No hay sorpresa alguna en el hecho de que Alemania, Reino Unido y Francia ocupen el podio de la industria europea del software, tanto por el número de empresas representadas en el palmarés (61 sobre 100) como por el volumen de facturación (21.946 millones de euros, el 59% del centenar cuyos datos recoge el ranking Truffle 100). Es una consecuencia directa del tamaño de sus mercados nacionales. Sin embargo, la tabla también revela que países de menor talla, como Holanda, Bélgica o incluso Polonia, ocupan puestos de relieve. España destaca por lo contrario: con apenas una empresa y sólo el 0,3% de la suma de ingresos. Un ejercicio estadístico revelador.
Otra conclusión rápida es la elevada concentración: el 79% de la facturación procede de las 25 primeras, y sólo tres facturan más de 1.000 millones cada una o, viendo la tabla del revés, el 54% facturan menos de 100 millones. Claro está que las proporciones se distorsionan por la gran diferencia que media entre el líder, SAP (40% del total) y el resto. ¿Cambiaría el panorama si, forzando demasiado las cosas, se aislara a la empresa alemana, que es al mismo tiempo la cuarta en el ranking mundial? No tanto como para modificar la atomización, característica que parece explicarse por dos razones de peso: las diferencias legislativas y lingüisticas, así como el peso de las prácticas empresariales en cada país.
Pero aunque el tamaño importa, no es lo único que importa. Un rasgo que no aparece en la tabla Truffle 100 lo expone otro estudio cualitativo de IDC: “la existencia de una industria de software depende ante todo de la talla del mercado interior, puesto que la escala reduce costes y eleva la capacidad competitiva. Por otro lado, los países con un mercado interno avanzado y abierto son propicios a una economía exportadora y confiere a estas empresas una dimensión global”. IDC subraya que las empresas europeas se han enfocado estratégicamente en las aplicaciones, y en la práctica han desertado de las herramientas de desarrollo, el middleware y el software de infraestructura.