9/03/2015

Samsung y HTC lideran el desfile del 2015

La intención irónica del titular que encabezaba la crónica de hace una semana se ha confirmado: lo más notable del Mobile World Congress no han sido los móviles, pero los pocos que se han presentado en Barcelona podrían servir como diapasón de la música que este año tocará el mercado. Marcas de smartphones que en años recientes han tratado de diferenciarse a través del software y los servicios, claves de la ´experiencia de usuario`, han vuelto a dar primacía al diseño y las especificaciones como factores distintivos. La brecha entre los modelos premium y la extensa gama media se ensancha, pero hubo pocas audacias, de cara a un año que se anuncia más táctico que estratégico.

En 2014, se produjo un vuelco del mercado mundial. Los dos iPhone lanzados en septiembre elevaron las ventas de Apple hasta el punto de descabalgar a Samsung: según IDC, en el cuarto trimestre la marca coreana fue líder por sólo 16 centésimas de diferencia, mientras Gartner atribuye la ventaja a Apple por 5 décimas porcentuales. Los datos han sido un mazazo para Samsung, que doce meses antes estaba once puntos por delante de su principal rival y, por otra parte, siente a sus espaldas el acoso de las marcas chinas.

Los nuevos Galaxy S6 y S6 Edge anunciados por Samsung en Barcelona con la liturgia habitual [aunque menos decibelios, se agradece] destacan por su diseño, sus materiales, las pantallas HD (curva en el segundo), la carga rápida e inalámbrica de una batería mejorada y por la inclusión de un procesador propio. Al mismo tiempo, se han eliminado extensiones de Android que los consumidores no apreciaban, y se han simplificado las aplicaciones nativas. Gracias a estas novedades, que no son pocas, ambos modelos han recibido excelentes cualificaciones de los opinadores (profesionales o no). Queda lo más difícil, el dictamen del mercado.

Como bien saben los lectores, este blog no prueba ni valora productos, lo que no impide entender que si los consumidores compartieran el juicio de los colegas que sí opinan, Samsung recuperaría este año el terreno perdido. Tras las críticas a la generación anterior, que provocaron una caída del 32% en los beneficios anuales de Samsung, se imponía encontrar una respuesta al éxito fulgurante del iPhone 6 y, al mismo tiempo, rehacer por completo una línea de smartphones de gama media. Los nuevos Galaxy cumplen la primera función, dejando la segunda tarea a la serie A.

En contraste con la denostada carcasa de plástico de los Galaxy S5, la nueva generación premium ha encontrado una combinación de materiales de aluminio y vidrio reforzado. Pero el cambio más trascendente de los Galaxy S6 y S6 Edge no es visible para el usuario: llevan un procesador Exynos, fabricado por Samsung, el primero que aplica en los móviles una tecnología de 14 nanómetros, de la que aún no dispone ninguno de los competidores.

¿Por qué es importante este detalle? Porque con él, Samsung rompe su dependencia de Qualcomm. Este salto adelante tendrá consecuencias: una es que obtiene un mayor beneficio por unidad, lo que repercutirá positivamente en la cuenta de resultados de la corporación. Otra es una paradoja: gracias a esta tecnologìa, Samsung se ha llevado de calle el contrato de fabricación de los chips A9, que supuestamente equiparán el iPhone 7, esperado en setiembre.

Otrosí: los nuevos Galaxy llevan memorias LPDDR4 de 3 Gbytes, también producidas por Samsung, una primicia en los smartphones, que elevaría un 80% la capacidad de RAM. Combinadas con el procesador Exynos, las nuevas RAM otorgan a Samsung una distancia con respecto a Qualcomm – y a Intel, que bien quisiera sumarse a la contienda de los móviles de alto rendimiento.

La compañía taiwanesa HTC presenta un rasgo singular: es la única de las grandes marcas de smartphones que sólo fabrica smartphones, lo que es una desventaja a la hora de competir con fabricantes diversificados, que gozan de mayor escala, catálogos versátiles y otras líneas de productos en que apoyarse. HTC ha pasado por momentos muy difíciles, en los que el elogio profesional a sus productos no ha bastado para captar una demanda polarizada. En cierto modo, puede decirse que HTC ha sido la n víctima propiciatoria del arrasador éxito de Apple y Samsung.

Ese molde en el que el mercado la ha apretado, puede romperse gracias al M9, dijo la cofundadora de HTC, Cher Wang, que tuvo el detalle de charlar informalmente con la prensa mientras el CEO, Peter Chou, hacía mutis por el foro. La apuesta de la compañía para este año es el M9 [el noveno modelo de la marca desde que diseñó para Google el primer Android, en 2008], pero esta vez la ha arropado firmando acuerdos con terceros para entrar en los smartwatches y la realidad virtual.

Con pantalla de 5,1 pulgadas, una cámara de 20 megapixeles y un procesador Snapdragon 810, el M9 abunda en rasgos sobresalientes, entre ellos su interfaz Sense 7 con la que pretende marcar su impronta sobre el estándar Android. El sonido Dolby y el acabado de la carcasa de aluminio lo sitúan, de entrada, como una de las estrellas del año, siempre que los recursos de marketing consigan lo que no han conseguido con el M8.

Esta duda es legítima. Por atractivos que sean, y sin duda lo son, tanto los Galaxy S6 como el One M9, e incluso con cuantiosas inversiones en branding ¿darán la talla para derrotar el culto del iPhone entre los usuarios de la gama alta? Este es un debate sociológico y económico, más que propiamente tecnológico: el ciclo de rotación de los sucesivos modelos de Apple suele durar entre 12 y 18 meses, salvo error del fabricante. El precio al que ambos salen al mercado es alto, resultado de una ecuación delicada: según la consultora Strategy Analytics, los smartphones Android, que suman más del 80% del mercado mundial en unidales, sólo representan el 11% de los beneficios de esta industria, lo que deja en manos de Apple el 89% restante. Una desigualdad con la que es difícil luchar,

Mientras tanto, ya que no se puede esperar que los usuarios de iPhone abandonen su fidelidad a la marca de la manzana, Samsung y HTC tienen que prestar atención al Mi Note, el último (por ahora) modelo de Xiaomi, que con especificaciones formalmente iguales – y un diseño menos elegante – se vende a un precio muy inferior en los mercados donde se vende, que precisamente son los que más crecen.

Aqui se tropieza con el gran problema que atenaza a la industria de los smartphones. No es que haya perdido capacidad de innovar, sino que el ciclo de innovación ha entrado en una zona gris, en la que se hace azaroso seducir a los consumidores introduciendo diseño o especificaciones (o las dos cosas a la vez) porque unos ya tienen un dispositivo de altas prestaciones, y otros se sienten cómodos con dispositivos asequibles aunque no tan atractivos. Esta bifurcación condicionará el mercado durante 2015, un año del que no se esperan crecimientos espectaculares, y en el que incluso Apple teme una desaceleración. En todo caso, nadie parece tener claro qué drivers dirimirán el éxito (provisional) o el fracaso (relativo) de las marcas.

Esta realidad explica en parte la prudencia con la que otros fabricantes se han personado en el Mobile World Congress. LG, que en el último año y medio ha restaurado su lugar en gracias a la serie G de gama alta, se ha conformado con traer a Barcelona una actualización del concepto Flex, en el que hace un uso eficaz de la capacidad de producir pantallas curvas y carcasas flexibles. Trendy, pero no necesariamente una carta que pueda malgastar.

La mencionada bifurcación del mercado se ha hecho notar en el Mobile World Congress. Asus, que no figura entre los líderes mundiales, hizo algo de ruido con su modelo ZenPhone2, también curvo y con prestaciones de gama media-alta. Sony, de la que se esperaba algo más fuerte, debe haber pensado que la ocasión no daba para más que para insistir con su modelo Xperia M4 Aqua, sin sorpresas. Lenovo y Huawei optaron por un perfil bajo: nuevos modelos, porque es lo que toca, pero sin la pretensión de ganar titulares.

Un caso interesante es Microsoft, que por primera vez se presentaba bajo su marca, con el smartphone Lumia 640, del que sus portavoces dicen que es «un nuevo punto de partida». ¿Hacia dónde? Claramente, su precio apunta a los compradores primerizos, pero añade algunos rasgos que pueden tener gancho: incluye un terabyte de almacenamiento gratuito en OneDrive, 60 minutos de Skype también gratis y un año de suscripción a la variante Personal de Office 365. El Lumia 640 está preparado para Windows 10, pero habrá que esperar al sustituto del modelo 1020 antes de juzgar el impacto de la nueva estrategia mobile first de Microsoft.


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