y un mayor grado de innovación».
Es que – no se resiste Graves a caer en el tópico más convencional – «los datos son la gasolina de las aplicaciones de negocio: alimentan su funcionamiento pero muchas veces contribuyen a gripar el motor». La solución DaaS que propone Delphix pasa por proporcionar los datos adecuados a los usuarios que los necesitan, en el momento en que los necesitan, lo que se supone mejorar la eficiencia del ciclo de desarrollo de aplicaciones críticas.
En términos prácticos, Delphix propone un entorno de desarrollo de las aplicaciones basado en la nube, que permite conectar con diferentes fuentes de datos tradicionales (SAP, Oracle, PeopleSoft o Calypso), trasladarlos comprimidos a un entorno cloud y, desde este, centralizar su gestión para cualquier tipo de aplicación, en cualquier entorno (se trate de desarrollo, testeo, reporting, legal,…) de forma consolidada, centralizada, gestionada y optimizada. La aportación del modo cloud es que permite generar todas las instancias necesarias de forma virtual.
Este modelo, según la doctrina Yueh que Daniel Graves recita de corrido, proporciona un gobierno de los datos mucho más eficiente, tanto desde el punto de vista de TI como de los equipos de desarrollo, que podrán crear instancias virtuales de datos reales, rápida y sencillamente. Esto, además, favorece la detección temprana de bugs o ineficiencias, estableciendo un sistema fundacional mucho más robustos para las aplicaciones.
En el segundo capítulo, se relatarán los encuentros mantenidos con otras tres compañías cuyo oficio es facilitar una mejor gestión de los datos, cada una a su manera: AtScale, Arcitecta y Jut .
[informe de Daniel Comino]