El anuncio de fusión entre la filial india del grupo Vodafone y el operador local Idea Cellular ha sido comentado como lo que es, una consolidación demasiado lejana para prestarle atención. Aunque, si bien se piensa, India será pronto el segundo mercado de telecomunicaciones del mundo, y esto justifica dedicarle esta crónica. Se trata de una operación forzada por las circunstancias endiabladas de un país que sólo los iniciados entienden. Al mismo tiempo, la noticia tiene – o podría tener – efectos colaterales sobre las negociaciones que Vodafone mantiene con Liberty Global con vistas a combinar sus activos en Europa. Consolidación y desconsolidación es mucho más que un juego de palabras.
Cuentan que Vittorio Colao, CEO del grupo Vodafone, provocó el estupor de los periodistas indios cuando, en una rueda de prensa en Mumbai, negó una evidencia: que la fusión que anunciaba en ese momento estuviera relacionada con la guerra de precios desatada por un novísimo competidor, Reliance Jio, propiedad de la mayor fortuna del país, Mukesh Ambani. A Colao puede no gustarle que así se interprete, pero esto es lo que ha hecho el Hindustan Times.
Desde septiembre, la compañía de Ambani – heredero del grupo petrolero Reliance y con fama de no pararse en escrúpulos – lanzó un órdago al resto de los operadores indios. Su banderín de enganche era (es) una oferta de seis meses gratuitos de telefonía móvil e Internet, promoción que – en principio – debería caducar a finales de marzo. En enero, empezó a comercializar con éxito una tarifa plana ´ilimitada` que empaqueta ambos servicios por sólo 303 rupias (4,30 euros) mensuales. Con este incentivo, Jio ha logrado reclutar en pocos meses 75 millones de usuarios, una cuota de mercado del 6% .
¿Cómo responder ante semejante desafío competitivo? Sobre todo si, como es el caso, la baza de Reliance Jio está en la titularidad de espectro 4G en la mayoría de las regiones del país, mientras el resto de los competidores operan mayoritariamente con la generación anterior. Así las cosas, el mercado indio no podría soportar por mucho tiempo la docena de operadores actuales, y ya ha empezado la danza de una consolidación. Los analistas sostienen que más pronto que tarde el mercado debería concentrarse en tres grandes grupos: (Vodafone-Idea, Bharti Airtel y Reliance Jio), que en conjunto sumarían el 90% de los usuarios.
Por el momento, la fusión de Vodafone e Idea – segundo y tercero del ranking – pasaría a ocupar el primer puesto con una cuota combinada del 40%, seguida del ahora líder, Bharti Airtel. Vodafone tiene presencia en las grandes ciudades, y Airtel aporta una cobertura rural. Se vaticina que, al fusionarse, perderían al menos un 5% a manos de Jio, a menos que se dejen arrastrar a una ruinosa guerra de precios.
Estas son hipótesis, porque en la práctica el mercado vive un crecimiento vertiginoso que cuestiona todo cálculo. El año pasado, cuando todavía calibraba si sacar a bolsa una parte de su filial india, Colao declaró que en el país había unos 700 millones de habitantes que carecían de teléfono móvil, y que de los 600 millones restantes sólo 250 millones tenían un smartphone. Por lo tanto, concluía el CEO de Vodafone, «tenemos una fantástica oportunidad de vender planes de datos a cientos de millones de futuros usuarios de smartphones«. Por lo visto, el mismo cálculo hace Apple, que se dispone a montar en India, con la china Foxconn, una factoría donde se fabricaran iPhones para ese mercado.
La presencia de Vodafone en el país se remonta a mediados de la primera década del siglo, cuando el entonces CEO del grupo, Arun Sarin (nacido en Madhya Pradesh) pagó 11.100 millones de dólares a Hutchinson por el 67% de la operadora Essar y procedió a rebautizarla con su marca global. El «enorme potencial»que pregonaba Sarin cuando el autor de este blog le entrevistó en 2007 – se convertiría en una sucesión de problemas para su sucesor Colao. Es verdad que gracias al mercado indio, en el que ha invertido otros 13.000 millones de dólares, Vodafone apuntaló su posición de segundo operador mundial, pero también que ha soportado un litigio fiscal que todavía colea. En noviembre del año pasado, el grupo amortizó en libros 5.000 millones de euros para ajustar el valor de su filial india, y menos de dos meses después confirmó que estaba en conversaciones con Idea Cellular.
Según el acuerdo alcanzado, que no será firme jurídicamente hasta mediados de 2018, el valor implícito de la nueva entidad equivaldría a unos 24.000 millones de dólares. Vodafone retendrá el 45% del capital y el grupo Adithya Birla, del magnate Kumar Birla, otro 26%; el resto quedará en manos de accionistas minoritarios. Con esta proporción, Vodafone pasará a ser minoritaria y ya no consolidará su filial india, además de quitar del balance unos 8.000 millones de deuda.
Este aspecto de la transacción ha puesto en circulación la idea maligna de que, una vez segregada su filial india, Vodafone estará en mejores condiciones para avanzar en la negociación con Liberty Global, que en principio se limitaría a «combinar» [la palabra fusión está excluída] sus activos europeos.
Escribe Andrew Orlowsi en The Register, citando «múltiples fuentes», que en la sede de Vodafone en Newbury (al sur de Londres) se ha cerrado a cal y canto una planta para los equipos que negocian en nombre de los dos grupos. En 2015, una ronda anterior se cortó por discrepancias en torno a la valoración de los activos. Luego, la fusión de sus operaciones en Holanda ha facilitado el reencuentro. Y aunque Mike Fries, CEO de Liberty, ha dicho que el caso holandés no debe tomarse como una referencia, eso es exactamente lo que se ha comentado: que estarían allanadas las condiciones para que Vodafone Deutschland se haga cargo de la filial alemana de Liberty.
Pero la presa mayor es el mercado británico. En el contexto de una profunda reordenacion del mercado británico [vuelta de BT a la telefonía móvil, cambio regulatorio sobre OpenReach, oferta de Fox sobre la parte de Sky que no controla] Liberty Global podría aportar a una empresa conjunta su compañía de cable Virgin Media, y Vodafone contribuiría con sus operaciones en Reino Unido, cojas porque les falta la convergencia.
Esta especulación resurgió a finales de febrero. Inusualmente, Colao adoptó un perfil bajo en el Mobile World Congress, pero dejó caer a un periodista británico esta frase intencionada: «un eventual intercambio de activos con Liberty Global me sigue pareciendo un proyecto de interés recíproco». Según el Financial Times, la vuelta de las partes a la mesa de negociaciones se habría producido tras un fallido intento de Liberty de un acuerdo con Telefónica acerca de O2. A saber.