Ya se ve que Telefónica ha encontrado el vado para atravesar la crisis económica con el menor daño posible, en todo caso sin los sufridos por otras operadoras europeas de su categoría. Los resultados presentados el viernes 26 certifican que el 2009 se ha cerrado con un 2,4% de aumento del beneficio neto (7.776 millones de euros), sobre unos ingresos totales de 56.731 millones. Claro que, no podía ser de otro modo, la recesión ha dejado huella: la cifra de negocios del grupo descendió un 2,1% (+0,2% en términos orgánicos): el declive en España y en Europa (-5,4% en ambos casos) ha sido compensado por América Latina, que aporta el 40,5 % de los ingresos y el 39,2% del resultado operativo.
Poco bueno puede decirse de las cuentas de Deutsche Telekom y France Télécom, que las presentaron también la semana pasada. La crisis económica del 2009 ha golpeado a la operadora alemana, y no deja de resultar irónico que haya sido Grecia – ese mal alumno europeo – quien aportara un poco de bálsamo al consolidarse los resultados de la operadora OTE, controlada por DT, aunque no fuera bastante para impedir que el beneficio neto cayera nada menos que un 76,2%. Por su parte, todos los indicadores de la empresa francesa han cerrado el ejercicio en números rojos, como puede verse en el gráfico.
Volviendo a Telefónica, el último trimestre ha puesto la guinda para cerrar el año con resultados positivos, a pesar de la crisis del consumo: en España , el más afectado de los países en los que opera, la compañía aprecia una “desaceleración en el ritmo de descenso anual de los ingresos por segundo trimestre consecutivo, tanto en el negocio fijo como en el móvil”. No menos relevante es el hecho de que Telefónica ha sostenido el nivel de su inversión de capital (CAPEX) en 7.459 millones de euros, “en línea con los objetivos”. Asimismo, el número de accesos atendidos por el grupo en su totalidad ha aumentado un 5,1%, para alcanzar los 260 millones, poniendo énfasis en la banda ancha fija y móvil y en televisión de pago.
En cuanto a las perspectivas del 2010, César Alierta ha mostrado cautela en su call del viernes con analistas e inversores institucionales. Los ingresos, dijo el presidente de la compañía, crecerán en un rango que va del 1% al 4%; a la vez, se mantiene el objetivo de alcanzar un beneficio neto por acción de 2,10 euros en el actual ejercicio (1,71 euros en 2009), y queda constancia de la trayectoria progresiva del dividendo hasta un mínimo de 1,75 euros por acción en 2012, partiendo de 1,15 euros/acción en 2009. Los resultados sitúan a Telefónica como segunda empresa por beneficios de la bolsa española, y la primera no financiera. La primera reacción bursátil ha sido positiva.
El desglose geográfico de los resultados subraya que Telefónica Latinoamérica en España ha sido el primer sostén de las cuentas del grupo, con un crecimiento orgánico del 5,3% en los ingresos y del 11,5% en el resultado operativo. En este marco, ha cerrado el año gestionando 168,6 millones de accesos en la región, un síntoma de fortaleza relativa dentro del difícil contexto global, como explica en una entrevista el presidente de la filial, José María Álvarez-Pallete . Destaca especialmente el dinamismo de dos mercados de gran volumen: Brasil y México. Por su parte, Telefónica Europa en España ha cerrado el ejercicio con un saldo positivo (+1,1% a moneda constante) gracias a una fuerte ganancia de clientes móviles de la marca O2 en Reino Unido como en Alemania.
Precisamente, la complejidad que viven los mercados europeos en un año de recesión se manifiesta con crudeza en las cifras de los otros dos operadoras analizadas. Deutsche Telekom, sin la contribución griega, hubiera sufrido un declive comparable al de France Télécom; sobre todo destacan las dificultades que ambas atraviesan en Reino Unido, donde sus filiales esperan la autorización para fusionar sus operaciones, una solución que, de todos modos, las lastrará con la carga de integración. La alemana tiene otro problema no menor en Estados Unidos, donde duda entre fusionar T-Mobile con otro operador o colocarla en bolsa a lo largo del año.
En el caso específico de France Télécom, se añade la circunstancia de un cambio en la cúpula de la compañía, que eleva al primer plano a Stéphane Richard , un alto funcionario que lleva consigo a toda una ex ministra de cultura, gesto que no ayuda a disipar las suspicacias sobre el control político sobre la empresa semipública francesa.