Que en el Mobile World Congress de 2018 se vieran menos coches conectados, abundantes en años anteriores, no quiere decir que hayan sido un señuelo pasajero para viandantes, sino todo lo contrario, que se han normalizado. A partir de abril, los vehículos nuevos que se venden en Europa llevan un sistema de llamadas de emergencia (eCall) y muchos incluyen una segunda tarjeta SIM electrónica (eSIM) que permite acceder a los servicios de banda ancha con una identificación personal segura. Varios fabricantes, como BMW, ya incluyen ambos sistemas de serie, con la conectividad total por defecto, gracias a un módulo fabricado por la rama Mobile Security de la compañía G+D (Giesecke & Devrient).
En el stand de G+D no había coche en exposición, pero este blog pudo asistir a una interesante demostración de la solución desarrollada con la colaboración de Intel, AT&T, Deutsche Telekom y BMW. El operador alemán tiene la intención de expandir su plataforma eSIM a múltiples dispositivos y con ese fin ha elegido el sistema de G+D para implementarla.De momento, los propietarios de un BMW nuevo podrán utilizar sus contratos de telefonía móvil y acceder a los servicios de información en el interior del coche, como si fuera su smartphone personal. Las llamadas serán recibidas y operadas por medio del sistema de información del vehículo con el mismo número de teléfono tras haberse registrado con el operador contratado.
Por un lado, la conexión máquina a máquina (M2M) permite monitorizar permanentemente distintos parámetros de funcionamiento del coche por parte de su fabricante o alertar de una emergencia mediante el sistema eCall, ahora obligatorio en los coches nuevos. Por otro, gracias a la eSIM, la conexión de datos puede ampliarse al modificarse a distancia. Gracias a la autentificación segura, el sistema biométrico y la personalización del coche en función de las preferencias y necesidades del cliente. la industria espera generar múltiples negocios asociados, conforme se vaya ampliando el número de tarjetas eSIM susceptibles de activarse. Por ejemplo, para las empresas de alquiler de vehículos, la eSIM permitirá tener un control casi completo del uso de su flota y personalizarla según la tarifa contratada.
Se calcula que en la actualidad hay unos 3.000 millones de tarjetas SIM en funcionamiento y más de 50 millones de eSI o Universal Integrated Circuit Card (UICC) como también se las conoce. Con las primeras, al suscribirse a un servicio de banda ancha o telefonía móvil, el operador envía al cliente una SIM física con los datos de identificación; cuando se cambia de operador, la SIM deja de ser válida y el nuevo proveedor entrega otra nueva al cliente con los datos actualizados. Con la eSIM, el proceso se hace a distancia y la tarjeta se puede reutilizar porque la nueva suscripción también se gestiona en remoto.
Esta circunstancia, aparentemente menor, ha precipitado un cambio de proporciones: que la eSIM pueda integrarse en el dispositivo, y quien dice dispositivo puede que quiera decir en un vehículo, lo mismo que en cualquier aparato de consumo siempre que esté dotado de un sensor IoT. La eSIM es más pequeña – típicamente un cuadrado de 2,5 a 3 milímetros de lado y una altura de 600 micras; va soldada al módulo de identificación y, en consecuencia, es muy robusta, factor este que adquiere importancia cuando pasa a formar parte de un vehículo en movimiento.
La consultora Gartner ha estimado que en 2020 habrá 250 millones de vehículos conectados circulando por carreteras de todo el mundo, es decir que una quinta parte del parque mundial tendrá alguna conexión. La cifra aumentaría a lo largo de la próxima década, hasta que la práctica totalidad de los automovilistas tengan la posibilidad de suscribirse a un sistema conectado, aparte del que se incorpore por defecto y sin cuota adicional.
Por su lado, IHS prevé que este mismo año, 2018, se suministrarán más de 200 millones de tarjetas eSIM, un 80% de ellas embebidas en sistemas M2M. En 2019, ese número se duplicaría y al año siguiente rozaría los 600 millones.
Hace poco más de un año, la GSMA publicó las especificaciones que deben cumplir las eSIM para que el proceso de autentificación remoto sea seguro y compatible con todos los operadores, tanto sobre las redes actuales 3G y 4G como en las futuras 5G. Ahora mismo, varios fabricantes de chips, como ST, Qualcomm o Intel, y de módulos (G+D y su competidor Gemalto) ofrecen sistemas eSIM estandarizados para que la industria pueda optar a integrarlos. El resultado debería ser la aparición de nuevos modelos de negocio.
Según todas las previsiones, proliferarán los servicios y modalidades de pago, dando pie a que en 2020 pueda hablarse masivamente de ´movilidad como servicio`: compartir, alquilar o solicitar un transporte. Si se corre el horizonte diez años, en 2030 se plantean escenarios como «la movilidad multimodal» o, con imaginación peliculera, «el coche como sala de estar». Esto es independiente de lo que finalmente ocurra con el hoy cuestionado coche autónomo aunque, como es obvio, cuanta más autonomía tenga el coche más servicios inventará la industria: en teoría, no hará falta estar tan pendiente del tráfico ni tener las manos en el volante.
También proliferarán las soluciones para gestionar estos servicios de conectividad. En el MWC, los portavoces de G+D presentaron una que permite al propietario de un vehículo descargar su suscripción privada de telefonía móvil a una segunda SIM que está soldada en el dispositivo telemático. Según la empresa alemana, su solución mejora la calidad de la radiofrecuencia y facilita significativamente el uso del móvil y de nuevos servicios de comunicaciones a bordo.
[informe de Lluís Alonso]