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  8/04/2020

Pese al virus, Huawei recupera la iniciativa

En medio del cataclismo que vive el mundo, Huawei no ha dudado en presentar su nuevo smartphone estrella, P40, obligado a prosperar en aguas turbulentas. La compañía ha apostado a conciencia por el perfil alto de la marca en un momento poco indicado para el consumo y para lanzar productos nuevos. Con las otras marcas agazapadas en espera de que pase lo peor, Huawei quiere llenar ese vacío. Su estrategia pasa por ser la primera en mover ficha, empezando por su mercado natural, China, donde solía vender unos 40 millones de unidades al trimestre; este mercado en busca de normalidad será su palanca de apoyo. Además, Huawei quiere aprovechar la confusión para mostrar que puede vivir sin Google.

Richard Yu

Richard Yu [Yu Chengdong], CEO de la unidad de consumo de Huawei, se mostró confiado al presentar el P40 en una conferencia de prensa online. En China, la epidemia está controlada y las tiendas han vuelto a abrirse, subrayó para justificar el lanzamiento. La realidad es que el país se recupera lentamente del impacto que, en el caso de Huawei como en otros, habrá supuesto un batacazo para las ventas de smartphones. Precisamente por esta razón, la compañía tiene que asegurarse de reanudar la carrera cuanto antes.

Como fondo, no ha cambiado la  batalla de años contra Samsung por el liderazgo del mercado mundial, mientras los planes de Apple se han complicado por dificultades logísticas. Aunque tal vez no sean ciertos los rumores según los cuales retrasará unos meses el lanzamiento de su primer iPhone con 5G, es evidente que lo último en lo que piensan los consumidores en este momento es en cambiar de móvil.

Por su parte, Huawei – como Samsung – cuenta con su 5G como reclamo al incorporar esta capacidad de acceso en todas las versiones del P40. La compañía tiene fe en que 5G y algunas mejoras – una vez más, el sensor de la cámara –  serán estímulos para la demanda. Sin embargo, la pandemia ha erigido otro escollo en el flanco de la oferta. Yu ha informado que el P40 empezó a fabricarse a finales de 2019, con lo que pareció negar que exista un riesgo de escasez de atender la demanda. Otras marcas chinas – Xiaomi, Oppo y OnePlus – acaban de presentar sus modelos 5G que tenían preparados para el MWC pero poco más han podido hacer ante la parálisis económica causada por el coronavirus. El sitio web taiwanés Digitimes, siempre bien informado, vaticina que antes del verano se conocerán otros smartphones equipados con chips de Qualcomm – los de Huawei llevan el Kirin, de desarrollo propio – a precios que oscilan en torno a los 500 dólares, y que antes de finales de año podría haber otros más baratos.

De estos movimientos se puede interpretar que las marcas chinas quieren aprovechar la coyuntura para ganar aún más peso en el mercado mundial. No sería extraño. Huawei retomó parcialmente sus operaciones el 3 de febrero, amparándose en un permiso gubernamental que permitía a las industrias críticas volver al trabajo antes que el resto. En este momento, más del 90% de los 150.000 empleados de Huawei ya están en sus puestos.

Cuando se publiquen las cifras del trimestre se verá lo mucho que han cambiado las cosas en el mercado mundial de smartphones. Es lógico que Huawei haya rebajado sus expectativas financieras para 2020. No es sólo culpa de la pandemia: la guerra comercial le hará más daño que en 2019, año en el que facturó 123.000 millones de dólares, un 19% de crecimiento aunque se quedaran cortos para las previsiones iniciales (135.000 millones). El mercado chino sirvió como barrera defensiva, aportando el 36% de los ingresos totales, pero en Occidente juega otro factor en contra: los nuevos modelos de Huawei no podrán contar con los servicios de Google. Para compensar esa debilidad, la  compañía trabaja en frentes múltiples, uno de ellos HMS (Huawei Mobile Services) gracias a una dotación de 20.000 millones de dólares del presupuesto de I+D.

Aunque no puede descartarse que los servicios de Google puedan volver un día a los móviles de Huawei, este fabricante no va a renunciar al desarrollo de los suyos, que serían el marchamo de independencia. La compañía trata de contradecir con cifras a los escépticos: más de 570 millones de usuarios mensuales de HMS y más de 400 millones de su App Gallery. Aun así, le queda mucho por recorrer, ya que esos números son casi exclusivamente del mercado chino.

En esa línea de actuación, Huawei ha construido un conjunto de herramientas para desarrolladores, agrupadas en HMS Core, plataforma que incluye sus propia API (de localización, identificación, compras dentro de apps,…) para sustituir las de GMS (Google Mobile Services) a las que los desarrolladores están habituados. Sin estas API, muchas aplicaciones de Android no podrían funcionar en los dispositivos de Huawei que carezcan de GMS.

Asimismo, ha activado un programa de incentivos económicos a los creadores de apps Android para su conversión a HMS en cada mercado local, con la finalidad de preinstalarlas en sus smartphones. Los obstáculos no son desdeñables para que esos servicios sean realmente competitivos con los de Google, por no hablar de la curva de aprendizaje que van a afrontar los usuarios.

En su estrategia para suplir la ruptura con Google, Huawei tiene que llenar otros huecos. Uno de ellos, cada vez más relevante, es el asistente personal. Coincidiendo con la presentación del P40, Yu presentó en sociedad a Celia, criatura virtual que, además de ser políglota, conecta con la cámara para detectar objetos y ofrecer información sobre ellos. Se trata de un contendiente adicional en un terreno que ya andaba obrado, pero la compañía confía que sea el vertebrador de una estrategia multidispositivo comparable a la de Samsung. A cinco años vista, Huawei quiere crear un ´ecosistema` de hardware y software en smart home en torno a HMS Core y la App Gallery.

Tampoco puede pasarse por alto la existencia de Global Developer Service Alliance (GDSA), iniciativa que bajo nombre rimbombante impulsa Huawei junto a otros tres fabricantes chinos: Xiaomi. Oppo y Vivo. En principio, las cuatro marcas se proponen crear una tienda de aplicaciones conjunta, cuyo interés reside en que suman el 40% del mercado mundial. Lo que da pie a pensar que le han visto las orejas al lobo tras la experiencia de ZTE y el acoso a Huawei. Aunque, de momento, es sólo un proyecto.

El veto estadounidense a Huawei seguirá cuando acabe la pandemia. Porque es intrínseco a la guerra comercial antichina de Estados Unidos, uno de los escasos puntos de acuerdo entre Trump y su oposición. Un dato a tener en cuenta es que en 2019 Huawei destinó 18.700 millones de dólares a comprar componentes de empresas estadounidenses, tanto de hardware como de software, cuando el año anterior habían sido 11.000 millones. Esto permite concluir dos cosas: que las medidas impulsadas desde la Casa Blanca no han sido eficaces y que es improbable que Trump cambie de actitud.

No hace falta decir que lo único imposible para Huawei es renunciar a su nacionalidad. Si la influencia geopolítica de China siguiera creciendo, la compañía se vería favorecida, de esto no hay duda. Entretanto, el confinamiento ha tenido consecuencias negativas: en el primer trimestre, ha elevado las ventas de dispositivos wearables un 75%, las de ordenadores un 110% y las de auriculares un 150%, en todos los casos  impulsadas por el  teletrabajo y las clases online. Pero, en términos globales, su negocio se verá perjudicado a medio plazo. Los despliegues de 5G se van a retrasar en muchos países, especialmente en Europa, lo que repercutirá en sus ingresos (en 2019 la unidad de redes sólo creció un 4% hasta 42.500 millones de dólares). A lo que se suma que sin nuevas redes la demanda de smartphones puede perder uno de sus acicates.

En la carrera de fondo, la industria de la telefonía móvil se prepara para un cambio de estrategias. Ya no vale la pelea por las especificaciones: los fabricantes saben que tendrán que mostrar nuevos casos de uso que justifiquen la renovación de los dispositivos. En esta línea, los plegables son una de las opciones – Huawei participa en la categoría – pero por definición es un nicho para usuarios acomodados. Al resto de los mortales se les ha prometido nuevos servicios. El streaming de video ya disponible, podría tener pronto compañía, con una aplicación de juego basada en la nube, en la que Huawei trabaja en tándem con su compatriota Tencent, otro caramelo para atraer consumidores. Primero en China, como está mandado.

[informe de Pablo G. Bejarano]


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