30/08/2019

VMware, un hogar para Kubernetes (y más)

La visión que reiteradamente ha expuesto Pat Gelsinger [any workload, any application, any cloud] ha sido otra vez el mantra de VMware en su evento anual de esta semana. Tras atar acuerdos con los cinco grandes proveedores de servicios cloud, el mensaje de 2019 ha girado en torno a Kubernetes. Es un giro táctico necesario a la vez que oportuno: frente a  quienes han sostenido que la tecnología de contenedores derrumbaría el negocio de virtualización al que VMware debe su existencia, al CEO de la compañía no le han dolido prendas para reconocer que “Kubernetes es una de esas tecnologías transformadoras que aparecen una vez cada década o cada dos”. Como lo fuera la virtualización en los 90.

Pat Gelsinger

Los prolegómenos de VMworld 2019 [la versión europea se celebrará a principios de noviembre en Barcelona] fueron insólitos. Antes del fin de semana, tras presentar unos ingresos trimestrales de 2.439 millones de dólares (+12,2%) la cotización de VMware bajó un 5% – y hasta ayer seguía bajando – sin otra explicación que el disgusto de ciertos inversores ante el anuncio simultáneo de dos adquisiciones por un valor conjunto de 4.800 millones. Una de ellas, la más discutida, ha sido la absorción total de la participación de Dell Technologies en Pivotal Software.

Todo indica que esos accionistas han interpretado la operación como un favor de Pat Gelsinger a Michael Dell, al contrario de analistas que la han elogiado como un paso imprescindible que coloca el valor de esos activos donde pueden ser mejor aprovechados.

En verdad, la estructura de propiedad, e incluso el papel de Pivotal Software, han sido incomprendidos desde el mismo momento en que nació como un asteroide menor de la ´constelación` de EMC, que sería absorbida al completo por Dell en 2016.

El remanente de acciones en bolsa no ha gozado de mucho aprecio, pero el férreo dominio de Dell y la generación de caja de VMware apuntalaron la existencia de Pivotal durante años. Al final de la carrera, su absorción al precio nominal de 2.700 millones  – apenas 900 millones en metálico, el resto es un intercambio de acciones entre Dell y VMware –  implica el retorno a cada de un hijo pródigo engendrado por iniciativa del CEO anterior a Gelsinger, Paul Maritz.

Es muy posible que los suspicaces no hayan entendido bien la jugada. Ciertamente, Pivotal no tenía un futuro brillante en solitario, mientras que VMware ha alcanzado un momento de su vida en el que, tras auparse a la  corriente principal del cloud computing, tiene ahora que afrontar otro reto, el de no quedar al margen de la creación de una nueva generación de aplicaciones que será, necesariamente, cloud-native.

“La razón de ser de Pivotal – declaraba el pasado julio su CEO, Rob Mee – no es exactamente la tecnología de contenedores ni tampoco su orquestación; nos hemos fijado como misión la transformación de la manera en que se construye el software, dando a los desarrolladores el más alto nivel de productividad”.

Suena bien, pero ¿por qué es VMware el destino más lógico para Pivotal? Porque mientras una arrastra una debilidad intrínseca para arbitrar el desarrollo de aplicaciones orientadas a la nube, la otra no ha logrado la relevancia que esperaba. Convencionalmente se identifica a Pivotal con su plataforma open source CloudFoundry, desde hace casi dos años ha ido arraigado en la otra plataforma favorita para el desarrollo de aplicaciones nativas, Kubernetes.

Si en una primera hora los contenedores pudieron parecer una novedad más o menos exótica, su posterior concreción en Kubernetes se ha convertido en un elemento central del mercado de software, impactado por el auge de la nube. Pivotal Software ha sido diligente en esa evolución, una cualidad propiciada por su nuevo propietario. No se espera que CloudFoundry y Kubernetes confluyan hasta la eventual fusión: de momento, cada una resuelve problemas distintos o los resuelve de distinta manera.

Al comentar la sorpresa provocada por los anuncios del jueves anterior, dijo Gelsinger que “estas dos adquisiciones [incluyó a Carbon Black, que se tratará más adelante] corresponden a dos tecnologías críticas para las empresas actuales: construir aplicaciones modernas y proteger sus cargas y la integridad de sus clientes”. Explicó luego que Pivotal permitirá a VMware reforzarse en dos grandes tendencias; “la primera es multicloud como modelo principal para las TI empresariales; la segunda, que la transformación digital acelera el desarrollo de aplicaciones nativas para la nube”.

Durante los casi siete años que abarca la etapa de Gelsinger, VMware ha sido un pertinaz comprador de empresas que ha ido encajando en una estrategia  vibrante. Once adquisiciones en los últimos doce meses. Su interés por Kubernetes la llevó a adquirir Heptio en noviembre de 2018, lo que conllevó la incorporación de Joe Beda, uno de los pioneros de esta tecnología, para luego consumar el movimiento con la recompra de Pivotal.

La segunda adquisición anunciada en vísperas de VMworld – y que  también se inscribe en el común denominador de las aplicaciones – es la empresa de ciberseguridad Carbon Black, que llega  arropada con una serie de herramientas de análisis de datos con la aspiración de subvertir los conceptos en que se basa la seguridad del endpoint.”.

Cuando, como está ocurriendo a la vista de todos, las empresas mueven sus aplicaciones a la nube y acceden a ellas a través de redes distribuidas, la seguridad se convierte en absoluta prioridad, aunque no necesariamente como se suele entenderla. Los 2.100 millones pactados no son un precio exorbitante: a 26 dólares por acción, equivalen poco más o menos al punto más alto alcanzado en bolsa desde que la empresa salió a  cotizar en mayo de 2018.

Con la adición de Carbon Black a sus herramientas existentes, VMware podrá disponer de un portfolio de seguridad al que durante el evento añadió la compra de una startup, Intrinsic, y la cooperación con otra, Kenna, que podría caer en la cesta. Se trata, pues, de una apuesta consistente.

Gelsinger, más hiperactivo este año, convocó al escenario a Patrick Morley, CEO de Carbon Black y futuro director general de la unidad de negocio de seguridad de VMware para proclamar al alimón que el mercado de seguridad no ha sabido adaptarse a la nueva realidad, por lo que inevitablemente muchos competidores quedarán fuera de juego.

Carbon Black pone el acento en la prevención más que en la reacción ante las amenazas, repitió Gelsinger en su discurso en la reciente conferencia RSA.  “Esta industria actúa como los abogados cutres [que se anuncian en las carreteras] a la caza de accidentes que hacen subir el gasto en seguridad pero no contribuyen a la prevención de nuevos accidentes”.


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