13/02/2020

Qualcomm no cree en el purgatorio

Qualcomm ha encadenado varios trimestres sucesivos con resultados flojos, pero a sus máximos directivos esto no les altera el semblante. El año fiscal 2019 se cerró con una rara mezcla de crecimiento de ingresos y caída del beneficio, tendencia que ha repetido en el primero del 2020 (de octubre a diciembre): 13% menos de beneficio neto pese a aumentar un  5% la facturación. Analistas y directivos de la compañía comparten una misma fe en el cielo de 5G. A esa carta juegan casi todas sus fichas y hasta ahora aciertan: la cotización está en lo más alto de los últimos cinco años. La subida del 79% en doce meses no se basa en certezas sino en ese acto de fe, respaldado por los inversores.

Cristiano Amon

De fondo musical, el habitual ruido de los tribunales a los que la compañía tiene que concurrir cada dos por tres para defenderse de diversas causas en su contra. A veces pierde (y recurre), pero al cabo de esas peripecias Qualcomm puede presumir de que sus principales clientes son a la vez grandes competidores: Samsung, Huawei y Apple. Ha aprendido a vivir así.

No es momento para insistir en la singularidad (o arbitrariedad) del modelo de negocio de la empresa que tiene su sede en San Diego, pero sí de señalar que la división QCT cayó hasta los 3.618 millones de dólares en el trimestre, en lo que se manifiesta la contracción (algo más que cíclica) de la demanda de smartphones. Mientras, los ingresos de QTL, cuyo papel es la monetización de licencias sobre su cartera de patentes disparó sus ingresos un 38% hasta los 1.404 millones, en buena parte gracias a los efectos de la reconciliación con Apple.

No es en absoluto novedad que en los planes de crecimiento expuestos por Cristiano Amon, presidente de Qualcomm, todos los caminos conducen a 5G. Lo dice cada vez que comparece en público. Para la próxima primavera ha anunciado su nuevo chipset Snapdragon 865 (sustituto del efímero 855 y fabricado por TSMC) así como el 765 (que fabricará Samsung) unos meses más tarde. A diferencia del primero, el 765 lleva módem integrado. Ambos suponen mejoras funcionales importantes, pero algunos expertos los califican de desafío a los diseñadores de dispositivos, al obligarles a “colocar un alto número de componentes en un espacio reducido y, al mismo tiempo, cumplir con los requisitos de elegancia, funcionalidad y precio que se esperan de un smartphone de quinta generación”

Esta objeción tiene que ver con una nueva política de Qualcomm: que sus chipsets funcionen en múltiples bandas de frecuencia y con una única plataforma en todo el mundo. En una presentación que convocó en Hawaii, ante cientos de analistas y periodistas (la mayoría procedente de China o Taiwan) Amon les aseguró que ya cuenta con diseños de referencia para smartphones ligeros, algunos de los cuales deberían haberse exhibido este mes en el MWC de Barcelona.

No podrá ser, por razones bien conocidas, pero la previsión de Qualcomm es que en 2020 se van a despachar entre 165 y 200 millones de smartphones 5G, la mayoría de ellos en la segunda mitad del año. Es un optimismo con el que no todos en la industria están de acuerdo.

Como se espera de su personalidad, Amon despliega un optimismo muy brasileño. Asegura que 5G democratizará la producción de vídeo y supondrá para su transmisión con resolución 4K lo mismo (o más) que en su día representó la generación anterior para la música. Por su lado, más circunspecto, Steve Mollenkopf, CEO de la compañía, complementa el mensaje aseverando que en el último trimestre de 2019 (para Qualcomm, el primero de su año fiscal) la penetración de móviles 5G en China, mayor mercado del mundo, fue del 19%: sólo en ese período se vendieron 13 millones de unidades. No obstante, la situación por la que pasa el gigante asiático proyecta una sombra sobre el futuro inmediato.

Por consiguiente, pese a que más de la mitad de los componentes que despacha Qualcomm son para marcas chinas  [y otra buena cantidad ensamblados en China para Apple] la compañía no pierde de vista el mercado estadounidense.

Verizon, primer operador móvil, está a la cabeza de los despliegues 5G, dando cobertura en 31 ciudades, mientras T-Mobile ya presta servicio a más de 200 millones de personas y AT&T espera alcanzar cobertura total en el segundo trimestre. Amon lanza un mensaje potente: el mejor móvil 4G que se puede comprar es un 5G, incluso donde no haya todavía servicio disponible. Las ventas de terminales van a explosionar en el último trimestre de 2020 y se generalizarán en 2021.

A su favor, Qualcomm cuenta con la reciente liberación por parte de la FCC (Federal Communications Commission) del uso de la banda CBRS, que está indicada para usos empresariales, industriales, smart cities e IoT. En esta tecnología, Qualcomm lleva años trabajando, lo que conduce a otras ramificaciones que 5G tiene para la compañía más allá del mercado de smartphones.

La primera y más notoria de esas ramificaciones es el vehículo conectado, cuyas ventas potenciales para Qualcomm son estimadas en unos 7.000 millones de dólares, el doble de lo que se calculaba hace un año. A este segmento dedicó Qualcomm lo esencial de su presentación en el CES, con la plataforma Snapdragon Ride.

Según Mollenkopf, más de 125 millones de vehículos están utilizando la tecnología de Qualcomm en diferentes áreas (telemática, conectividad, plataformas de información y entretenimiento,…) por lo que la apertura de frecuencias por parte de la FCC dará alas a su expansión. Si algo es característico de Qualcomm, ese algo es su pragmatismo: mientras otros fabricantes ponen el ojo en el coche autónomo, esta compañía desciende a una autonomía más presente en la realidad.

El objetivo inmediato es conectar el vehículo con la nube para abrir acceso a múltiples servicios con la implantación de un servidor en el propio coche. Dicho de otro modo, trata de exprimir al máximo todas las oportunidades de negocio que trae la tecnología 5G sin por ello perder la ambición, como demuestra el acuerdo con General Motors para que los primeros vehículos equipados con Snapdragon Ride vean la luz en 2023.

Con este panorama, las previsiones de ventas en el próximo trimestre que presentó el CFO de la compañía, Akash Palkhiwala a los analistas se sitúan en la horquilla de 4.900 millones 5.700 millones de dólares, ligeramente por encima de lo esperado en los informes previos. Antes del repunte de ingresos motivado por 5G, el CFO confía en que el tercer trimestre va a discurrir por los mismos derroteros que el corriente.

En sus previsiones, la compañía dice haber contemplado los efectos de la propagación del coronavirus en territorio chino, que es el más grande del mundo. De hecho, durante la presentación, Mollenkopf insistió en que no hay virus más peligroso que el miedo. Ante los problemas que pudieran presentarse – ya son notorios – en la cadena de suministro, o de bajada de demanda – también obvia estas semanas – la compañía tiene previsiones de apoyarse en otras geografías. Sin embargo, no fue más preciso.

Donde no parece existir margen para combatir la incertidumbre es en el terreno legal. En Estados Unidos, la compañía tiene pendiente presentar un recurso contra la decisión de la FTC (Federal Trade Commission) que cuestiona su modelo de licencias y, por cierto, pasa por ser muy rentable: pese a ir a la baja, QLT presenta un margen de ebitda del 64% frente a menos del 29% en QTC.

La agencia considera, con argumentos tomados inicialmente de Apple – que luego esta se resignó a retirar – que Qualcomm abusa del precio de sus licencias, lo que termina afectando al usuario final. Si se lograr doblegar ese modelo de negocio, la estructura financiera de Qualcomm se debilitaría gravemente, afectaría a su capacidad de I+D y pondría en riesgo la superioridad tecnológica. De ahí se desprende el contrargumento: todo lo que sea debilitar a Qualcomm favorecería a Huawei, que persigue la  autosuficiencia. Como el gobierno federal no es homogéneo – los choques entre agencias reguladoras son frecuentes – Qualcomm busca una fisura que favorezca su recurso; y lo ha ha encontrado en una declaración del departamento de Justicia según la cual está en juego la seguridad nacional de Estados Unidos.

Por otro lado, no puede contar con una defensa institucional comparable en Europa. Ya en 2018 y 2019, Qualcomm tuvo que afrontar multas de 997 millones y 242 millones de euros por abuso de posición dominante en los chips para 4G: en un caso, por sus pagos a Apple a cambio de exclusividad, en otro por vender a ZTE por debajo del coste. Ahora mismo, la Comisión Europea ha iniciado un procedimiento para averiguar si Qualcomm ha violado las reglas comunitarias en el naciente mercado de chips de radio frecuencia para 5G. Por el momento, los inversores no parecen dar mucho crédito a las dificultades jurídicas de la compañía y mantienen su apoyo a la cotización. Si les dura esta fase, conectará con el despegue de la demanda de dispositivos 5G, a partir del próximo verano.


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