Huawei ha sido esta semana protagonista por partida doble (o triple) del Mobile World Congress. El mayor arrendatario de espacio con seis stands en otros tantos pabellones, de los ocho que tiene la Fira de Barcelona. Se anticipó a la apertura oficial presentando su smartphone plegable. Y ha estado en boca de todos los asistentes por una razón inquietante: el veto inducido por la administración Trump al uso de sus equipos de red por los operadores estadounidenses, con la pretensión de que el bloqueo se repita en Europa. En este contexto, el presidente de Huawei Europa, Vincent (Bo) Pang, se reunió con una docena de periodistas europeos para exponer su visión de este conflicto.
De entrada, Pang comunicó que, sin perjuicio de sus funciones actuales, la compañía le ha nombrado responsable global de las relaciones con los medios. Un asunto prevaleció durante la hora del encuentro: ¿estaría dispuesta Huawei a que sus equipos de red sean verificados y validados en Europa por un mecanismo independiente como medio de contrarrestar las acusaciones sobre supuestas vulnerabilidades en materia de seguridad? Como contexto, conviene recordar cómo empezó el aterrizaje de Huawei en Europa a través Reino Unido en 2005.
El operador histórico BT (antes British Telecom) decidió aquel año reemplazar su obsoleta infraestructura de red, para lo que inicialmente negoció con una británica, Marconi, que no supo aprovechar esa preferencia nacional. Así fue que Marconi sucumbió [acabaría absorbida por Ericsson] mientras Huawei, casi desconocida fuera de China, se adjudicó un contrato de 10.000 millones de libras. El gobierno de Tony Blair nunca vio con buenos ojos el contrato, pero Huawei le brindó una solución inusual.
En 2010, la empresa china propuso la creación de un centro ad hoc encargado de evaluar la seguridad de sus equipos, que se instaló en Banbury [a 35 km. de Oxford]. El mecanismo era excepcional en dos sentidos: 1) sólo se aplicaría a los productos de red de Huawei y 2) la compañía financiaría el funcionamiento del National Cyber Security Center (NCSC). La idea resurge ahora como posible base para desmontar las presiones de Estados Unidos sobre Europa, empezando por Reino Unidos.
Los operadores y algunos gobiernos resisten la exigencia de un veto que podría llevar a un retraso de los despliegues ya previstos, sin contar las eventuales consecuencias económicas de toda ruptura contractual. Lo que sigue no es una entrevista al uso, sino la transcripción parcial del diálogo entre Vincent Pang y los periodistas presentes, entre ellos el autor de este blog.
En los últimos días se ha mencionado la posibilidad de establecer un mecanismo paneuropeo encargado de validar los equipos de Huawei para las redes 5G, inspirado en la misión del NCSC de Reino Unidos ¿Qué opinión le merece?
Es una hipótesis en discusión, así que poco puedo decirle. Huawei lleva quince años trabajando en Europa y durante este tiempo ha forjado relaciones de mutua confianza con la mayoría de los operadores, sus clientes. Nunca en tanto tiempo se ha denunciado un solo incidente que pudiera justificar las afirmaciones, políticamente motivadas, de los últimos meses. El NCSC, ya que lo menciona, ha avalado en sus informes regulares lo que estoy diciendo: la inexistencia de ´puertas traseras` en los equipos suministrados por Huawei.
Alemania es un mercado muy importante para Huawei, que tiene allí su sede europea ¿Han notado algún cambio en la actitud de las autoridades alemanas?
En absoluto. Siempre nos hemos sentido bienvenidos en Alemania, donde las relaciones con el gobierno y con todos los operadores son excelentes. Al mismo tiempo, tenemos vínculos fuertes con otras industrias que son pilares de la economía alemana, como la de automoción. El pasado noviembre hemos abierto otro centro en Bonn (Alemania) relativo a 5G; el próximo 5 de marzo vamos a inaugurar otro en Bruselas, en este caso más orientado a evaluar experiencias de uso de 5G.
El gobierno polaco ha expresado públicamente sus reservas hacia Huawei, planteando la instalación en el país de un centro específico de ciberseguridad. ¿Se alinea esta idea con los planes de la compañía?
Por nuestra parte, en todos los países procuramos actuar como buenos ciudadanos y cumplimos con su legislación. Nuestras reglas son el diálogo y la transparencia […] Siempre hemos estados dispuestos a discutir con cada gobierno las formas de atender sus preocupaciones.
Algunos analistas han señalado que si la posición de la administración estadounidense se extendiera, podría darse el caso de que la tecnología 5G evolucione hacia una bifurcación en dos áreas de influencia. Es una hipótesis inquietante para los intereses europeos […]
Entendemos que pueda hacer preocupaciones acerca de 5G. Hasta cierto punto son lógicas, en la medida que las nuevas redes van a extender la conectividad a nuevos terrenos, más allá de la voz y los datos, con importantes implicaciones estratégicas. Por lo tanto, somos conscientes de la necesidad de ser transparentes. Pero, ante su pregunta, sólo puedo responder que esas preocupaciones no atañen sólo a Huawei sino a toda la cadena de valor, a un ecosistema del que Huawei forma parte pero no le pertenece
Visto lo ocurrido, sería natural que Huawei se preguntara en qué pudo equivocarse […]
No es fácil para mí ser objetivo desde mi posición, pero no creo que hayamos cometido errores fundamentales en este proceso. ¿Que podríamos haber hecho más? Sí: tal vez hemos subestimado la dimensión que podían alcanzar estas acusaciones falsas. No quisiera entrar a valorar cuánto hay de política y cuánto de tecnología en tanto ruido, pero quisiera asegurarles que somos una empresa que se caracteriza por una gran confianza en sí misma y en sus valores.
¿Cuánto representa Europa en el negocio de Huawei? ¿Se ha visto afectado por la polémica en torno a la seguridad?
Según los años, Europa representa entre un 10% y un 15% de los ingresos globales de Huawei. No hemos observado ningún impacto negativo que pudiera estar relacionado con esta situación. En realidad, prevemos que 2019 será un año mejor que el anterior, justamente gracias a que las infraestructuras 5G están a punto de pasar de la fase de pruebas a la de despliegue.
Esta mañana, el CEO de Ericsson, Börje Ekholm, dijo en rueda de prensa que la validación de los equipos de 5G debería dejarse en manos de los operadores que van a explotarlas, y añadió que la idea de centros públicos para esa tarea tendría un coste alto e innecesario. ¿Qué piensa Huawei?
Nadie puede tener dudas de que esta industria opera con unos estándares muy sólidos y muy detallados, particularmente en lo que concierne a la seguridad. El 3GPP [órgano técnico dentro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones] los ha elaborado durante los últimos diez años con participación de todas las partes. Definitivamente, las redes 5G son mucho más seguras que las 4G, lo que en buena medida se debe a la contribución de Huawei a la elaboración de esos estándares.
¿A su juicio comprenden un nivel satisfactorio seguridad?
Exactamente. Para violar la codificación de 256 bits se requeriría un ordenador cuántico que actualmente no existe. Por otra parte, la práctica de testing como procedimiento de validación es corriente en esta industria. Honestamente, pensamos que no debería ser necesario un procedimiento adicional al actual, pero comprendemos la preocupación generada y desde luego estamos dispuestos a seguir esa vía.
¿Los dos centros del continente serán calcados de la del NCSC en Reino Unido, en el que los órganos gubernamentales tienen un rol reforzado?
Por supuesto que nos vale de mucho la experiencia de Banbury, pero los centros de Bonn y Bruselas son iniciativas de Huawei y los gestionaremos en exclusiva. En realidad, cuando hablamos del NCSC, habría que mencionar que ha pasado por varias fases. En la primera, el propósito era responder a una suspicacia inicial: ¿habrá alguna puerta trasera en estos equipos? Ocho años después, la respuesta es concluyente: no la había ni la hay; tampoco ha habido transferencia de datos a China […] A partir de 2012 o 2013, la prioridad pasó a ser el bloque de los ataques de hackers contra las redes británicas. Ahora mismo, la prioridad es otra: hemos aceptado las sugerencias del gobierno, que básicamente se refieren a ingeniería de software, y nos hemos comprometido a financiar un programa de cinco años con 1.500 millones de libras.
¿De la iniciativa de Bruselas podemos deducir que Huawei aceptaría la creación de un centro paneuropeo? ¿Lo financiaría?
No es lo que he dicho. Esa hipótesis sobre un centro paneuropeo es seductora, pero requiere una discusión seria. Ahora bien, el señor Ren Zhengfei [fundador de Huawei en 1987] ha dicho con rotundidad, en una carta a los 180.000 empleados que la prioridad número uno de la compañía es la ciberseguridad.
¿Y por consiguiente van a reforzar al NCSC de Reino Unido?
Antes de que emergiera esta nueva situación ya teníamos conversaciones con la representación gubernamental para definir una agenda conjunta.
En los últimos días, el contexto de las relaciones entre Estados Unidos y China parece haber aflojado el tono. ¿Contempla la posibilidad de que las acusaciones contra Huawei se desvanezcan en poco tiempo?
Hemos mantenido conversaciones con el gobierno estadounidense durante más de diez años. La política de Huawei es bien conocida: cumplir las normas vigentes en cada país; no creo que en las circunstancias presentes pudiera decirle mucho más.
Una delegación oficial estadounidense ha llegado a Barcelona con la ostensible finalidad de hacer lobby contra Huawei en este Mobile Congress. ¿Qué les diría si tuviera contacto con ellas?
Primero: bienvenidos a Barcelona. Segundo: se han equivocado de sitio; el MWC es un espacio para hablar de innovación, de tecnología y de cooperación, no para hacer propaganda política.