El ranking sobre superordenadores admite varias lecturas, y todas válidas desde algún punto de vista. El industrial, por ejemplo. Intel se ha apresurado a presumir de que sus procesadores dominan la lista (398 máquinas sobre 500, si bien la cuenta de núcleos se queda en el 53,5% del total). Por su lado, AMD coloca 57 máquinas y otras 40 usan variantes de los procesadores Power, de IBM, pero la creciente importancia de los procesadores gráficos ha permitido a Nvidia colarse en el club. Entre los fabricantes, IBM vuelve a ser el primero por número de sistemas (199 = 39,8%) seguido por HP, que no apuesta por el gigantismo pero acumula 158, equivalentes al 31,6%. Cray, que fue pionera de la supercomputación en los 70, aporta 29 máquinas a la lista de 500. En cuanto a los sistemas operativos, no hay discusión: 450 de los 500 superordenadores usan alguna variante de Linux.
No hay razones para pensar que Estados Unidos pueda perder su preeminencia, ya que cuenta con el 54,8% de los supercomputadores de la lista (274 máquinas), mientras China (41) ha desplazado en poco tiempo a Japón (26). En Europa, 14 países tienen en total 106 superordenadores, de los que 3 están en España. Pero estos son malabares estadísticos sobre una foto fija que se moverá con toda seguridad. Entonces, ¿qué se puede esperar en 2012? Estados Unidos está construyendo dos superordenadores de 20 petaflops cada uno, más de cuatro veces el tope actual, pero nadie sabe qué planes tiene China, y sería ingenuo pensar que se conforma con lo conseguido.