Es razonable pensar que Ursula Burns, la nueva presidenta de Xerox, ha jugado un papel clave, como mínimo de complicidad, en la operación que heredó ya en marcha de su antecesora, Anne Mulcahy. Quedará en la historia de la compañía como una compra ejecutada por Burns, pero se trata de una compra nada corriente, por valor de 6.400 millones de dólares, el precio de Affiliated Computer Services (ACS), con la que Xerox espera triplicar sus ingresos por servicios hasta los 10.000 millones de dólares en 2010. Con esta cifra se colocaría, en sólo un año, entre las 20 primeras empresas de servicios informáticos. En su caso, centrada en actividades contiguas a la especialidad de la casa, los sistemas de gestión documental.
La noticia tiene un elemento de sorpresa, porque ACS es casi desconocida fuera de Estados Unidos, donde obtiene el 90% de su cifra de negocio, pero lo que sí se conoce es el interés de Xerox de desarrollarse como proveedor de servicios, para lo que ahora podrá apoyarse en su nueva filial, a la que arropará con la notoriedad de su marca. Hace tres años, ACS anunció su intención de instalarse en Europa mediante la compra de alguna gran empresa de servicios pero, por alguna razón, lo único que hizo fue desembolsar 120 millones por dos compañías menores en Alemania y Reino Unido.
Lo que ha hecho que Xerox se fijara en ACS es la capacidad de esta para prestar servicios BPO (Business Process Outsourcing), un negocio que representa casi el 70% de su facturación, muy concentrada en áreas verticales como sanidad y seguros. Parece innecesario recordar que estos dos sectores, concretamente, son grandes usuarios de soluciones de gestión de documentos, la gran especialidad de Xerox, con tendencia a la externalización para contener el crecimiento de los costes.
La operación se inscribe, por tanto, en una gradual consolidación de la industria, que no es precisamente nueva pero se ha acentuado en este año de crisis. Por un lado, los proveedores importantes de hardware han pugnado por dotarse de plataformas para la prestación de servicios, buscando cambiar la dosis de sus actividades. Pero ahí no acaba la cosa, porque las empresas de servicios “puros” seguirán dando que hablar con sus fusiones y adquisiciones en los próximos meses. Según un informe de Gartner, se va gestando la pinza en la que muchas compañías medianas de servicios serán sensibles al argumento de la economía de escala, tanto más si viene aderezado con una generosa valoración de sus activos.