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  27/03/2012

Software europeo: concentración y especialización

En las últimas semanas, el intento de fusión entre dos empresas europeas especializadas en software para el sector financiero, la británica Misys y la suiza Temenos, encalló primero y se cerró después con la victoria de un tercero, el fondo de inversión californiano Vista. El proyecto tenía fundamento: crear una potencia europea en un mercado exigente y en alza. Quizá sea sólo un interludio para otra transacción – el comprador la integrará con otra de su propiedad – pero la tendencia está bastante clara, a juicio de los analistas de este peculiar mercado: concentración y especialización son las dos reglas que definen los próximos movimientos en la industria europea del software.

Bo Lykkegaard, de la consultora IDC, es de la opinión que las compañías europeas de software son fuertes en las aplicaciones horizontales (ERP, CRM y SCM, en concreto), no así en las verticales, destinadas a ramas sectoriales. Cuando se trata del software de infraestructura y del llamado middleware [capa intermedia que se sitúa entre los sistemas operativos y las aplicaciones] muy pocas pueden competir con los gigantes de Estados Unidos. Dos casos recientes avalan la opinión de Lykkegaard: en 2011, HP pagó 10.000 millones de dólares por la compañía británica Autonomy, a la que desde entonces ha convertido en pieza maestra de su nueva estrategia. Y hace sólo un par de meses, la alemana SAP – primera de Europa y cuarta del ranking mundial – desembolsó 3.400 millones de dólares para controlar la estadounidense SuccessFactors, especializada en software para la gestión de recursos humanos en la nube.

Una gran tendencia, dice el analista, será “la integración de funciones sociales en las nuevas versiones del software de automatización de la fuerza de ventas y el servicio al cliente. Otras aplicaciones, como business analytics y gestión del capital humano seguirán esa corriente, pero CRM marca el camino a seguir”. La otra pauta del futuro inmediato será la ´consumerización`, que al desafiar las prácticas establecidas planea la necesidad de nuevo software.

Ya el año pasado IDC había avisado sobre el advenimiento de big data, y en 2012 subraya la necesidad de contar con una hoja de ruta: “ hay una tensión natural entre el viejo software empresarial y el nuevo”, que está marcando la agenda de los CIO y condicionando la respuesta de los proveedores. Las recientes adquisiciones – advierte Lykkkegaard – ponen a la industria de software europea en la encrucijada de estos cambios.

Un informe reciente de Goldman Sachs pronostica que habrá unas cuantas fusiones y adquisiciones este año en el sector. Por un lado, las grandes compañías de software norteamericanas tienen una parte de su tesorería fuera de Estados Unidos, y el alto coste de repatriarla hace que comprar empresas europeas les resulte atractivo. Por otro lado, el informe advierte que “a medio plazo, las empresas europeas de este sector sufren un serio problema estructural: su elevada dependencia de las compras del sector público, que normalmente representa más del 30% de sus ventas, con tendencia al recorte de sus presupuestos”. Su conclusión central es que la cuota de las compañías de Estados Unidos en Europa va a aumentar en los próximos años.

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El ranking de las compañías europeas de software revela que muy pocas pueden aspirar, por su volumen e implantación, a destacar frente a sus rivales de Estados Unidos. El estudio Truffle 100, cuyas cifras de 2011 no se han publicado todavía, estima que las 100 primeras del sector facturan 49.000 millones de euros (31.000 millones en software) y que el 63% de esa facturación se concentra en las 25 primeras de la tabla. Alemania, con el 50,3%, es la primera potencia europea de software.

Estas consideraciones flotaban en el aire cuando el autor de este blog entrevistó a Karl-Heinz Streibich, presidente ejecutivo de Software AG, que es la segunda empresa del sector en Alemania y la cuarta en Europa, pero que en el ranking mundial es adelantada por otras cuarenta empresas. La entrevista se publicará en las próximas semanas, pero corresponde anticipar que la estrategia de Streibich le ha llevado a invertir más de 1.200 millones de euros desde 2007 en la compra de tres empresas – Webmethods, IDS Scheer y Terracotta – gracias a las cuales ha doblado sus ingresos y beneficios. Su catálogo es hoy más amplio, y en la reciente feria CEBIT ha presentado una solución analítica que promete acelerar la capacidad de respuesta de sus clientes a los eventos del negocio, a la velocidad que es característica de internet.

El problema de Software AG es que su crecimiento se detuvo en 2011, año en que facturó lo mismo que el anterior: 1.100 millones de euros, debido a la inesperada debilidad de sus ventas en Estados Unidos. La consiguiente caída en bolsa ha rebajado el precio de una eventual oferta de compra, pero muy alta tendría que ser esta – como poco, diez veces su facturación – para que fuera escuchada por la fundación alemana que controla su capital. Streibich no habla del asunto en la entrevista, y prefiere subrayar una fórmula que conoce bien: Software AG, junto con universidades y centros de investigación, promueve uno de los varios cluster de empresas de software de su país.

“La industria del software es nuestra ingeniería mecánica del siglo XXI”, dice. Actualmente, unas 670.000 personas trabajan en casi 11.000 empresas, y se espera que hacia el 2030 la primera cifra roce el millón. Una quinta parte de esos empleos se originan en pequeñas compañías que forman polos de implantación regional, en torno a ciudades como Darmstadt (sede de Software AG), Walldorf (donde SAP tiene su cuartel general), Karlsrube, Kaiserslautern y Saarbrucken. Aun así, comparativamente, la industria alemana es pequeña: “necesitamos agrupar fuerzas para sobrevivir en la competición global”.


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