Todos los operadores están lógicamente interesados en la perspectiva de Internet de las Cosas (IoT), un mercado que a pesar del ruido todavía está en ciernes, pero tienen idéntico interés en mantener bajo control sus inversiones. Este es el sentido del acuerdo entre Vodafone y Huawei, del que esta semana se ha anunciado el despliegue en seis ciudades españolas. La iniciativa gira en torno a NB-IoT, solución de banda estrecha cuya estandarización culminó en junio pasado. Se considera que es la opción más idónea para iniciar cuanto antes aplicaciones IoT que, aunque basadas en infraestructura 4G, a la postre allanen el camino hacia 5G. Ambas compañías fueron pioneras de esta tecnología y ahora se han conjurado para acelerar la marcha.
NB-IoT [Narrow Band Internet of Things] rivaliza con otras tecnologías inalámbricas por conquistar los miles de millones de conexiones que se avecinan. El 3GPP, órgano encargado de aprobar los estándares de las tecnologías de redes inalámbricas, ha apreciado en NB-IoT la virtud de atender las necesidades de conexión entre dispositivos de muy bajo ratio de datos con redes móviles alimentadas por baterías y que plantean la conveniencia de optimizar el consumo de energía.
España es el país donde Vodafone y Huawei hicieron en 2016 la primera conexión comercial con NB-IoT, bien que limitada, que les animó a seguir adelante. El modelo más sencillo e inmediato consiste en desplegar NB-IoT sobre una infraestructura LTE existente, mediante una actualización de software. Otro procedimiento posible contempla el despliegue en los bordes del canal LTE, una manera de evitar que NB-IoT detraiga capacidad de los servicios de banda ancha móvil. Una teórica tercera vía implicaría una asignación específica de espectro para esta tecnología, pero los reguladores no contemplan abrir esa posibilidad.
Aunque la estandarización le da valor internacional, estrictamente NB-IoT no forma parte de LTE: hay que habilitarle una banda lateral usando software diferente, lo que limita los bloques de conectividad destinados a los smartphones. Por esta razón, en Estados Unidos los operadores parecen decantarse por la alternativa llamada LTE-M, a la que se puede objetar el menor alcance de la señal. Por el lado de la industria, Huawei sigue al pie de la letra la norma 3GPP, pero Ericsson, Nokia e Intel proponen una variante que no ha entrado en explotación comercial.
Hay que decir en favor de NB-IoT que en Europa es la fórmula adecuada para conectar los dispositivos más simples a una red licenciada para hacer uso del espectro. Por otra parte está la solución de Sigfox, que usa un protocolo propio sobre frecuencias no licenciadas: por un lado se ahorra, por otro hay potencial conflicto porque nadie es titular de un derecho sobre esas frecuencias. En los últimos días, Sigfox ha firmado un acuerdo con Telefónica que, no obstante, no prejuzga sobre la ulterior adopción de NB-IoT por este operador.
Santiago Tenorio, director global de tecnología de redes móviles del grupo Vodafone, afirma taxativamente la exploración de otros estándares “por una razón bien simple, porque implicarían una red nueva, mientras que NB-IoT se apoya en la actual de 4G, que aúna los atributos de robustez, cifrado y velocidad”.
¿A qué vienen tantos movimientos? A la convicción de que gesta un aluvión: durante el Mobile World Congress de esta semana se habla más de IoT que de smartphones. Para asimilar la demanda de conexiones, se necesitarán redes operables a bajo coste para aminorar el precio final al usuario. Los planes de datos móviles de los distintos operadores – incluso los más asequibles – son excesivamente caros para las aplicaciones de IoT. Es por esta razón que, con la bendición del 3GPP, los operadores ven en NB-IoT una apuesta a priori segura: en 2016 se hicieron los primeros despliegues y la mayor parte los tuvieron por protagonistas.
Vodafone y Huawei tienen previstos despliegues de banda estrecha en Alemania, Irlanda, Países Bajos y España durante este primer trimestre del año. Este operador espera que en territorio español habrá un millar de estaciones base funcionando a finales de marzo, cada una de ellas con capacidad para 100.000 dispositivos. Empezando por Madrid y Valencia, que en esto han sido pioneras, antes de finales de marzo se sumarán Barcelona, Bilbao, Sevilla y Málaga.
El caso es que la primera aplicación precomercial del estándar también se inauguró en España. En una plaza de parking en la sede de Vodafone, un sensor con NB-IoT envió una alerta cuando el aparcamiento quedó libre. Un sistema de este tipo se podría escalar a centros comerciales e incluso a toda una ciudad, para facilitar que un conductor reserve plaza desde su aplicación. Huawei ya tenía experiencia acumulada en su país, mediante la colaboración con China Unicom en la oferta de servicios de smart parking en el Shanghai Disney Resort.
La tecnología NB-IoT también encuentra aplicación en contadores de agua y gas o detectores de humo. En general, los casos de uso cuyo valor reside en las mediciones de sensores, se refuerza cuanto más baja es la velocidad de transferencia de datos. Inimaginable en cualquier empresa. Después van a venir las aplicaciones de conexión de puntos de venta en el comercio.
Vodafone usa la banda de 800 Mhz para expandir NB-IoT. Los servicios de 4G, que ocupan este espacio, tendrán que convivir con los nuevos; como está previsto que el tráfico de banda ancha móvil siga aumentando con fuerza, combinarlos en la misma banda podría afectar al rendimiento de la red. Aunque, aclaran fuentes de la compañía, el espectro adjudicado a Vodafone sería lo suficientemente amplio como para mitigar el impacto de esta confluencia de tráfico en sus redes.
Asignar una parte del espectro específica para el nuevo estándar tampoco parece sencillo: los reguladores no están convencidos de que el mercado lo necesite. Así que, de momento, otros despliegues seguirán el modelo de Vodafone y Huawei, sobre 4G. Las dos partes tienen claro que esta será la estrategia de las telecos en el medio plazo. El laboratorio conjunto que ambas han abierto en Newbury (Reino Unido), sede original de Vodafone, tiene objetivos pragmáticos: proporcionar un entorno de pruebas para los desarrolladores de aplicaciones, así como para los fabricantes de chips, módulos y dispositivos, que se pretende promueva un ´ecosistema` NB-NB-IoT.
Huawei, que empezó a hacer pruebas mucho antes de ver aprobada la estandarización, tiene desarrolladas herramientas para estar presente en todas las capas de NB-IoT. Cuenta con lo que llama lite OS, para conectar a la red dispositivos que requieren baja latencia y poco consumo. También facilita la colaboración entre conexiones por cable e inalámbricas con el fin de mejorar la cobertura allá donde fuera necesario. Al mismo tiempo, ha invertido en una plataforma cloud para la gestión de la conectividad.
[informe de Pablo G. Bejerano]