La movilidad 5G es el nuevo, y al parecer único, caballo de batalla de Qualcomm. Sus ingresos se dividen en dos: royalties sobre licencias y venta de chipsets para smartphones. Pero es posible que los litigios que tiene abiertos cambien las tornas. Últimamente su apuesta se concentra en la tecnología 5G orientada a negocios verticales que deberían florecer a partir de 2020 con la entrada en servicio de las nuevas redes. Qualcomm ha hecho sus cuentas: los chips para la tecnología móvil tendrán un mercado potencial de 150.000 millones, de los que 32.000 serán aportados por los smartphones, mientras que otros 77.000 millones procederán de sectores cuyo crecimiento será impulsado por 5G.
A esta cantidad, más de la mitad del total, el segmento de Automoción, en sus distintas vertientes, supondría 16.000 millones, las redes otros 11.000 millones y los ordenadores móviles unos 7.000 millones. Esto significa que la parte del león se la llevaría el gran dinamizador de la era 5G, a saber IoT, con su inseparable componente de seguridad: 43.000 millones de dólares. Con esta perspectiva, no es de extrañar que Qualcomm se haya puesto en los últimos meses a desarrollar chips específicos para cada una de estas categorías. En la todavía fresca edición del MWC, resultó machaconamente evidente el mensaje de Qualcomm: 5G is here. Tanto que una parte de la audiencia salió convencida de que estaba allí cuando en realidad todavía no lo estaba.
Cristiano Amon, presidente de la compañía, se prodigó en el MWC en su pregón de la buena nueva. El directivo brasileño puso gran énfasis en destacar que, si de 5G se trata, Qualcomm está muy por delante de otros fabricantes de chips 5G, verbigracia Intel o Mediatek. El anuncio estrella -y el más cercano al mercado – es su plataforma móvil con la tecnología 5G totalmente integrada. En esencia, reúne el Snapdragon 855 y el módem X55, dos nuevos productos en una sola pieza. El 855 ya se está suministrando suelto a varios fabricantes de smartphones y constituye el núcleo del nuevo smartphone Samsung S10 en su versión para el mercado americano [en el resto del mundo, la marca coreana integra su propio procesador Exynos]. En cuanto al módem X55, es una actualización del X50 que el propio Amon presentara a bombo y platillo a finales de noviembre en Hawaii, ahora con conexión a ondas milimétricas y por debajo de 6 GHz.
Como es normal en una feria como esta, cuyo cometido es marcar tendencias, en el MWC se anunciaban productos que no se introducirán en el mercado hasta dentro de varios meses o incluso años. El X55, por ejemplo, estará disponible en la segunda mitad de 2019 y de la plataforma móvil con 5G integrada se empezarán a enviar muestras el segundo trimestre, pero los dispositivos comerciales no estarán disponibles hasta la primera mitad de 2020. Esto presupone que el smartphone 5G de Samsung, que está previsto en muy pocos meses, llevará inicialmente el X50 junto al chipset 855. Los smartphones 5G con la plataforma integrada de Qualcomm no se venderán, a precio más ajustado y con diseño y funcionalidad más depuradas, hasta la primavera o verano de 2020, como mínimo.
Otro anuncio de los frenéticos días de Barcelona han sido las células de radioenlace de tamaño compacto 5G. La compañía colaborará con Rakuten – que acudía por primera vez – en su despliegue de una red móvil basada en nubes nativas 5G de extremo a extremo. Para ello, la plataforma de comercio online de la compañía japonesa utilizará las células FSM100xx de Qualcomm con 5G nativo y sustitutas del despliegue inicial 4G con células FSM9016.
Asimismo, Qualcomm ha mostrado un diseño de referencia basado en el módem X55 que debería permitir a los integradores fabricar un módem flexible y económico con capacidad para manejar redes fijas y móviles 5G. Para un mercado adyacente, ha diseñado un chip integrado, el QCA 6390, que permite la conectividad Wi-Fi 6 y Bluetooth 5.1, dos actualizaciones de estas conocidas redes inalámbricas para la era del 5G. Hacia finales de este año, Qualcomm lanzará un procesador basado en arquitectura ARM para portátiles Windows con capacidad 5G, el Snapdragon 8cx, del que se había hablado en noviembre y sobre el que en Barcelona no se dijo nada nuevo.
Hasta aquí, los chips y plataformas integradas para una constelación de dispositivos móviles y equipos de conexión capaces de sacar partido a las redes que se desplegarán comercialmente a partir de 2020. Pero no acaba aquí el interés de Qualcomm, que ha puesto el ojo en otros dos grandes mercados de la próxima década: plataformas para la próxima generación de coches con conexión 5G y para la IoT industrial. Para ello los sensores requerirán muy baja latencia, o respuesta prácticamente instantánea, que van a abrir un abanico de posibilidades en la automatización industrial con robots colaborativos y máquinas autónomas. Un ejemplo de ello es el acuerdo de colaboración entre Qualcomm y Bosch.
La fallida compra de NXP ha quedado atrás, pero Qualcomm no renuncia en absoluto al fértil campo de los vehículos conectados, Qualcomm ofrecerá a los fabricantes de coches y vehículos industriales una serie de plataformas con funcionalidades diversas, unas 4G y otras 5G según el segmento de mercado y las necesidades a cubrir. Estas plataformas contendrán chipsets que soportarán Wi-Fi 6 y Bluetooth 5.1 y diversos procesadores para aplicaciones en el interior de los vehículos y su conexión al exterior, todas ellas con los estrictos protocolos de seguridad de funcionamiento que requieren los componentes de automoción.
Estas plataformas 5G se conectarán con los sensores IoT que se irán desplegando por calles y carreteras y que permitirán que los coches sean cada vez más seguros y autónomos. Mientras se avanza en la construcción de la infraestructura de comunicación con los vehículos con capacidad 5G, Qualcomm ya está trabajando en el diseño de componentes que mejoren la visión del conductor y ofrezcan un posicionamiento muy preciso del vehículo en un mapa, de incluso pocos centímetros, para mayor seguridad en la conducción sin tener que conectar necesariamente con sensores externos.
Aplicaciones típicas de esta tecnología serán el cambio de carril o mantener la distancia de seguridad. Cuantos más vehículos lleven sensores, habrá más y mejores alertas. Se pretende que la “experiencia” [probablemente una de las palabras más pronunciadas en este MWC] en el habitáculo de los vehículos sea más potente a la par que aumente la seguridad en la conducción.
La oportunidad que ofrece 5G, tal como dijo Cristiano Amon, es inmensa. No hay que pensar tanto en los smartphones y en los portátiles, exponentes clásicos de la movilidad sino en los equipos de conexión de redes, automoción o IoT industrial. “Qualcomm está muy bien posicionada para ser líder en la era 5G”, aseguró en el MWC. Para ello cuenta, como se ha indicado, con los módems 5G, soluciones 5G de radiofrecuencia tanto para ondas por debajo de 6 GHz como milimétricas, plataformas y diseños de referencia en distintos segmentos de actividad que deberían desarrollarse en los próximos años y prototipos y sistemas para probar el desarrollo de las redes 5G, primero con la Release 15 y posteriormente con la 16.
Qualcomm está inmersa desde hace años en pleitos cruzados con Apple por el pago de patentes que, según como se resuelva, podría poner en peligro el modelo de negocio de Qualcomm, consistente en innovar de manera constante y financiarse con los beneficios obtenidos por el cobro de patentes y royalties, un círculo virtuoso que le ha dado muy buenos resultados pero está siendo cuestionado.
La superioridad de Qualcomm en materia de 5G es tanta, y a la vez tan dependiente de los ingresos generados por su cartera de patentes, que la administración estadounidense se ha mostrado preocupada por el curso que pudieran tomar los pleitos en los que está envuelta la compañía. En especial uno, que debería fallarse en pocas semanas y en el que la parte acusadora es la Federal Trade Commission (FTC), cuya autonomía permite velar por la buena salud del comercio. Por su lado, los departamentos de Defensa y Energía – con otra perspectiva – advierten que una sentencia en contra de Qualcomm podría poner en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos, si menoscabara su liderazgo en la tecnología 5G.
El enrevesado caso Apple vs. Qualcomm es otra fuente de incertidumbre. Si lo ganase Apple, el modelo de negocio su rival (y antes aliada) podría verse laminado. Claro que deberían pasar años antes de que surtiera efecto, por los recursos que previsiblemente van a interponer las partes. i
[Informe de Lluís Alonso]