Dheeraj Pandey, carismático cofundador y único CEO en la historia de Nutanix, ha anunciado su retirada. Según ha dicho, los meses de confinamiento han cambiado sus prioridades personales y, sin esperar más, ha puesto en marcha el mecanismo de su relevo. Se abren numerosas incógnitas, porque el estilo inconfundible con el que ha liderado la empresa durante once años ha sido el motor de su transformación. Bajo su batuta, Nutanix se ha ido desprendiendo de un pasado de vendedor de compañía de hardware para reconvertirse al software y aproximarse a los confines del mundo cloud. Con vistas a ser rentable en un plazo de diez años y en plena batalla por la nube híbrida, ¿qué le depara el futuro?
Nadie pone en duda que Pandey ha sido el visionario que quiere parecer. Llegó en 1997 a Estados Unidos desde India, con 900 dólares en el bolsillo. Doce años después fundó Nutanix, que hoy factura 1.600 millones y emplea a más de 6.000 personas. Por el camino, fue uno de los inventores del concepto de infraestructura hiperconvergente (HCI), un mercado en el que pretendía ser una réplica de lo que ha sido VMware con la virtualización. Ambas compañías acabarían chocando, especialmente cuando Dell pasó a controlar VMware y cortó en seco el partnership entre ambas.
El sello que Pandey ha impreso a Nutanix ha sido tan notable que su marcha tenía que ser arropada con buenas nuevas para que no cundiera el pánico en la bolsa. Simultáneamente, se anunció una inversión de 750 millones por parte de Bain Capital, atraída a su vez por un crecimiento del 5,7% en los ingresos; un conjunto de noticias que provocaron una subida de cotización que aún se mantiene.
Abundando en los resultados, la compañía sigue la senda marcada: en el año fiscal 2020 – cerrado el 31/7 – los ingresos sumaron 1.307 millones de dólares. Lo que se interpreta como que Nutanix ha conseguido ser la empresa de software que Pandey quiso que fuera, porque el capítulo de las suscripciones ya representa el 87% de su facturación, creciendo a un ritmo interanual del 46%. La otra cara de la moneda, como de costumbre, han sido las pérdidas netas de 872,9 mllones de dólares. No es un problema menor: echando la vista atrás, por ejemplo 2017 – cuando la empresa dio el giro estratégico – no pasaban de 380 millones.
Muchas veces ha dicho Pandey que en Wall Street – Nutanix cotiza en el Nasdaq desde 2016 – lo importante es crecer. En nombre de este precepto llegó a rechazar ofertas de compra (Cisco estuvo dispuesto a pagar 4.000 millones, pero acabó adquiriendo Springpath). La pauta de las pérdidas es conocida: un aumento del gasto en ventas y marketing (1.160 millones) e I+D (554 millones).
Desde que el CEO de Nutanix definió como objetivo el ser actor esencial en la nube híbrida, ha clonado la estrategia que aplicara en la época de HCI: ser el café para todos. La transición hacia el software y el consiguiente abandono de sus appliances se hizo de manera que cualquier vendedor de hardware x86 pudiera certificar y empaquetar el software de Nutanix. No ha cambiado esa línea de actuación, tanto que acaba de firmar un acuerdo con Inspur, fabricante chino de servidores, aunque con cautela por el clima conflictivo entre los dos países. A juzgar por sus declaraciones, Pendey dice estar convencido de que China y Estados Unidos aprenderán a llevarse bien, incluso al margen de cuál sea el resultado electoral de noviembre.
Cuando Dell le cortó el grifo, abierto desde 2014, por la notoria rivalidad con VMware, Pandey hizo una carambola: firmó un acuerdo con el eterno rival de aquella, HPE, pese a que esta ya era propietaria de un competidor, Simplivity [segundo plato tras no haber presentado una oferta por Nutanix antes de que saliera a bolsa] Parece que esa complicidad – que en la jerga anglosajona llaman coopetition – funciona, puesto que una cuarta parte de los nuevos clientes compran software de Nutanix instalado en servidores de HPE. Y la cuenta de suscripciones ganadas en común sigue creciendo..
Un enfoque similar ha seguido Nutanix en el mundo cloud. Han pasado tres años desde que anunciara, el acuerdo con Google para integrar cargas de trabajo ´sin fisuras` tanto on-premise como en la nube, pero aclarando que no sería exclusivo. Tocaba, pues, el turno a los otros dos grandes proveedores cloud.
El primero en apuntarse fue Amazon Web Services. Los clientes pueden trasladar sus aplicaciones a la nube pública de AWS sin tocar código, un viaje que se presenta como de ida y vuelta si así lo quiere el cliente. Nutanix afirma en su documentación que es posible crear una nube híbrida en menos de 30 minutos, lo que en momentos de pico de demanda – comunes en la era de la Covid-19 – es muy de agradecer.
La notoria atención a las aplicaciones legacy es una tónica general en los planteamientos de Nutanix, muy consciente de que los procesos de modernización se les atragantan a muchas organizaciones. Por esto incluso hace posible usar los servicios nativos de la nube de AWS con aplicaciones locales existentes, sin necesidad de rediseño. Poco después, la oferta se completaría con otro anuncio durante el encuentro virtual NEXT Digital Experience 2020, que completaría la propuesta: Nutanix Clusters también en Azure. Gracias a esta colaboración con Microsoft, se busca proporcionar movilidad de modo local a modo cloud tanto de las aplicaciones como de los datos y licencias, todo bajo gestión unificada.
Mientras la compañía le busca sucesor, aparentando que no tiene prisas, Pandey sigue al mundo asegurando que alianzas como las suscritas con AWS y Azure servirán de modelo para llevar la infraestructura de nube híbrida a la próxima etapa del viaje. El objetivo – ha dicho en conversación con la prensa – es aunar las bonanzas de su software con las potencias de los hyperscalers. Se adivina que la extensión a Google Cloud está al caer.
Nutanix mantiene su sistema operativo HCI Acropolis (AOS) como buque insignia. En otras palabras, el proceso de búsqueda de su lugar bajo el sol no implica en absoluto eliminar la hiperconvergencia ni sacrifica su sistema operativo, que habría ganado mejoras de rendimiento de hasta 50% – según la compañía – gracias a la incorporación de tecnologías de autogestión del almacenamiento.
Porque el enfoque multiproveedor no es algo nuevo para Nutanix, aclara Iván Menéndez, country manager de la compañía en España. Todo lo contrario: lo ha llevado adelante desde hace tres años tras aliarse con AWS y posteriormente con Microsoft Azure, Google Cloud, IBM-Red Hat, Oracle Cloud y Alibaba Cloud, cada una con su intensidad y características.
El futuro CEO de la compañía tendrá como misión hacer realidad el salto definitivo de la infraestructura hiperconvergente a la infraestructura de nube híbrida, una herencia que Pandey dejará inconclusa. Sólo entonces, no antes de su retirada, podría cumplirse aquella promesa de “hacer invisible la informática”. En un plano más prosaico, el sucesor tendrá que acompasar el ritmo de crecimiento con la exigencia de rentabilidad. O, llegado el caso – ahora con Bain Capital como accionista tranquilo pero influyente – la compañía podría ser receptivo que en el pasado ante una eventual propuesta nupcial.
[informe de David Bollero]