Se puede discutir si la aparente recuperación de la economía mundial es tímida y desigual, o si tendrá más o menos impacto sobre el consumo de electrónica, pero no se podrá negar que los fabricantes están haciendo los deberes. Si en 2015 la venta de televisores no reacciona como se espera, no será por su culpa. Con tal de diferenciarse unos de otros, añaden prestaciones y suman aplicaciones y servicios, sin descuidar la mejora de la calidad de imagen, primer atributo de un televisor; se ha visto con elocuencia en el CES de Las Vegas, con dos actores principales, Samsung y LG, una batalla que todos libran en nombre de la experiencia de usuario pero no por ello renuncian a complicar las opciones.
El primer apunte de quienes han acudido a la feria de este año subraya el giro de la mercadotecnia en torno a 4K, también llamado UHD. Algunos análisis de mercado creíbles dicen que en 2015 pueden cuadruplicarse las ventas de televisores UHD/4K gracias a que sus precios han caído a menos de la mitad en un año. Pero, como suele pasar, cada vez que una tecnología se normaliza y bajan sus precios, la industria siente que necesita impulsar algo nuevo que la «desnormalice» y mejore sus estrechos márgenes.
Este año, los líderes han incorporado la tecnología HDR (High Dynamic Range) que permite obtener blancos más blancos, negros más negros y, en definitiva, mostrar imágenes con más brillo y detalle. Todo para mejorar una resolución que todavía no cuenta con un estándar: con este propósito, en Las Vegas se dio a conocer la UHD Alliance, en la que las primeras marcas se proponen corregir esa carencia que, de prolongarse, sería dañina para todos.
En la alianza no sólo hay fabricantes como Samsung, LG, Sharp, Panasonic y Sony. También están Netflix y Dolby, campeones del streaming y el audio de calidad, así como el proveedor de canales por satélite DirectTV. Porque uno de los objetivos buscados por la nueva organización es fomentar los contenidos en 4K, razón por la cual Disney, Fox y Warner Bros son miembros fundadores. Todos confían en que la UHD consiga lo que no consiguió la 3D. Lo que no impide que haya posiciones divergentes acerca de lo que es UHD y cuál debería ser la hoja de ruta en la elaboración de un estándar.
Un acuerdo necesario pero, ay, circunstancial: los socios de la alianza no tienen siquiera una terminología común para definir de qué se trata, y en sus presentaciones cada uno barre para casa sin dejar de predicar la conveniencia de establecer un «ecosistema sano». HDR es una técnica que promete una ratio de contraste desconocida hasta hoy, pero llegado el caso podría producir equívocos por abuso del marketing. Samsung – como líder del mercado mundial, tiene cierta prerrogativa de salida – pregona la sigla S-UHD, mientras Sony recurre al neologismo X-tended Dynamic Range, y Panasonic al de Dynamic Range Remaster.
Dejando a un lado las buenas intenciones de la alianza, no dejan de ser otro paso en la vida de las pantallas LCD. En el CES 2015 han destacado dos planteamientos que van más allá. OLED será este año el caballo de batalla de LG: mostró en sesiones privadas un prototipo de 65 pulgadas que llama OLED HDR con pantalla curva (difusamente sugirió un precio de 10.000 dólares). Samsung trabaja con la misma hipótesis, pero considera que es prematuro hablar de salir al mercado: es suficientemente madura pero no asequible como para generar demanda, en su opinión.
Los dos fabricantes coreanos se mueven con maestría: sacan pecho con la tecnología que viene, pero se ganan la vida mejorando la existente. En 2016 repetirán la jugada: será el próximo un año de acontecimientos deportivos globales, que se espera vacíen los escaparates de 4K y preludiarán la «inminencia» de OLED.
Kwon Bong-suk, presidente de LG Electronics proclamó en Las Vegas que OLED será «una dimensión diferente a la de LCD». Según Kwon, la marca liderará este año el mercado de OLED TV con una estrategia agresiva: su filial LG Displays ha invertido mucho para contar con líneas de producción en Brasil, México, Polonia, India, China y Vietnam, que deberían bastar para sostener su apuesta y elevar el rango de su catálogo. Se nota en esto, como en tantas otras cosas, la sombra amenazante de la industria china, bien representada en la feria de Las Vegas.
El otro centro de atracción futurista fue la tecnología de puntos cuánticos aplicada a paneles LCD. Usan LED y nanocristales para mejorar ciertos parámetros (el brillo, principalmente), y Sony – a la defensiva desde que tuvo que segregar su rama de televisión para sanear las cuentas de la corporación – presumió de tener una tecnología propia, basada en su procesador X1. No es por ser cenizos, pero cualquiera que acuda al CES o a IFA recordará que Sony fue el primer fabricante que expuso televisores OLED (pequeños, eso sí) y acabó retirándose de esa carrera.
También en los puntos cuánticos, las dos marcas coreanas se llevan el primer plano. LG tiene un acuerdo exclusivo con Dow Chemicals, y está convencido de que la irrupción de televisores QD (habrá que retener la sigla de quantum dots) dependerá del suministro de materiales, que en este momento es escaso. Kim Hyun-suk, directivo de Samsung Displays, niega el argumento de su competidor: ha dedicado cinco años a desarrollar sus propios materiales, y considera que los de Dow son de calidad inferior.
Lo que no es materia de discusión es el advenimiento de los televisores curvos, un formato con los que Samsung y LG quieren destacarse del pelotón. La primera se dotado de una capacidad de producción masiva de estas pantallas, e incluso las ha llevado a sus smartphones y con ellas volverá a probar suerte en los PC [por cierto, HP y Dell anunciaron en el CES monitores curvos de 34 pulgadas] en la gama alta. Al final, dependerá de los precios, pero entretanto se puede contar con el mérito de la novedad.
Los dos gallitos coreanos se enzarzan en otro plano: el software y los servicios para controlar sus respectivas visiones de Smart TV. LG ha adquirido el sistema operativo WebOS, y lo ha actualizado para crear una interfaz más intuitiva destinada a la televisión: es más ligera y, según la compañía, soporta streaming en 4K. Samsung, de su lado, ha añadido un nuevo menú y aplicaciones a Tizen OS – que ha desarrollado en colaboración con Intel – con el mismo propósito: su apuesta parece firme. El tercero en discordia es Panasonic, que prepara televisores para funcionar bajo Firefox OS. Pero en este prometedor mercado del televisor conectado hay otro competidor, Android TV: Sony se apoya en la compatibilidad con Google Cast, de manera que un usuario pueda enviar contenidos de su smartphone a un televisor. El panorama se completa con Apple TV, del que se habla poco pero ha cruzado la frontera de los 1.000 millones de facturación.
Los lazos con los servicios de televisión por cable o satélite cuentan a la hora de seducir a los consumidores. YouTube y Netflix (en Estados Unidos) están en todas las plataformas, pero HBO Go y Amazon Video no son tan ´universales`. De ellos, Netflix parece el mejor colocado para un vuelco de la balanza: en el CES anunció su programa Netflix Recommended TV, una suerte de certificación que presentó del brazo con LG, pero este año se sumarán Sharp y Sony
Todo sumado, revela que el objetivo de la industria es transparente: que los consumidores acorten la frecuencia de renovación de sus televisores, acabando con el sambenito de que estos son un mercado saturado.
[informe de Pablo G. Bejerano]