Para cerrar por todo lo alto un año que le ha sido desgraciado [oferta de Broadcom, fusión fallida con NXP, litigio con Apple] Qualcomm ha creído oportuno exhibir músculo. Hacerlo en su ciudad, San Diego, o en Las Vegas en enero, hubiera sido anodino. Así que se llevó analistas y periodistas a Hawaii, que mola mucho. Objetivo: anunciar su plataforma 5G que en algún momento de 2019 equipará algunos smartphones Android. Ha quedado claro que la conectividad 5G está verde en lo que respecta a la interconexión de redes y la pluralidad de frecuencias: la plataforma – avisó Cristiano Amon, presidente de la compañía – está pensada para evolucionar con el despertar del mercado.
El chip Snapdragon 855 supone un gran avance sobre el 845. Normal, ¿no? Aumenta notablemente la capacidad 4G/LTE y WiFi de los futuros Smartphone y si se añade el módem X50 con sus antenas asociadas, se puede conectar a las redes 5G que empezarán a desplegars el año entrante. Presenta el inconveniente de un incremento del ya prohibitivo precio de los dispositivos de muy alta gama, pero lo peor es que la mayoría de los usuarios no saben cómo van a aprovechar la ganancia de prestaciones. Todo esto en un mercado global en retroceso.
En el encuentro de Hawaii, hiperbólicamente denominado Snapdragon Technology Summit, la compañía dio todo lujo de detalles técnicos sobre las características de la nueva plataforma. Se trata de un SoC de ocho núcleos, con una configuración ingeniosa de los núcleos que permite no consumir batería todo el tiempo y mantener bajo control la temperatura. Como toda la familia Snapdragon, está basado en una variante de la arquitectura ARM.
Pero, en contraste, Amon dijo “no estar preparado” para hablar de expectativas de mercado. Es comprensible dadas las circunstancias. Se comprende menos la imprecisión sobre el alcance de ciertas prestaciones. Por ejemplo, cuando se dijo que el 855 ejecutaba los datos “hasta un 45% más rápido” que su antecesor el 845, ¿qué significa el porcentaje? Para evaluarlo habrá que esperar una comparación independiente con, entre otros, el Kirin 980 de Huawei, que llevan los actuales Mate 20 Pro y también es fabricado por TSMC.
No caben dudas de que el Snapdragon 855 será una de las plataformas para smartphones más potentes de 2019, si no la más potente – habrá que esperar la Exynos que Samsung incorporará en su Galaxy S10 para el mercado internacional (en el de Estados Unidos, previsiblemente, montará el 855 por razones ´estratégicas`).
La plataforma Snapdragon 855 mejora sustancialmente la anterior, 845, en conectividad, rendimiento, procesamiento de imágenes y aceleración de programas neuronales de inteligencia artificial. Integrando el módem X25, soporta nuevos estándares WiFi capaces de llegar, teóricamente, a los 10 gigabits por segundo. Las imágenes ocupan menos espacio, con un formato de compresión y, en conjunto, su eficiencia es superior mientras el consumo de energía baja.
No obstante, la afirmación de que el Snapdragon 855 tiene capacidad 5G hay que matizarla. Para empezar, por el momento sólo se dispone de un diseño de referencia de dispositivo móvil; más importante es que se debe añadir un módem específico, el X50 también de Qualcomm con antenas adicionales que abultan lo suyo. Por mucho que su presidente sostuviera que en 2020 habrá 5G en modelos de gama media, lo real es que en 2019 este Snapdragon sólo funcionará con frecuencias muy altas y en redes de Estados Unidos.
Es decisión de cada fabricante incluir el módem 5G en sus dispositivos basados en Snapdragon 855 o limitar su uso a LTE. ¿Hay que recordar que tres años después de su lanzamiento comercial 4G/LTE tenía entre el 10% y el 15% del mercado? Analistas que no se tragan toda la papilla dan por cierto que “no habrá un mercado significativo” (sic) de smartphones 5G hasta por lo menos 2022 o 2023.
Como corresponde a su papel, Qualcomm se apunta a influir en esta transición, si fuera posible acelerándola. El anuncio de la semana pasada ha puesto en evidencia el camino que falta recorrer antes de la implantación comercial de estas redes 5G y, por supuesto, de que sean interoperables en distintos países. Previsiblemente, habrá despliegues (y smartphones) durante el primer semestre de 2019 para ondas milimétricas y en el segundo para las llamadas Sub-6Hz. En Estados Unidos con topología TDD y en China (quizás algo en Europa) con su alternativa FDD. Por tanto, habrá que esperar hasta que un smarphone de una región sea operativo en otra.
Un despliegue masivo de terminales llevará tiempo, necesariamente. Keith Kressin, VP de Qualcomm y ya conocido por los lectores de este blog, hizo notar que históricamente cada generación de telefonía móvil ha coincidido con el comienzo de una década. En los 80 fue 1G, en los 90 llegó 2G, con el cambio de siglo 3G y en esta década 4G.
De la secuencia se colige que, si el año que viene empezaran los despliegues de red, a partir de 2020 llegará el momento de su implantación progresiva. Conviene recordar que en cada caso se crearon expectativas sobre la siguiente generación al acercarse el cambio de ciclo. Es lo que vuelve a ocurrir ahora, de manera que – salvo imprevistos – para mediados de la década próxima debería haber una implantación importante.
Naturalmente, mucho dependerá de la inversión de los operadores y esta de otros factores, pero los fabricantes de smartphones están expectantes. Samsung, líder del mercado mundial, estuvo presente en el encuentro de Hawaii y prometió introducir en el mercado estadounidense un smartphone 5G en la primera mitad de 2019 basado en la plataforma 855 de Qualcomm.
Hace sólo unas semanas, el presidente de la división de móviles de la compañía coreana aseveró que el dispositivo 5G será distinto al sucesor del actual Galaxy S9. Es prácticamente seguro que en el Mobile World Congress de Barcelona se anuncie el Galaxy S10, en cuyas tripas habrá un procesador Snapdragon 855 y un módem X25 que lleva capacidad 4G/LTE categoría 20. Según esta cronología, después sería el turno de un modelo 5G con 855 y módem X50. Ah, tampoco es seguro que los smartphones 5G se llamen Galaxy.
Motorola, marca propiedad de Lenovo, también pondrá a la venta su Moto Z3 con un accesorio que le dará capacidad 5G. Lo mismo se espera de LG y de Google, todos ellos para las redes de Verizon, AT&T, Sprint y T-Mobile en Estados Unidos. Puede afirmarse con escaso riesgo de error que Apple no tendrá ningún modelo 5G hasta bien entrado 2020. Entre otras cosas, porque las relaciones con Qualcomm parecen irreparables e Intel, la alternativa, no dispondrá hasta entonces de un módem equivalente.
En Estados Unidos, Samsung y Motorola han dicho tres cuartos de lo mismo, mientras que – por razones conocidas – Huawei compite en este país. En Europa, las cosas son todavía confusas. A la vista de cómo va el mercado, habrá un buen número de marcas chinas en liza. La única que se ha mojado en público ha sido OnePlus, cuyo CEO dijo en Hawaii que se propone vender su primer smartphone 5G en Reino Unido el año próximo.
Con los anuncios de la semana pasada, Qualcomm recupera parte del terreno que había perdido por un sinfín de dolencias. Esto, pese a la dura competencia que le hacen de Samsung y Huawei con sus procesadores propios, así como la taiwanesa Mediatek, fuerte en la gama media. Todos ellos, por supuesto, con sistema operativo Android. Según datos de IDC, Qualcomm tendría actualmente una cuota del 40% del mercado de procesadores para smartphones. Es previsible que el lanzamiento de modelos renovados de gama media y el nuevo 855 en la muy alta le permitan consolidar esa posición.
En la segunda mitad de 2019 – no está tan lejos – Qualcomm contempla presentar una versión de esta plataforma para portátiles convertibles que funcionen con Windows y estén dotados de comunicación permanente. La llama Snapdragon 8cx. Un detalle nada menor para cumplir su ambición será el precio final de los smartphones equipados con 855. Peter Lau, CEO de OnePlus, fue el único que sacó el tema, para decir que costarán entre 200 y 300 dólares adicionales, lo que significa que superarán mucho los 1.000 dólares. Alerta, Cristiano Amon no quiso corregir a su cliente, pero dijo algo obvio, que el precio bajará con el tiempo.
[informe de Lluis Alonso]